Visitantes en casa

El Rojo nuevamente se fue silbado por sus hinchas que llenaron el estadio pero que no soportaron la derrota ante Belgrano. La visita se llevó los tres puntos y así agrandó aún más la sensación de que Independiente le pesa jugar en su estadio.

Visitantes en casa
Otra vez el equipo fue reprobado por su gente. (Foto: La Voz del Interior)
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Por Juan Manuel Di Iorio

La victoria como visitante y mostrando un buen juego ante Quilmes, elevó la ilusión de los Diablos Rojos que llenaron el Libertadores de América. Sin embargo, una vez más el apareció los errores y un mal juego que privó al equipo de sumar puntos. 

Desde el arranque, Independiente se mostró firme y con un notable control del balón ante un rival que no hacía pie en Avellaneda. Desde la recuperación de Diego Rodríguez que parecía una fiera en el medio, sumado al buen juego de Matías Pisano y Federico Mancuello daba la sensación de que el primer grito llegaría rápido

Sin embargo, en el ataque las cosas parecían complicarse cuando llegaban a los pies de José Valencia, quien no tuvo una buena noche. Por su parte, Lucas Albertengo no entró en acción como en otros juegos y como consecuencia de esto, el Rojo amenazaba más de lo que realmente lograba realizar. 

Pero la concreción de esa sensación llegaría a los 21 minutos, cuando Federico Mancuello clavó de forma estupenda su tiro libre en el palo derecho de Olave. A partir de esto, Independiente se agrandó aún más en búsqueda del segundo. 

A pesar de ello, en un ataque a favor en la que el colombiano Valencia rebotó mal el balón, nació una contra para la visita. Y desde un lateral, sí, un lateral. La pelota le cayó a Rigoni para que este le contestará a los dichos de Jorge Almiron durante la semana y pusiera el partido en tablas. Luego de esto, el Rojo se desordeno y Belgrano contó con varias ocasiones para irse en ventaja al vestuario. 

Ya en el complemento, el local acusó recibo del gol sufrido y no dioses señales de mejorías. Con un Pisano y Albertengo desaparecidos, un Mancuello y Rodríguez solitarios. Más un Aguilera errático, el partido pasaba al mostrarse como un trámite complicado. 

Sin importar quien fuera el jugador que tuviera el balón, el final era el mismo. Chocar contra los hombres del Celeste que aparecían bien parados.  En una de las pocas incursiones de la visita al ataque, apareció un penal infantil. Hay que destacar que a pocos minutos de comenzado el segundo tiempo los cordobeses habían sufrido una infracción mucho más grosera en el área que el árbitro obvio. Chiqui Pérez no perdonó y así firmó el 2-1 cuando sólo restaba un cuarto de hora para el final

Durante ese tiempo, el nerviosismo se hizo más visible y la falta de rebeldía resultarían fatales para un equipo que pareció atado y amordazado para revertir la historia. El pitazo final, sólo sirvió para que al igual a lo que había sucedido dos semanas atrás ante sarmiento, el público demostrara todo su descontento por lo hecho por los Rojos. Es así, el malestar es grande, porque Independiente gana afuera, pero en casa parece visitante.