Con el comienzo del nuevo campeonato, a Estudiantes de La Plata le llegaba también la hora de afrontar ‘la era post-Verón’. Importante desafío, si los hay. Ya sin la brujita, al pincha le tocaba ratificar todo lo bueno que había demostrado en el torneo anterior. Pero de un semestre al otro, el elenco albirrojo perdió su principal virtud. Aquella cualidad que lo había hecho un equipo protagonista a lo largo del Torneo Final 2014, desapareció luego del receso por el Mundial de Brasil.
Si durante la primera parte del año el león platense se caracterizó por su regularidad, durante la segunda fue todo lo contrario. Estudiantes fue dos equipos en uno. Tuvo su propia versión del Dr. Jekyll y de Mr. Hyde: uno, era el que jugaba de local, y otro, el que lo hacía de visitante. Algo que definitivamente quedó evidenciado tanto en el juego como en los resultados. ¿Qué influencia puede tener para un equipo la localía? Al parecer, mucha.
En su casa, Estudiantes fue un equipo prácticamente imbatible. Ambicioso, no siempre claro, pero con recursos y confiado en su propuesta. Fuera de ella, fue más bien tibio e inseguro. ¿Los números? Hablan por sí solos: 23 de las 31 unidades que cosechó el pincha a lo largo del campeonato, es decir el 74% de los puntos, fueron obtenidos jugando en el Estadio Único. Las siete victorias conseguidas ante Independiente (1-0), Boca (3-1), Belgrano (3-1), Vélez (3-2), Quilmes (1-0), Central (1-0) y Tigre (4-2) y los empates frente a Gimnasia (0-0) y Defensa (0-0), lo convirtieron en el mejor local del Torneo de Transición.
En cambio, como visitante, la historia fue totalmente diferente. Sólo 8 de los 27 puntos puestos en juego fueron los que consiguió el conjunto comandado por Mauricio Pellegrino. Demasiado poco para un equipo con pretensiones de campeonato. Aún así, hubo una excepción. El partido con River, el River de Marcelo Gallardo, a quien en el Monumental y a base de un planteo inteligente, le arrebató un histórico invicto de 31 encuentros.
Estudiantes arrancó ‘la era post-Verón’ dignamente, a pesar de haber sufrido bajas significativas como las de Gerónimo Rulli, Jonathan Silva, Franco Jara o el propio Juan Sebastián Verón. Sin embargo, queda un sabor un tanto agridulce al pensar que los 31 puntos conseguidos pudieron haber sido muchos más de haber hecho un mejor papel en condición de visitante. Ese será sin dudas, la deuda a saldar para el próximo campeonato si la idea es pelear por un título.