20º aniversario de la Recopa: La Final del campeón

Arsenal – Real Zaragoza | Miércoles, 10 de mayo de 1995 | 20:15 | Final de la Recopa de Europa 1994/1995 | París | Estadio Parque de los Príncipes | Árbitro: Piero Ceccarini (ITA) | TVE | El próximo 10 de mayo se cumplen 20 años desde que el Real Zaragoza se hizo un hueco entre los grandes. Hoy, os contamos la Final.

20º aniversario de la Recopa: La Final del campeón
20º aniversario de la Recopa. La Final
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Por Jesús López

La historia iba a dar la razón a Andoni Cedrún, que tras ganar la Copa del Rey de 1994, había prometido traer la Recopa de Europa a Zaragoza. El triunfo logrado frente al Celta entregaba un billete de ida al campeonato europeo, cuya vuelta apelaba a lo inolvidable. Tras completar un camino empedrado por clubs europeos de la talla del Feyenoord o Chelsea, el Zaragoza disputaba la Final ante el hueso del torneo, el Arsenal, vigente campeón al vencer en Copenhague la edición anterior.

Tarde o temprano, pese a los nervios y la duda, aquel 10 de mayo de 1995 tenía que llegar. El Real Zaragoza había llegado tres días antes a París, para concentrarse y esas cosas que no pasan por alto a los temores. No obstante, el conjunto aragonés ya había hecho su trabajo y solo quedaba disfrutar junto a los más de 17.000 aragoneses desplazados. Un grupo de compañeros, y por encima de todo, amigos, iban a colarse por las rendijas de la memoria.

El partido de todos: Arsenal 1 - 2 Real Zaragoza

Los entrenadores de ambos conjuntos se caracterizaban por su juego ofensivo e ilustre. La idea de fútbol total sumada al rasgo agresivo de sus futbolistas, eran las virtudes de un joven Víctor Fernández, y un no tanto Stewart Houston. Por parte del Arsenal, el brazalete de capitán lo portó Tony Adams, en el Zaragoza fue Pardeza el privilegiado.

Los onces iniciales fueron los siguientes: 

 XI Arsenal                                     XI Real Zaragoza

1. David Seaman 1. Andoni Cedrún
6. Tony Adams 2. Alberto Belsué
2. Lee Dixon 3. 'Chucho' Solana
5. Andy Linighan 4. 'El Negro' Cáceres
14. Martin Keown 5. Nayim
3. Winterburn 6. Xavi Aguado
15. Stefan Schwarz 7. Miguel Pardeza
10. Paul Merson 8. Santi Aragón
23. Ray Parlour 9. Esnáider
16. John Hartson 10. 'Paquete' Higuera
8. Ian Wright 11. Gustavo Poyet

Sustituciones

Arsenal  Real Zaragoza
Steve Morrow (min. 46 - Martin Keown) García San Juan (min. 66 - Higuera)
David Hillier (min. 46 - Winterburn) Geli (min. 114 - G.San Juan)

El saque de inicio británico dio comienzo al encuentro. Al Real Zaragoza le costó entrar en el partido, el nerviosismo y el respeto al rival se apoderaba de los aragoneses en los primeros compases de la cita. Por su parte, el Arsenal empezó con un juego duro y rocoso que privaba a los maños del toque al que habían acostumbrado a lo largo de la temporada. Tanto fue así, que a los cinco minutos Nayim recibió una dura entrada de Hartson y tuvo que salir fuera del terreno de juego. Poco a poco, el Zaragoza consiguió mantener el balón y empezó a jugar como sabía. A pesar del buen trabajo defensivo del Real Zaragoza, el primer tiempo pasó sin pena ni gloria para los dos conjuntos. Tímidas aproximaciones que no se concretaban en ocasiones claras de gol. Higuera y Wright llevaban el peligro de los dos finalistas.

Sin embargo, tras el paso por vestuarios, la primera gran oportunidad la tuvo el equipo que actuaba como local. Merson gana la espalda a Solana en un pase al hueco y pone un centro al área, que ni Cedrún ni Belsué consiguen llegar en un principio, pero este último logra sacar bajo palos un remate de cabeza que iba directo a la red. Un alivio que supuso el punto de inflexión blanquillo. Conscientes de que el equipo que se adelantase en el marcador iba a tener mucho sendero recorrido, los dos equipos se lanzaron al ataque. El Arsenal llegaba al área rival con más sentido, pero el Zaragoza fue el recompensado.

El golazo “olvidado” de Esnáider

Corría el minuto 68 de partido. Un balón rifado en el medio del campo al que no consiguió llegar Poyet, cayó a los pies de Esnáider que enganchó un zurdazo desde fuera del área directo a la escuadra. ¡Qué golazo de Esnáider, qué golazo acaba de marcar el argentino, ni se enteró Seaman! Y es que este tanto ha sido sin ningún tipo de duda, uno de los mejores que se han marcado en una final. Un golpeo seco, con la pierna “mala” del delantero, que ni Seaman ni ningún portero hubiera podido detener.

Una maravilla. Esnáider, guiado por la emoción, no lo celebró con sus compañeros en el campo y salió en busca de su afición. Con ojos de rabia por no haber participado casi en lo que había corrido el cronómetro, hizo lo más difícil en un partido de estas características, abrir el marcador e infundir de optimismo y confianza a la marea blanquilla.

10 minutos de alegría

Al Real Zaragoza le pudo la presión de llevar las riendas del encuentro y aguantó lo que pudo. El Arsenal, lejos de achicarse, se volcó a la portería de Cedrún y el empate volvió al luminoso. Otra jugada por la banda de "Chucho" Solana terminó con un centro en el área, la defensa blanquilla no supo sacar el balón y el revuelto en la zona de once metros lo aprovechó Hartson. Con tal lío de piernas intentando hacerse con el esférico, Cedrún no pudo ver la salida del mismo y acabó traspasando la línea de meta.

Nadie quería recibir otro gol y eso sentenció la segunda mitad. Los futbolistas acusaron el gran esfuerzo realizado y la stamina no dio más de sí. Los dos equipos se preocuparon más de no cometer errores que de atacar, lo que potenció la apuesta por la salida al  contraataque y la máxima concentración defensiva. Así pues, llegó el final de los 90 minutos y el encuentro se prolongó durante media hora más de prórroga. Las ocasiones tarde o pronto llegarían, y Aguado tuvo la más clara con un estupendo remate de cabeza. Seaman sacó una mano imposible y el balón, que primero rebotó en el poste y luego en el cuerpo del portero, estuvo a punto de pasar la línea y ser gol. El zaragocismo la vio dentro, pero la fortuna iba  a tardar algo más en llegar.

Nayim, príncipe de París

Los dos entrenadores habían "firmado" la tanda de penaltis. Incluso Víctor dio entrada a Geli en lugar de G. San Juan para que tirase uno de los penaltis. Esta sustitución provocó el desplazamiento de Nayim, que había jugado todo el partido por el costado izquierdo, a la banda derecha. Y desde ese lado llegaría el gol. Cosas del destino.

Se construyó un mito. El silencio gobernó el segundero que otorgó alas a ese balón nacido para hacer historia. Y así fue. Seaman reculó a su portería pero no llegó para ahogar la fiesta del Real Zaragoza. ¡Gol! Nadie se lo podía creer. Jugadores y cuerpo técnico comenzaron a correr despavoridos por el campo. El fondo norte de la grada parisina estalló de alegría. El Real Zaragoza era campeón. Campeón de la Recopa de Europa.