La vuelta de Jaime Romero al Real Zaragoza es una de las mejores noticias para el conjunto aragonés de cara a la nueva temporada. Un hombre de referencia en ataque y que, si las lesiones le respetan, puede aportar ese dinamismo y profundidad que tanto necesita el equipo blanquillo.

Un regreso que no ha sido fácil para el jugador después de haber tenido que rechazar otras ofertas, pero finalmente ha conseguido la cesión para esta temporada y ayudar de nuevo al equipo con el objetivo de devolver al Real Zaragoza a la máxima categoría del fútbol español.

En busca de la estabilidad

A pesar de ser un jugador joven, Jaime Romero ha pasado por diferentes equipos acumulando gran experiencia profesional. El extremo comenzó en el Albacete donde se formó en categorías inferiores y donde consiguió debutar con el primer equipo en la temporada 2008-09 anotando tres goles. Es en 2009 cuando consigue dar un paso más allá en su carrera y es traspasado al Udinese por 1,8 millones de euros. Pero a pesar de cuajar un buen partido en su debut, su presencia en el once sería escasa y una temporada después decide marcharse cedido al Bari.

En la temporada 2011-12, Jaime Romero abandona Italia y pone rumbo a España. Allí jugará cedido en el Granada y permanecerá dos temporadas. El siguiente destino será el Real Madrid Castilla donde jugará una temporada y tendrá continuidad.

Desde su fichaje por el Udinese, el albaceteño ha tenido numerosos recorridos en el mundo del fútbol en busca de una estabilidad que le permite explotar su potencial futbolístico.

Llegada al Real Zaragoza

Para seguir progresando en su carrera, Jaime Romero ficha por el Real Zaragoza. Se convirtió así en el octavo refuerzo para una temporada donde el conjunto aragonés tenía como objetivo el ascenso a Primera División.

Debutó en la primera jornada ante el Recreativo, aunque solo pudo disfrutar de diez minutos. Hasta la séptima jornada no volvió a jugar, pero esta vez volvería marcando un tanto ante el Mallorca. Desde el primer momento, Jaime destacó por su explosividad en banda y energía para liderar los contraataques del conjunto aragonés.

De esta forma terminaría la temporada siendo el cuarto más goleador del equipo con siete tantos, los mismos que Pedro Sánchez.

A pesar de que las lesiones le tuvieron apartado en muchos partidos, el jugador las veces que salía como revulsivo o de titular cumplía. Profundidad, verticalidad, peligro y, sobre todo, rapidez para llevar a cabo los contraataques zaragocistas.

Después de perder el objetivo del ascenso, terminó la cesión y el jugador volvió al Udinese.

Una segunda etapa cargada de responsabilidad

Después de una dura negociación, el Real Zaragoza consiguió por fin la cesión de Jaime Romero de nuevo. El club aragonés sigue reforzándose de cara a la nueva temporada 2015-2016 y entre sus prioridades estaba la vuelta del extremo albaceteño a la entidad.

No ha sido nada fácil ni para el jugador ni para el conjunto aragonés, ya que en un principio el club italiano pedía el intercambio junto con Vallejo, algo a lo que el club se negó. Además las ofertas de otros clubes de la Liga Adelante como el Oviedo o el Almería acechaban y, por un momento, parecían rotas las negociaciones. De hecho, el propio jugador lo reconocía en rueda de prensa tras su vuelta a la entidad zaragocista: “Está claro que ha habido otras ofertas, pero yo aquí me he sentido a gusto y mi idea era seguir aquí”.

Durante todo este tiempo, el extremo se encontraba entrenando con el Granada ya que el dueño del club andaluz es el mismo que el del Udinese. De esta forma, el jugador seguía entrenando hasta que se resolviera su futuro.

Finalmente y gracias a la positiva actitud del jugador que mantenía su deseo de volver al club aragonés, permitieron finalmente que su cesión fuera posible y vestirá una campaña más la elástica blanquilla.

En esta nueva etapa, el jugador parte como una de las referencias en ataque junto con Pedro Sánchez. Ambos ya hicieron mucho daño a sus rivales la temporada pasada y en esta pueden volver a ser dos pilares básicos para el ataque zaragocista.