Sylvain Guintoli es, probablemente, el campeón del mundo más cuestionado de la historia del Mundial de Superbikes. Sin el carisma de algunos de sus rivales, como Jonathan Rea y Tom Sykes, el francés es un piloto clásico que aprovecha cualquier oportunidad que tiene para sacar beneficio. Lo ha hecho en cualquier marca en la que ha competido, y quizás sea eso lo que le mantenga su crédito en el campeonato.

Yamaha será la quinta marca que tenga a Guintoli en sus filas en los más de seis años del galo en el Mundial de SBK. Exiliado de la galaxia de MotoGP, el piloto de Montélimar optó por el camino de Superbikes, una senda que muchos consideran, equivocadamente, un paso atrás en sus carreras deportivas. Muy pocos, por no decir nadie, hubiera apostado por él como potencial campeón del mundo de la categoría al haber pasado sin pena ni gloria por MotoGP.

Y es que, números en mano, sólo dos compañeros de equipo han podido con Guintoli en este tiempo: Haslam, en 2010, año de debut del galo en la categoría; y un inspirado Laverty en ese fantástico 2013 en el que fue la más dura oposición al brillante título de Sykes. El resto, pese a tener un talento probablemente mayor al del francés, sucumbió a la incombustible constancia del campeón de 2014.

Precisamente esa temporada, la de 2014, fue la de su real valoración como piloto 'top' de la parrilla. Sin partir como uno de los favoritos a la corona y con sólo dos victoria hasta el mes de octubre, Guintoli llegó con vida al tramo final del año, en el que la superioridad de su Aprilia con respecto a la Kawasaki de Sykes y los problemas internos en el equipo japonés le otorgaron la corona contra todo pronóstico. Pero Aprilia, que quería centrarse en el proyecto de MotoGP, le dejó claro que no tendría una moto competitiva en 2015.

Honda y la peor defensa del título posible

Fue entonces cuando Guintoli, que ya había pasado por Suzuki y Ducati previamente, probó el sabor de una Honda en descomposición tras la marcha de Rea. Fue esa eterna comparación con el de Isla de Man, ganador de carreras cada año a lomos de la desastrosa Honda, la hundió a Guintoli en 2015. Sumó más puntos que Van Der Mark, pero no se ganó el catálogo de piloto campeón que había conseguido con el título en 2014. Pero ese no era el fin de Guintoli.

Una puerta se le abrió en el verano de 2015, cuando sopesaba diversas posibilidades para 2016. El retorno de Yamaha, con una moto teóricamente competitiva com se observó en las 8 Horas de Suzuka, podría volver a darle la opción de luchar por el campeonato. Eso sí, no lo tendrá nada fácil. Kawasaki y Ducati son proyectos más consolidados en el campeonato y, además, su puesto como jefe de filas de la escudería no está del todo claro.

Un hueso como compañero

Alex Lowes será su compañero en Yamaha. Un piloto ocho años más joven y con la etiqueta de promesa y potencial campeón del mundo de la categoría. En cierto modo, es un caso similar al de VD Mark, que al final Guintoli pudo gestionar positivamente. Pocos dudan de que Lowes sea capaz de ser más rápido que el ex campeón del mundo, aunque nadie tiene claro si igualará la constancia del galo o su astucia en carreras con variables.

2016 es un examen para Guintoli. Si es derrotado por Lowes, dará la razón a sus detractores, que no le consideran un piloto importante en Superbikes. Si se rehace y supera al británico, incluso si es capaz de ganar carreras con Yamaha, cerrará las mismas bocas que tapó con su Mundial en 2014. Está por ver si el trotamundos de Superbikes tiene una nueva cita con la historia en 2016.