"¿Por qué no traes al 8, que es un fenómeno?". La frase pertenece a Antonio Alzamendi, excelente delantero uruguayo que brilló en Independiente y luego fue campeón del mundo con River Plate. El receptor de aquel pedido/consejo fue Julio Grondona, por entonces Presidente del Rojo.
Tan amigo del gol fue Burruchaga que Diego Armando Maradona lo puso a correr de cara al gol en la final de México 1986, ante Alemania. El ídolo de Independiente definió con jerarquía y le dio a Argentina su segundo titulo mundial.
En Independiente, Burruchaga jugó 235 partidos. Marcó 72 goles y obtuvo 5 títulos.
Tras jugar 10 años en el fútbol de Francia, Burruchaga retornó a Independiente en 1995 para jugar sus últimas tres temporadas como profesional. Sin la explosión de sus años jovenes, tuvo menos gol pero más sapiencia. En la mitad de la cancha fue un organizador experimentado que participó de otras dos conquistas internacionales: la Recopa Sudamericana 1995 ante Vélez y la Supercopa 1995. Justamente, en un choque ante Vélez, Burruchaga dijo adios al fútbol profesional, luego de ganarse el mote de ídolo en Independiente.