La Romareda 111 días después

Una vez finalizado el parón, vuelve el fútbol a Zaragoza tras algo más de tres meses en la que será la reanudación de LaLiga Smartbank.

La
Romareda 111 días después

La Romareda aguarda al reinicio de la competición, a las 21:30 ante el Alcorcón. Foto: Andrea Royo (VAVEL)

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Por Pablo Mateo

Lejos queda ya aquella jornada 29, en la que el Real Zaragoza recibió al Deportivo de La Coruña arropado por más de 28.000 fieles en las gradas de La Romareda. Una tarde apacible de finales de febrero que invitó, si es que hiciera falta, a los zaragocistas a alentar a su equipo, dando color y presencia al estadio de sus vidas. Los goles de Íñigo Eguaras, ‘Pichu’ Atienza y Luis Suárez frenaron a un enrachado Deportivo de La Coruña, que comenzó a ver vida más allá del descenso con la llegada de Fernando Vázquez, y sirvieron para cosechar una meritoria victoria que consolidó a los de Víctor Fernández en posiciones de ascenso directo. El zaragocismo surcaba la cresta de la ola, la ilusión y la ambición podían palparse en cualquier rincón de la ciudad, el aroma de las grandes noches ya estaba instalado en los alrededores del Municipal de cara a los compromisos que restaban…Pero, y aquí permítanme que me incluya, hubo un día que fuimos a La Romareda sin saber que sería el último, al menos de momento.

Este periodo de cuarentena, ya en su recta final, nos ha permitido, entre otras cosas, mirar al pasado con orgullo por la envidiable historia cosechada por nuestro club. Hemos podido recordar noches míticas como el 6-1 endosado al Real Madrid de los “galácticos”, o las finales de Copa del Rey o, por supuesto, la consecución de la Recopa en el Parque de los Príncipes de París. Todo un lujo. Sin embargo, también hemos tenido tiempo para imaginar cómo habría sido el ambiente de La Romareda en los partidos que quedan por disputarse, y para recordar con cariño los recibimientos, las previas de partido, los cánticos o los abrazos de gol. Cuánto se echa de menos.

111 días después el esférico volverá a rodar sobre el verde de La Romareda. Todo ha cambiado desde el pitido inicial del último encuentro disputado en el feudo zaragocista, allá por el 23 de febrero. Ya no somos los mismos que por aquel entonces y, desgraciadamente, una vez podamos ocupar nuestras localidades en La Romareda tampoco estaremos los mismos que antes. Maldita enfermedad.

El Real Zaragoza regresará a la competición sin una leal afición que le respalde durante 90 minutos desde su butaca, pero no estará, ni mucho menos, solo. Allá donde las medidas sanitarias y de seguridad impiden que llegue el zaragocismo, llegará su espíritu. El Real Zaragoza posee un aura especial que rodea a todo lo referente a su institución, y eso es lo que prevalece y lo que le hace ser considerado como un grande del fútbol español.

No será visible, pero el zaragocismo estará presente. Su espíritu sobrevolará la que es su casa, el lugar de culto de una pasión y una forma de vida conocida como Real Zaragoza. Ese espíritu que quedó resquebrajado y terriblemente dañado tras el frío descenso de un equipo sin alma en junio de 2013, cuando la frustración y la impotencia imperaban en el panorama de un Real Zaragoza maniatado y maltratado por una dirección que estuvo cerca de acabar con su vida. Ese espíritu que volvió a resurgir de sus cenizas en julio de 2014 y que salvó una pelota de partido para el equipo de su vida gracias a una multitudinaria marcha en señal de protesta que recorrió las calles de Zaragoza al grito de, entre otros, “Futuro para el Real Zaragoza”.

Ese espíritu que siempre supo encajar golpes, levantarse y seguir combatiendo. Tras aquella manifestación, vendrían otros tantos momentos de dificultad. Buena muestra de lo que ha supuesto ser zaragocista en la última década. Las Palmas y el gol de Araujo; el incomprensible partido de Llagostera; la agotadora pelea, con el desgaste que ello supone, para lograr la salvación en la categoría de plata hasta en dos ocasiones; o el playoff contra el Numancia. Ninguno de estos hechos ha debilitado el espíritu y el aura que comprende al Real Zaragoza, todo lo contrario.

Ahora más que nunca el espíritu del Real Zaragoza es fuerte, valiente, aguerrido, y está preparado para todo tipo de reto que se le presente. Por delante, 11 batallas cuerpo a cuerpo que dirimirán el futuro de un equipo que aspira a salir del pozo 7 años después y que quiere rugir de nuevo como en las grandes noches. Guiados por, quizás, la figura más importante de la historia del Real Zaragoza (sí, esa que ayudó a tocar el cielo en París y que regresó a su casa hace año y medio para salvar a un equipo que se encontraba en descenso a 2ªB) el equipo maño retomará en breves su andadura hacia la consecución de un sueño.

Una página en la historia del club como premio. El respaldo de toda una ciudad como acompañante de viaje en estas once jornadas. ¿Vértigo? En absoluto. ¿Miedo? Ninguno. La vida no se mide por las veces que respiras, sino por los momentos que te dejan sin aliento. Y Zaragoza está preparada para contener la respiración.

Zaragocistas, abróchense los cinturones. Esto empieza ya.