Ésta será la última temporada de los Oklahoma City Barons como tal. Apenas 3000 personas alberga las noches de partido el estadio Cox Convention Center de Oklahoma, su estadio, cifras agónicas para el filial de un equipo en una espiral de malos resultados de las que no se conoce el fin, y es que la franquicia de los Edmonton Oilers está pasando por la peor década de su historia, quizá este cambio supone una oportunidad de hacer las cosas bien desde la raíz y el primer paso en este nuevo y desesperado intento de remontar el vuelo de la franquicia por parte de Daryl Katz tras el despido de Dallas Eakins. Un cambio menor, sin duda, pero un cambio al fin y al cabo, una chance de empezar a lavar la imagen de mediocridad que ofrece la organización.
Con el anuncio de la franquicia de la AHL de cesar de operar tras esta temporada llega otro cambio importante en la liga, como es la compra de los Texas Stars por parte de Tom Gaglardi, dueño de los Dallas Stars, quienes se convierten en la decimocuarta franquicia que posee a su equipo filial, uniéndose a Buffalo, Calgary, Edmonton, Los Angeles, Minnesota, New Jersey, New York Islanders, New York Rangers, Pittsburgh, San Jose, Toronto, Vancouver y Winnipeg.
Con ésta compra, Dallas solidifica su apuesta para el futuro y planta lo que esperan sean las bases de un sólido proyecto de franquicia en un mercado falto de éxitos.