La pegada del Sevilla hunde a una UD Las Palmas que mereció algo más

El buen trabajo y la solidaridad de la UD Las Palmas no fue recompensada en su justa medida en esta visita amarilla al Sánchez Pizjuán. Los jugadores de Quique Setién pusieron contra las cuerdas a un Sevilla que no se cansó de perder balones, pero otra vez la falta de resolución arriba mantuvo a los andaluces con vida. En la segunda parte, con la salida de Vitolo, el Sevilla batió la muralla amarilla en dos ocasiones para cerrar un partido que se le puso muy cuesta arriba. Al final, la pegada del Sevilla fue demasiado para noventa minutos

La pegada del Sevilla hunde a una UD Las Palmas que mereció algo más
LFP
cristianyill7
Por Cristian Gil

El inicio del choque estuvo marcado por una UD que no se cortaba, que intentaba irse hacia arriba sin importar demasiado las consecuencias. Los amarillos no querían ni necesitaban pensar demasiado, la plaza era complicada y el toro asustaba, pero la cabeza tenía que centrarse sólo en el fútbol. Con Jonathan Viera haciendo de Vicente, los de Quique Setién estaban llevando el peso de la posesión, aunque las acometidas se sucedían en ambas porterías y los dos guardametas se vieron obligados a actuar sin demasiada dificultad.

Los errores de Garrido y la fragilidad defensiva de los grancanarios eran una cuestión que metía el miedo en el cuerpo a más de uno. Por el momento, el juego se basaba en intentos de acercarse a la meta de ambos conjuntos, pero era el Sevilla el que más estaba avisando. De hecho, un disparo de Reyes obligaba a Javi Varas a lucirse ante su ex afición con una parada espectacular. Las acometidas sevillistas cada vez eran más frecuentes y a Las Palmas cada vez le duraba menos el balón; las buenas sensaciones de los primeros minutos se desvanecían.

El Sevilla, mejor plantado; Las Palmas, más solidaria

El Sevilla achuchaba, su presión mejoraba mucho y los problemas para sacar el balón jugado por parte de los amarillos comenzaron a aparecer de nuevo. Era como si la UD Las Palmas viviese un Deja Vú bastante frecuente con este quebradero de cabeza que con la baja de Vicente se ha acentuado con claridad. El derroche de solidaridad de la UD fue clave para empezar a controlar el choque Cristóforo, Banega y N’Zonzi estaban demasiado cerca de Viera y Tana, no les dejaban respirar y mucho menos levantar la cabeza para ver dónde se encontraban sus compañeros. Las únicas posibilidades amarillas se hacían patente a través de alguna cabalgada de El Zhar o un despiste de la zaga andaluza.

No obstante, el derroche de colectivismo por parte de todos los jugadores de Setién estaba siendo un arma que el Sevilla no había conseguido desactivar todavía; los centrocampistas estaban realizando una gran labor solidaria a la hora de ayudar a los defensas y el conjunto de Nervión, desde el disparo de Reyes, no había tenido ninguna ocasión realmente clara. El orden y el rigor le estaban dando a Las Palmas unas bombonas de oxígeno con las que no puedes contar siempre, algo que hacía descender el ritmo de partido.

Llegar sin disparar no sirve de nada, pero los amarillos dominan

La realidad es que los amarillos empezaron a asomar un poco más la cabeza en la zona de arriba. Las contras comenzaron a aparecer y en una de ellas, Jonathan Viera tuvo un disparo bastante bueno y en una posición interesante que envió demasiado arriba. Las tornas habían vuelto a cambiar y los de Quique Setién se habían quitado un poco de encima al Sevilla. El problema entonces era el de muchos partidos de esta UD, porque a la hora de conectar con los delanteros y eso lo que conseguía era que las llegadas no terminaran en ocasiones.

Los jugadores de Emery necesitaban un respiro, Las Palmas se plantaba arriba en superioridad y los sevillistas no encontraban la manera de frenarles. Lo que ocurría era una cuestión de que el sufrimiento del Sevilla no se materializaba, pero quizás no era el partido para pedir más; los grancanarios estaban jugando un partido muy serio y sólido, era uno de esos días en los que vale la pena apostar por sorpresa. Las Palmas estaba en un momento dulce, dominaba y tenía bastante maniatado a un Sevilla que deseaba que llegase el descanso.

