Jozabed domina y Bebé fulmina a una UD Las Palmas impotente

La UD Las Palmas se vuelve a dejar puntos en el campo de un rival directo en una tarde para olvidar. Los chicos de Quique Setién se llevaron un jarro de agua fría con un gol rayista bastante tempranero, algo que terminaría siendo determinante. Los amarillos no fueron capaces de jugar su fútbol, de salir hacia delante y de tantear a un Juan Carlos que estuvo bastante tranquilo durante casi todo el choque. El Rayo realizó una gran exhibición de fútbol en la que Bebé y Jozabed brillaron con luz propia

Jozabed domina y Bebé fulmina a una UD Las Palmas impotente
LFP
cristianyill7
Por Cristian Gil

Como si de un concierto de Rock & Roll, con ambos conjuntos apuntando directamente a los partidos y con mucha velocidad. Tanto el Rayo como la UD Las Palmas pisaron el área con peligro muy rápidamente, pero una contra de vértigo lanzada desde los pies de Bebé por la banda derecha llevó a los rayistas a golpear primero. El portugués se internó en el feudo de Varas y disparó a puerta, aunque el sevillano estuvo listo para tocar el balón lo suficiente como para que no entrase en la portería. Sin embargo, el disparo de Bebé continuó su camino hacia la red y Bigas evitó el tanto sobre la línea, pero en lugar de despejar sólo pudo dejarle la pelota muerta a Miku para que éste la empujase al fondo de las mallas. Bigas se resbaló en el momento del despeje y eso provocó un gol inesperado a los dos minutos de juego.

Un espejo y un Rayo agresivo

El ritmo del choque continuó en una misma línea tras el tanto del conjunto de Jemez, Las Palmas necesitaba llevar el peso del juego y quería buscar la portería de un Juan Carlos que, pocos minutos después del tanto de Miku, tuvo que detener un disparo duro de David Simón. Las Palmas estaba teniendo problemas a la hora de sacar el balón jugado debido a la presión rayista Los amarillos no querían quedarse atrás, pero la similitud entre ambos conjuntos se notaba demasiado, algo que nos dejaba ver a dos equipos agresivos en la posesión y con ganas de combinar para irse hacia arriba. El peligro se sucedía por bandos, aunque era el Rayo de la mano de Bebé y Jozabed quien más estaba llamando a la puerta.

De hecho, la presión del conjunto madrileño era un aspecto importante para entender la situación, consiguiendo que hasta Juan Carlos Valerón perdiese balones con bastante facilidad. Un disparo lejanísimo de Jozabed, aprovechando que Varas estaba adelantado, estuvo a punto acrecentar la ventaja rayista, pero el larguero hizo acto de presencia para evitar sustos mayores. Los problemas de la UD para salir con el balón jugado estaban siendo cada vez más evidentes, el Rayo mordía con fuerza arriba y su agresividad incomodaba.

Eran momentos de incertidumbre para los de Quique Setién, ya que su fútbol no estaba brillando y los de Vallecas le habían metido el miedo en el cuerpo de forma contundente.

Las Palmas controla un poco, pero los rayistas vuelven a la carga

Poco a poco, la comodidad de los amarillos fue mejorando, comenzando a encontrar los huecos y los espacios para salir jugando. Quizás, estaba faltando algo más de mordiente en la parte delantera, porque las acometidas en el área habían disminuido y el peligro efectivo estaba siendo algo inexistente. El Rayo mantuvo el cuchillo entre los dientes en todo momento La vigilancia de los zagueros del Rayo también era otra de las trabas que llevaban a Las Palmas a no terminar de acercarse al marco de Juan Carlos, pero los grancanarios persistían con ganas.

Aun así, el Rayo Vallecano volvió a la carga y en un acto de locura transitoria se volcó hacia la portería de Varas. Los chicos de Jemez lo intentaban con insistencia, querían el segundo tanto y a Las Palmas le temblaban un poco las piernas cuando los de la capital se marchaban en oleada hacia el ataque. El partido se encontraba en un momento en que podía pasar cualquier cosa. El ritmo impuesto por ambos conjuntos era desequilibrante y eléctrico, aunque en varias ocasiones eran los amarillos los que querían pausar un poco la transición.

El cuchillo lo seguían teniendo los rayistas. Con Bebé perforando la banda de Dani Castellano, el Rayo no dejaba de llegar al área, encadenando tres ocasiones consecutivas en las que Javi Varas tuvo que intervenir de forma salvadora para evitar otro gol. Las Palmas parecía, por momentos, algo tocada y dominada, perdida a la hora de quitarse de encima a un equipo, el madrileño, que tenía los ojos inyectados en sangre y que olía a una presa asustada.

