El filial zaragocista lleva inmerso en el descenso desde el pasado mes de noviembre. Desde entonces, los maños no han sido capaces de abandonar las últimas posiciones de la tabla debido a varios factores. Uno de ellos es el de las victorias fuera de casa, ya que no consiguen ganar lejos de su feudo desde la jornada 7, cuando vencieron (1-4) al Villarreal B.

Fue precisamente ese partido también el último que el Real Zaragoza B había ganado por más de un gol, hasta que el pasado domingo, ante el Olímpic en La Romareda, el marcador reflejó un favorable 2-0 para los locales que supuso, 23 jornadas después, una victoria sin sufrimiento.

Y es que el camino de los pupilos de César Láinez por la competición doméstica no ha sido, ni mucho menos, un camino de rosas. Entre la jornada 7, la de la goleada al filial del submarino amarillo, y la jornada 30, la del 2-0 ante el Olímpic de Xátiva, los blanquillos se han mostrado demasiado irregulares en cuanto a resultados, otro factor que, sin duda, ha jugado en su contra.

En 22 jornadas, los maños cosecharon solo cuatro victorias, todas ellas por la mínima

Y es que, en esas 22 jornadas de espera para volver a ganar con desahogo, el filial zaragozano no cosechó resultados favorables para presentar su firme candidatura a la permanencia. De 66 puntos en juego, se cosecharon tan solo 19, repartidos en cuatro victorias, 7 empates y once derrotas.

Los cuatro triunfos se dieron ante Badalona (1-0), Reus Deportiu (1-0), Espanyol B (1-0) y CD Eldense (2-1). En todos esos choques, los zaragocistas no consiguieron llevarse los tres puntos por más de un gol de diferencia, pese a contar en sus filas con jugadores de ataque con olfato goleador.

Sin embargo, desde hace unas semanas, el Real Zaragoza B, pese a que sigue sin regresar con tres puntos a la capital maña cuando disputa partidos como visitante, sí ha sabido mostrarse más serio como local, algo a lo que no debe renunciar, si quiere seguir peleando por ser de bronce la próxima campaña.