Viera la manda al palo antes del descanso

En una de esas internadas, Tana probó suerte con Sergio Rico, pero el canterano del Sevilla estuvo atento y rápido para atajar con creces. Esa llegada era de lo poco que Las Palmas pudo inquietar la portería. El Sevilla estaba bastante perdido y perdía demasiados balones en el centro del campo Sin embargo, Jonathan Viera se animó, se fue hacia arriba y con disparo con la zurda estrelló el balón en la cruceta llevando al público del Sánchez Pizjuán a avisar a los suyos con una pitada un tanto tímida. Las dudas del Sevilla estaban matándoles, el control del choque lo llevaron durante unos cuantos minutos, pero fue la UD la que quiso llevar su partido, desde el trabajo y el esfuerzo, hacia un punto que le diera posibilidades de creer.  

Salida fulgurante

El paso por los vestuarios trajo consigo al Sevilla más agresivo y decidido, salieron a comerse el campo y a intentar abrir el marcador, pero seguían dándose de bruces con el muro amarillo. El rigor defensivo de Las Palmas continuaba siendo efectivo y los sevillistas buscaban algún resquicio, algún hueco para fulminar de forma definitiva todas sus dudas. No obstante, en esos primeros minutos del segundo acto a la UD le costaba un poco más salir hacia el ataque, los de Emery parecían un poco más seguros en los pases y algo más asentados.

Un disparo con rosca de Konoplyanka avisaba a Javi Varas para que estuviese atento; el Sevilla necesitaba intimidar al portero de la UD desde fuera ya que, por dentro, parecía imposible encontrar opciones de gol. La entrada de Vitolo en el césped buscaba más profundidad y desequilibrio, pero la realidad era que el encuentro estaba siendo un calco de los primeros cuarenta y cinco minutos, una cuestión que daba a entender que, para ver portería, había que romper y tirar abajo la defensa amarilla.

Banega destroza el muro amarillo

El desgaste comenzó a aparecer, el Sevilla fue encerrando a Las Palmas en su propio campo sin demasiado éxito. Los minutos empezaban a hacerse cuesta arriba para los locales, mientras que la UD estaba bastante cómoda en estas circunstancias; sacar un punto de un campo donde no ha ganado nadie tiene su mérito, y eso es lo que debían pensar los jugadores de Setién.  Un disparo de Banega echó por tierra todo el buen trabajo amarillo Todo eso conllevaba la desesperación sevillista, que se traducía en ocasiones consecutivas, porque primero N’Zonzi y después un mal despeje de Varas que Aythami tuvo que sacar casi debajo de los palos encendían las alarmas. Poco a poco, la UD se quedaba encerrada en su propia área, estaban jugando con fuego y acabaron quemándose con un disparo sensacional de Banega que Varas no pudo parar. El Sevilla destrozaba el muro y se venía arriba.

Gameiro cierra el choque tras un penalti que debió ser señalado

Era un momento en que Las Palmas tenía que ser consecuente y valiente, no podía echar por tierra todo el trabajo realizado durante casi setenta minutos. Los amarillos se fueron para arriba y un disparo de Tana fue cortada de forma clara con la mano de Cristóforo, algo que ni el colegiado ni el linier observaron. Los jugadores de la UD protestaron de forma aireada, pero no hubo pena máxima. Aun así, hubo más intentonas por parte de los canarios, porque Jonathan Viera mandó un disparo un poco flojo a las manos de Sergio Rico.

El partido se le empezaba a hacer cuesta arriba a Las Palmas, era muy complicado mantener el tono durante noventa minutos ante un equipo con mucho corazón. Poco después de aquel penalti no señalado, una contra bien llevada por el Sevilla terminó con la pelota en las mallas por segunda vez; Vitolo se marchó en velocidad por la derecha y le sirvió en bandeja el tanto a un Gameiro que sólo tuvo que empujarla ante el delirio del Sánchez Pizjuán.

Mil maneras de morir

Las Palmas quiso morir en el Sánchez Pizjuán matando, o al menos, intentándolo. La verdad es que los amarillos jugaron un encuentro bueno en su mayoría, consiguieron maniatar a todo un Sevilla que tuvo que remar mucho para llevarse los tres puntos. Las Palmas murió con las botas puestas Lo ocurrido es un ejemplo de que esta competición es muy complicada, porque el Sevilla ha sido capaz de ganar sin jugar bien, sin merecerlo demasiado. Las Palmas no lo hizo nada mal, pero le sigue faltando chispa arriba para materializar sus ocasiones. Está claro que esta derrota entraba en la hoja de ruta de cualquiera, y eso es lo que deberían pensar los jugadores, porque con este partido y con el del Barça la próxima semana no se puede pedir más. Hay muchas maneras de morir, pero hoy Las Palmas lo hizo con las botas puestas.