Es, según la marca, la bestia del infierno verde, tal y como lo han venido anunciando en una serie de vídeos teaser previos a su presentación; y es que, esta versión radical del coche más deportivo de Mercedes, ha sido desarrollado en el anillo norte del mítico circuito alemán de Nurburgo, donde el modelo de carreras de la categoría GT3, en el que se inspira, arrasó en las pasadas 24 Horas de Nürburgring.
Se inspira en él en algunas soluciones mecánicas y también en lo estético, con esa imponente calandra que a su vez está inspirada en el legendario Mercedes-Benz 300SL de la Carrera Panamericana. También deja claro con su color verde ‘Green Hell Magno’ cuál es su hábitat natural, y teniendo esto en cuenta no hay duda de que su territorio será el de los trazados revirados.
El motor de ocho cilindros en uve y cuatro litros de cubicaje sobrealimentado por dos turbos, ha sido potenciado hasta los 585 caballos, haciéndolo 75 cv más potente que el Mercedes-AMG GT S. A este, en configuración transaxle, le sigue acompañando la caja de cambios automática AMG Speedshift de doble embrague y 7 velocidades que se encarga de enviar la potencia a las ruedas traseras.
Un splitter móvil, un fondo plano, un alerón ajustable y un gran difusor generan 155 kilos más de carga aerodinámica
Como es habitual en este tipo de versiones, el GT R se ha visto sometido a una pérdida de peso y ha conseguido aligerar 15 kilos respecto al GT S para quedarse en 1.555 kilogramos en vacio. Esto ha sido posible gracias al techo de fibra de carbono y a otras piezas fabricadas en este material en elementos de la suspensión, de la transmisión o de la propia estructura.
A parte del incremento de potencia y de la reducción de peso, el tren de rodaje se ha optimizado con un mayor ancho de vías, que en el eje posterior es 75 milímetros mayor respecto al modelo “normal”. Esto, además de bajar el centro de gravedad, permite acoger unos neumáticos Michelin Pilot Sport Cup 2 en medida 325/30 sobre llantas de 20 pulgadas en el tren trasero y de 275/35 sobre unas de 19 pulgadas en el delantero.
Cuenta además con un sistema de cuatro ruedas directrices con el que las traseras acompañan el giro de las delanteras a partir de los 100 km/h para hacerlo más efectivo en curva. A velocidades inferiores estas giran en el sentido contrario facilitando la maniobrabilidad.
Quizá el aspecto más trabajado para crear esta versión ha sido el de la aerodinámica, tras pasar unas cuantas horas en el túnel de viento. Los ingenieros han dotado al GT R de una carga 155 kilos mayor gracias a un fondo plano, a una parrilla activa, a un gran difusor trasero, a un alerón ajustable y a un splitter frontal que a partir de 80 km/h desciende para crear el efecto Venturi y “pegar” el coche al suelo.
Con todo esto, el Mercedes-AMG GT R es capaz de alcanzar los 100 kilómetros por hora desde parado en sólo 3,6 segundos, siendo por lo tanto dos décimas más rápido que el GT S, y puede llegar hasta los 318 km/h de velocidad punta.
Para detener esta bestia de forma más eficaz, se puede equipar opcionalmente unos frenos carbocerámicos, que soportan mucho mejor el maltrato en circuito sin acusar el fadding.