Abatido por marchar al ser víctima de uno de los trajines "agapitistas", el capitán del Real Zaragoza se fue hace ya siete años. El camino del ejeano se bifurcó del camino zaragocista, ambos siguieron su curso con poca fortuna en el trayecto hasta hoy, donde se vuelven a encontrar. Y es que la situación lo pide a gritos; Zapater quiere a sus 31 años volver a sentirse futbolista y el equipo blanquillo quiere volver a ser un grupo unido, competitivo y valorado. Para volver a contar con esos atributos se necesitan jugadores comprometidos, ilusionados y a poder ser de la casa, ingredientes que cumple con creces Alberto Zapater. 

Italia, Portugal y Rusia fueron los destinos del aragonés. Génova, Lisboa y Moscú las ciudades donde deshizo sus maletas. Sin embargo, toda la suerte que se le deseó desde aquí el día de su despedida no la ha tenido en las últimas campañas. Después de hacer una buena primera temporada con el Lokomotiv de Moscú, las lesiones han condenado los últimos tres años de su carrera, siendo el pubis el culpable del calvario. Ahora el fútbol le da otra oportunidad. El zaragozano lleva varios meses recuperándose con la ayuda del preparador Andrés Ubieto en la Ciudad Deportiva. Ponerse a tono y ser importante para Luis Milla es el objetivo de Zapater y el que todos deseamos ver.

Trayectoria

Su gran temporada con el juvenil blanquillo en el año 2003 no dejó indiferente a Víctor Muñoz, que se llevó a Zapater de pretemporada con el primer equipo. Tras ese verano y con solo 19 años debutó como titular en el partido de ida en La Romareda de la Supercopa de España frente al Valencia. Una vez conseguido el título comenzó la temporada 2004/2005, etapa de consolidación del ejeano. En esta campaña se hizo con la titularidad en el Zaragoza, jugó la Copa de la UEFA y fue convocado por el combinado nacional sub-21. Con la selección sub-20 disputó el Mundial de los Países Bajos en 2005.

Suplió a Cuartero en la capitanía del Real Zaragoza

Tras más de 160 partidos a sus espaldas en su rol tanto de pivote defensivo como de lateral derecho y tras haber vivido grandes momentos en Liga y Copa del Rey con el club maño, llegó el partido más duro de todos: el descenso en Mallorca el 18 de mayo de 2008. Lejos de abandonar a su equipo en terreno infernal, se quedó y lo subió a Primera División. Tras consumar el ascenso y comenzar la pretemporada con el Zaragoza en Navaleno fue vendido por Agapito. Hecho inexplicable para la mayoría y que sin duda, hizo mella en la identidad y dignidad del Real Zaragoza. Una de otras cuantas.

Su primer destino fue el Genoa italiano. Debutó el 23 de agosto de 2009 en la Serie A frente al AS Roma en un gran partido que seguró que nunca olvidará. Fue el asistente del primer gol de su equipo y él mismo anotó el segundo, un golazo de libre directo. Como anécdota, Zapater fue el primer futbolista en marcar en el nuevo formato de la Copa de la UEFA, es decir, la UEFA Europa League. Se ganó la confianza de la prensa italiana, que calificaba a Zapater como "el alma del Genoa", también contó con el cariño de la afición. Al término de su primera temporada lejos de casa volvió a cambiar de aires. Se despidió del tifosi genovés para desembarcar en Portugal. 

El Genoa incluyó la baja de Zapater en la operación de compra por 9 millones de Miguel Veloso, procedente del Sporting de Lisboa, club donde se encontraba el siguiente reto del futbolista aragonés. Pocas cosas positivas a nivel futbolístico se pueden destacar del paso del cincovillés por Portugal, donde anotó cuatro tantos y debutó en la UEFA Champions League. En julio de 2011 confirmó la fugacidad de su estancia en el país vecino. Ese mismo mes firmó un contrato de cinco temporadas con el Lokomotiv de Moscú. Rusia se convertía en un desafío, no solo por su particularidad cultural, sino por el cambio futbolístico que suponía. 

Allí compartió vestuario con César Navas y Marc Crosas, los otros dos españoles que completaban el cupo de producto nacional en el país ruso. Realizó una buena primera temporada en el conjunto ferroviario, en la que jugó 39 partidos y marcó un gol. A partir de ahí, todo se fue al traste. Una lesión en el pubis le retiró de los terrenos de juego durante más de dos años y medio. Continuas fases de recuperación y decaídas que no conseguían el bienestar del jugador. Un sinfín de días sin luz en los que Zapater perdió el sentir de futbolista. No obstante, la vuelta a casa es sinónimo de ilusión tanto para él como para el zaragocismo. La Romareda recibe con los brazos abiertos a su capitán Zapater y este le devuelve el cariño tendiendo la mano a un nuevo proyecto.

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Jesús López
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