Llegamos al segundo partido de la serie disputado en Los Angeles después de imponerse los locales en el primero, con los Rangers intentando, si fuese posible, evitar verse obligados a conseguir las dos siguientes victorias en casa empatando la serie en California. El primer periodo fue, casi literalmente, un constante intercambio de golpes entre ambos equipos, juego muy físico detrás de las porterías y en general un constante de hits que cerca estuvo de costar bajas en los dos equipos, como Jeff Carter o Dan Girardi, que sufrieron daños en rodilla y mano respectivamente, pero volvieron pronto al partido. Ninguno de los dos equipos se impuso sobre el otro en los primeros compases, pero una superioridad para los Rangers casi les cuesta empezar el partido por debajo, al estrellar Tyler Toffoli una pastilla en el palo. Sin embargo serían los visitantes los primeros en anotar, al disparar Ryan McDonagh desde la línea azul un misil directo a la red tras una pérdida de Justin Williams en campo propio. Hacia el final del periodo, Lundqvist evitó el empate con un paradón de libro a Alec Martinez, y en la jugada siguiente, fue Zuccarello quien ampliara la ventaja de los Neoyorquinos tras prácticamente parar una pastilla que iba desviada y rematarla adentro.

Jarrett Stoll abrió el marcador para los Kings nada más empezar el segundo periodo tras una fabulosa jugada de Justin Williams, y intentaron seguir apretando a New York, pero el nivel físico de los visitantes no bajó en ningún momento y impidieron ser intimidados por unos Los Angeles muy agresivos. Los Kings fueron cazados con demasiada gente en el hielo tras una descoordinación en los relevos, y St. Louis cayendo a una rodilla con un one-timer de libro transformó un dos contra uno en un contraataque. Tras el gol, los Kings gozaron de una superioridad, y Willie Mitchell recortó la distancia a un gol, pero esto serviría de poco ya que minutos después la defensa y Quick no se entenderían al recoger una pastilla detrás de la portería y Derrick Brassard, ante un Jonathan Quick en el suelo, reestablecería la ventaja de dos goles antes de entrar al último periodo.

El partido dio un brusco giro al principio del tercer periodo cuando Los Angeles marcó el 3-4 de manera polémica, ya que Henrik Lundqvist consideró que la posición del delantero rival Dwight King, quien peleaba por la posición con Ryan McDonagh, le imposibilitaba de realizar la parada a un disparo desde la defensa de Matt Greene, que finalmente acabó contando. Este gol dio alas a Los Angeles y pareció sacar del partido ligeramente a Lundqvist, quien mostró señas evidentes de enfado cuando Marian Gaborik empató el partido a 4 y se llevó el partido al tiempo extra.

La primera prórroga fue un periodo muy parecido al primero del partido, nuevamente de ida y venida pero con menos contacto físico a causa de la larga duración del partido, ambos porteros, incluso con inferioridades numéricas, aguantaron fuertes, con un Henrik Lundqvist claramente ya recuperado del cuestionable gol que encajó en el tercer periodo. Aun así el héroe del partido no llegó hasta la segunda prórroga que alargaba el partido a las cuatro horas de duración, con las piernas de los jugadores ya flojeando y superada la barrera de los ochenta tiros a puerta, un leve matiz o detalle tenía que decidir el encuentro, leve como la redirección del capitán Dustin Brown al inocente disparo de Willie Mitchell, poniendo el 2-0 en la serie y tirando el balón al tejado de los Rangers y su Madison Square Garden.