En un partido lánguido, pasado por agua y sobre todo para el olvido, el Deportes Tolima resignó tres puntos ante un independiente Santafé que se tomó el partido muy en serio por el liderato. Fueron 90 minutos de un estupor general por parte del vinotinto y oro, sin ideas en el campo donde es muy difícil encontrar un jugador destacado.

Se podría hablar más bien de jugadas notorias, como el penalti bien tapado (qué otros podrían decir mal cobrado) a Fabián Sambueza, una que otra escaramuza por parte de Omar Albornoz, que, aunque con ganas estuvo impreciso, algunas apariciones con un liderazgo al alza de Yeison Gordillo, y un sacrificado Andrey Estupiñán, que en solitario luchó con la buena defensa cardenal que además lo ablandó con uno que otro golpe.

Sin embargo, la lucha individual e infructuosa de Jaminton Capaz no puede ser pasada por alto. Puede ser su edad o tal vez la falta de experiencia, pero siempre se le vio en el campo una actitud diferente al resto del equipo. Más solitario que el mismo Estupiñán, se esforzó contra un mediocampo voraz, compuesto por jugadores experimentados quienes le hicieron la vida imposible al pequeño talento del equipo pijao. Se le vio en algunos momentos explosivo, haciendo regates, cambios de ritmo, buscando espacios y a sus compañeros, a costa de fuertes golpes. Tal vez la mediocre noche de Albornoz y el esquema dispuesto por el técnico para Estupiñán, fueron atenuantes de su buena actuación, que luego de todo lo acontecido se puede antojar aceptable.

No se puede decir más de un equipo al que le faltó exigirse, que no se entregó en un 100%, qué está pensando más en las finales y en que no llegue una debacle por falta de fondo físico. La actitud de anoche puede ser un arma de doble filo que, en las finales, que se puede traducir en perdida de ritmo, y (como estamos viendo ya) un bajón anímico, que en las finales hace mucha diferencia

El técnico Hernán Torres hizo un planteamiento básicamente conservador, extraño a la esencia del Tolima, esa que lo ha hecho ver cómo un equipo aguerrido explosivo y siempre mirando hacia el arco contrario. Pudo contribuir a ello la excelente disposición táctica del equipo local y el batacazo lanzado por Pérez, imposible de atajar para el arquero William Cuesta. Esta vez el equipo visitante estuvo acorde al clima bogotano; y tal vez por eso mismo, así como la lluvia, se resbaló un buen resultado.

No obstante, cabe recordar que el equipo pijao ya está clasificado para las finales y además enfrentará al Once Caldas en estado de alerta por el Coronavirus y la salud del técnico Bodhert, hechos que probablemente influirán en el resultado de la última fecha de la Liga BetPlay 2020.