Los anales de la historia estarán siempre repletos de héroes en la sombra. En el planeta fútbol, cuya memoria es efímera, muchos jugadores quedarán sin reconocimiento sin siquiera darse a conocer sus méritos. Pero una nueva generación desea inocularse en vena de las figuras ocultas que pululan en la memoria de los equipos de su tierra. Dicen los sabios que para entender el presente hay que conocer el pasado.

Desde que la Unión Deportiva iniciara su andadura deportiva hace 67 años, numerosos futbolistas han dejado huella en su caminar. Tonono, Guedes, Carnevalli... hasta los más recientes, como Nauzet Alemán o Jonathan Viera. Sin embargo, los 'actores secundarios' han jugado un rol vertebrador en cada fase histórica. Uno de ellos participó, y de qué manera, en el quinto ascenso de la entidad capitalina a Primera División.

Koldo Sarasúa Gamazo (18 de marzo de 1972, Vizcaya) fue un defensa que defendió la elástica amarilla durante cinco años, entre 1997 y 2002. El zaguero vasco inició su carrera como futbolista en Segunda División 'B', con el Durango. Con 19 años dio el salto al Bilbao Athletic, filial de los leones. Su aventura se prorrogó cuatro años, pero posteriormente firmó por el Éibar. Dos temporadas vistió la camiseta eibarresa antes de ser contratado por Las Palmas.

Un lustro como zaguero amarillo

El conjunto grancanario es el club donde más tiempo ha desempeñado su labor como futbolista: cinco años en total. Pasó a formar parte de la plantilla de Mariano García Remón en la temporada 1997, pero fue con Sergio Kresic con quien consiguiera el ansiado ascenso a la máxima categoría. El Estadio Insular vibró con los cuatro tantos que el equipo capitalino endosó al Elche para regresar a la élite.

Sarasúa abrió el marcador en la goleada por cuatro tantos a uno frente al cuadro ilicitano. Fue en el minuto 13, de potente testarazo, cuando dio rienda suelta a los sueños de miles de aficionados amarillos presentes en el Insular. Posteriormente, un doblete de Eloy y una diana de Pablo Lago aumentaron la ventaja en el electrónico. Las dos temporadas siguientes, militando la Unión Deportiva en Primera, Koldo disputó 21 partidos en total.

Sin embargo, tras el descenso en la campaña 2001-2002, puso rumbo al Elche, equipo al que precisamente había privado del ascenso a Primera. Después de un año se marchó a tierras asturianas; el Real Oviedo le acogió desde el mercado invernal hasta final de temporada. Volvió a las Islas Afortunadas y formó parte del Universidad de Las Palmas de Gran Canarias durante dos cursos, para luego recalar en el Lanzarote.

Sarasúa, en la derecha, celebra un gol | Fotografía: Tinta amarilla
Sarasúa, a la derecha, celebra un gol | Fotografía: Tinta amarilla

El futbolista vizcaíno también se llegó a desempeñar como centrocampista defensivo. Su físico le permitía realizar un gran despliegue, incesante e incandescente en su trabajo. Su disciplina táctica le convertía en un seguro dentro del eje de la defensa. Demostraba una rigurosidad excelente en el terreno de juego, cubriendo líneas de pase y desarbolando ofensivas rivales. Asimismo, efectuaba buenas coberturas en diversas posiciones.

Algo más de un metro ochenta de altura y 70 kilos que le posibilitaba cumplir con solvencia su labor defensiva. A los 33 años, militando en las filas del Lanzarote en Segunda División 'B', dijo adiós al fútbol. Uno de tantos 'actores secundarios' que han forjado su nombre en la historia amarilla, dejando sudor y lágrimas para encumbrar a la Unión Deportiva a la élite.