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La natación no, el fútbol sí. Mireia no, Messi sí

Fred Vergnoux, entrenador jefe del equipo español de natación, carga en contra de la decisión del Gobierno de mantener cerradas las piscinas, a diferencia del resto de centros deportivos.

La natación no, el fútbol sí. Mireia no, Messi sí
Belmonte // Fuente: FINA
alvaroayuso
Por Álvaro Ayuso

La natación, como todos los deportes que no gozan de la popularidad del fútbol o el baloncesto, ha sido una de las grandes perjudicadas durante la cuarentena, y tampoco parece cobrar el respeto que merece durante la desescalada. Entre las damnificadas se encuentra uno de los buques insignia del deporte español, Mireia Belmonte.  

Nuestra nadadora fue una de las primeras en alzar la voz frente a la injusticia de no cancelar los Juegos Olímpicos desde un principio, uniéndose a las federaciones de natación de otros países en su presión hacia el COI

Una vez los Juegos fueron cancelados, la deportista declaró en su participación en ‘LaLiga Santander Fest’, hace unas semanas: ‘’Sentí alivio porque después de estos días sin entrenar, sin tener una piscina, hemos perdido la forma física y sabemos que todavía nos quedan bastantes días confinados en casa’’. Pero ahora que el desconfinamiento es una realidad, no todo está siendo bueno para la natación.  

Fuente: Twitter (@olympicuab)
Fuente: Twitter (@olympicuab)

En la fase 1, organizada por el Gobierno Central, se permite abrir los Centros de Alto Rendimiento, pero quedan excluidas ‘las piscinas y zonas de agua’. Dicho en otras palabras, un nadador, una jugadora de waterpolo o un equipo de sincronizada no pueden entrar en sus centros deportivos y recuperar su rutina de entrenamientos, como sí pueden el resto de deportistas.  

Esta decisión del Consejo Superior de Deportes y el Ministerio de Sanidad indignó fervientemente a todo el equipo de natación español, que desde el 13 de marzo se encuentra alejado del agua, trabajando con estiramientos o clases de pilates. Estos entrenamientos no son nada parecidos a los que se realizan en el agua, y las semanas ya van pesando en el cuerpo de los deportistas

Gracias a una charla organizada por el Banco Santander, la indignación de los atletas acuáticos pudo encontrar una voz, la de Fred Vergnoux, entrenador jefe. “Puedes irte a tomar una cerveza a un bar, pero una campeona olímpica como Mireia no puede ir a entrenar”, fue el firme mensaje que hizo resonar en todos los que escuchaban al entrenador.  

Vergnoux no puede comprender que los futbolistas del Barça o del Real Madrid, estando sus provincias en la fase 0, puedan entrenar, y los nadadores no. Además, Barcelona, Madrid y Granada son las tres principales sedes de los CAR, y las tres provincias permanecen en fase 0. “Me gusta mucho el fútbol. Pero no puedo entender que Messi pueda entrenar y Mireia no”, sentencia el técnico.  

Él no es el único al que la decisión del Ministerio le sorprende negativamente. Fernando Carpena, presidente de la Federación, se mostraba sorprendido al conocer la iniciativa ministerial. ‘’Nos resulta inexplicable porque se autorizan otras actividades que implican mayor riesgo que la práctica de la natación”, sentenciaba.  

Los dos responsables advierten al Gobierno de que los entrenamientos permitirían a los nadadores mantener la distancia mínima de dos metros, y suman un argumento más a su favor, que los atletas están sumergidos en una letal arma para el virus, el cloro. El informe del 5 mayo elaborado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas Sobre la Transmisión del SARS.Cov-2 en Playas y Piscinas demuestra que este compuesto, indispensable en una piscina, aniquila al virus.  

Fijándose en otros países y en la situación que ha adquirido este deporte en su desescalada, un claro ejemplo de eficacia es Italia. Este vecino mediterráneo permitió una semana antes el regreso a los entrenamientos de deportes individuales de carácter profesional que a los colectivos.  

La preocupación de Vergnoux va más lejos, ya que en la charla explicó que jamás se había estado tanto tiempo, nueve semanas, sin tocar una piscina. “A nivel de fuerza específica, el contacto con el agua es una locura. Para un nadador, una semana sin agua equivale lo que para un atleta sería un mes sin entrenar. Perdemos a la semana más de 800 kilómetros de nado’’, explica.  

La sensación generalizada que se tiene es de una grave falta de respeto al deporte profesional, confundiendo abrir piscinas profesionales con piscinas privadas orientadas al ocio. “Creemos que el Gobierno piensa en las piscinas de las comunidades de vecinos más que en el alto rendimiento. Nosotros seguimos estando igual que el 13 de marzo cuando se declaró el estado de alarma”, comentaba un portavoz de la Federación.  

Actualmente, parece que nada vaya a cambiar. Quizá por desconocimiento de la seriedad del deporte, quizá por desconocimiento de la diferencia que hay entre un profesional y un amateur veraniego, o tal vez por falta de investigación y asesoramiento. Sea cual sea la causa de la decisión, cada día parece más largo para todos los nadadores que no ven la hora de lanzarse a una piscina.