De esa manera, y tras desperdiciar una contra, ambos conjuntos se iban a vestuarios; el Rayo tenía que buscar el segundo tanto y la UD una manera de reactivar su fútbol de forma urgente. 

Segunda parte, misma película

El inicio de la segunda parte no cambió demasiado el guion de un partido que el Rayo tenía bastante controlado. Los de Jemez iban a por el segundo con todas las de la ley y tenían a los jugadores amarillos encerrados atrás sin poder reaccionar demasiado. Cualquier intento grancanario de salir con el balón era impedido por una presión bastante bien trabajada. Bebé estaba dando un espectáculo considerable En ese sentido, la superioridad de Bebé era evidente, cada vez que el portugués tocaba la pelota era para generar peligro y para encerrar a Las Palmas en su propia área. Las ocasiones seguían llegando para los rayistas y no había manera de quitarse de encima su dominio.

Los minutos pasaban y alguna reacción amarilla llegaba, pero casi siempre a cuenta gotas y sin demasiada clarividencia. Los madrileños iban acumulando méritos para ampliar el marcador, pero la suerte y Varas se estaban interponiendo en el camino de los rayistas. El fútbol estaba siendo un tanto injusto con los locales, pero Las Palmas no estaba sabiendo aprovechar esa fortuna para irse hacia arriba y tantear siquiera a Juan Carlos. Setién quiso colocar algo más de potencia sobre el campo y metió a Wakaso para aprovechar la chispa del ghanés. 

Bebé redondea su partido

El fútbol fue siendo un poco más pausado con el paso de los minutos, Las Palmas tenía un poco más la posesión, pero seguía quedándose sin poder arañar ocasión alguna. Sin embargo, en uno de los pocos fallos de la zaga del Rayo, Willian José aprovechó para disparar a puerta y probar a un Juan Carlos inédito en toda la segunda mitad. No tardó demasiado en contestar el conjunto rayista, aunque volvió a quedarse con las ganas de ampliar el marcador gracias de nuevo a Varas y a la divina fortuna. Había algo de miedo en el cuerpo por un electrónico bastante abierto, pero poco tardarían los de Jemez en encontrar el tesoro merecido.

Una jugada de Jozabed por banda izquierda llevó al Rayo a coger algo desprevenida a la zaga de la UD Las Palmas; Jozabed se la dejó en bandeja a Miku y éste, de tacón, se la regalaba a un Bebé que fusilaba a Varas sin compasión. Bebé marcó su gol y terminó de hundir a una UD bastante perdida El portugués había sido el gran dolor de cabeza de los amarillos y se gustaba con el premio de un gol que su equipo merecía con creces. El tiempo empezaba a hacerse cuesta arriba y Las Palmas no daba síntomas de mejoría, los grancanarios estaban cuajando un partido malísimo en Vallecas y lo estaba pagando muy caro. 

Impotencia pura y dura

El partido del Rayo estaba siendo perfecto en muchos sentidos, su fútbol fluía a la perfección tanto en ataque como en defensa, algo a lo que sumaba un enorme rendimiento de hombres como Bebé o Jozabed. El centrocampista sevillano hizo prácticamente de todo y el portugués no dejó de encarar y de marcharse de su par en todo momento.

El segundo tanto del Rayo llevó a Las Palmas a encajar un bajón anímico que iba a llevar a los de Quique Setién a sollozar hasta el final del choque. No había marcha atrás, los minutos se consumían a una velocidad endiablada y el Rayo no cesó en sus intentos de abrir un poco más su ventaja, pero Las Palmas aprovechaba para intentar irse un poco más arriba.

Todo el encuentro estuvo dominado por un Rayo que supo frenar a una UD Las Palmas que tenía una sangría por la banda derecha y que, además, era incapaz de sacar el balón jugado con el suficiente criterio como para hacer temblar a un Juan Carlos que estuvo bastante tranquilo en casi todo momento.

La realidad se hizo patente en forma de dominio rayista, porque no hubo otro equipo en el campo salvo el que vestía de blanco con la franja roja cruzando su camiseta. Poco más se pudo hacer ante un Rayo sólido y preciso, que marcó a la perfección su partido y que cometió muy pocos errores de ejecución. Las Palmas vuelve al pozo antes de comenzar un tramo de calendario que podría asustar a más de uno.