Existen infinidad de palabras para describir lo que un estandarte como Kevin Garnett ha dejado sobre el parqué durante todos estos años de competición. Aspectos como la pasión, el hambre o la entrega le han acompañado desde sus comienzos y originan, al fundirse, una figura inconfundible. Esa figura es la del '21' de los Wolves, una leyenda que, en su vigésima primera temporada, no quiere dejar de hacer historia.

Hace precisamente 21 años, concordando curiosamente con su dorsal, un joven de 18 años de Carolina del Sur se presentaba al draft tras firmar unos números escandalosos con su instituto (22,3 puntos, 17,9 rebotes, 6,7 asitencias y 6,6 tapones por partido) y ser incluído en el primer equipo del All-American. Su elección, en el quinto lugar, supondría un antes y un después en la historia de unos Minnesota Timberwolves que apenas llevaban siete años de vida.

Kevin Garnett fue MVP del McDonald's All-American Game en 1995. (Fotografía: McDonald's All-American Games)

Una historia ligada al desaparecido Flip Saunders

La llegada de Kevin Garnett a la franquicia de Minneapolis supuso todo un salto de calidad para los nórdicos. La elección del ala-pívot en el draft coincidió con la contratación de Flip Saunders como nuevo técnico. Ambas figuras conectarían rápido y, con el paso del tiempo, ayudarían a los Wolves a escribir las páginas más doradas de su historia. La relación entre jugador y entrenador, que se prolongaría durante más de diez años, superaría los límites deportivos y se consolidaría como una gran amistad.

Saunders y Garnett llegaron a Minnesota para afrontar la temporada 1995/96

Tal es así, que juntos convertirían a la franquicia de los Wolves en una de las más competitivas de su conferencia. Gracias al buen hacer de Saunders con el grupo y a la incansable labor del ala-pívot, lograrían clasificar para la postemporada en ocho ocasiones consecutivas, entre los años 1997 y 2004.

Será precisamente en los últimos años de esta etapa cuando 'KG' alcance su madurez y cénit deportivo. Recibirá el reconocimiento de la liga con el MVP del año 2004, temporada en la que los Wolves, reforzados con figuras reconocidas como la de Sam Cassell o Latrell Sprewell, alcanzarán su mejor registro histórico, accediendo a las Finales de Conferencia contra Los Angeles Lakers.

El esfuerzo por sobrepasar a los Bryant, O'Neal, Payton, Malone y compañía fue inútil y los de Minneapolis caerían por 4-2 en el sexto partido. Al término de la campaña, Sprewell y Cassell cambiaron de aires y "The Big Ticket" no volvería a los Playoffs hasta su nueva etapa en Boston tres años después.

Llegar y besar el santo

En el momento en que salió a la luz que Kevin Garnett quería abandonar la disciplina de los Minnesota Timberwolves, más de la mitad de la liga comenzó a mover ficha para intentar hacerse con sus derechos. Lakers, Mavericks, Bulls, Suns o Warriors mostraron gran interés al general manager de los Wolves por el jugador, los angelinos, incluso, llegaron a tener un acuerdo verbal con él. Sin embargo, serían los Boston Celtics, con un histórico traspaso de siete jugadores, quienes finalmente se harían con los servicios del All-Star. Kevin Garnett se mudaba a la costa este.

Los de Massachusetts querían conformar un proyecto ganador que les devolviera a la lucha por el título y pusiera fin a más de dos décadas de sequía. Para ello, y tras obtener la quinta elección del draft de 2007, que no les permitía elegir a Greg Oden o Kevin Durant, decidieron renovar por completo su plantel. Con este objetivo entre ceja y ceja, enviarían su ronda del draft y dos jugadores más a Seattle, donde aguardaba una estrella de la liga como Ray Allen. Él, Garnett, un estandarte como Paul Pierce y la buena mano de Doc Rivers al frente del grupo, devolvieron a los "orgullosos verdes" a la primera plana del planeta baloncesto. Boston sumaba otro Larry O'Brien a sus vitrinas y, como hiciera en tantas otras ocasiones, ante el eterno rival: Los Angeles Lakers.

Kevin Garnett sostiene el título de la NBA junto a Davis y Pierce. (Fotografía: Elsa | Getty Images North America)

Nuevas Finales y últimos coletazos

La relación entre Kevin Garnett y los Celtics se prolongaría durante cinco años más. En este periodo de tiempo se pudo asistir de nuevo al dominio de los hombres de Doc Rivers de la conferencia este, con una nueva apariencia en las Finales de la NBA, las de 2010. En ellas, y a pesar del gran nivel exhibido, el grupo no contó con la fortuna de 2008 y cayó en el séptimo partido ante Los Ángeles Lakers. 'KG' se quedaba a las puertas de su segundo título.

Boston puso en jaque la hegemonía de Miami en el este

Los años venideros no fueron todo lo positivos que se antojaban. Si bien es cierto que el equipo cuajó buenas fases regulares, en la postemporada siempre terminaban cayendo con los renovados Heat de LeBron, Wade, Bosh y compañía. Tras un último año con muchas dificultades para superar el 50% de victorias -Ray Allen se fue a Miami y Jason Terry, su sustituto, no terminó de encajar-, Boston se planteó seriamente la opción de escuchar ofertas por la columna vertebral del título de 2008.

Sabedor de esta situación, Mikhail Prokhorov, dueño de los Brooklyn Nets, comenzó a mover los hilos para obtener esa experiencia que colocara, de una vez por todas, a su franquicia en la pelea por el oro. Así pues, la noche del draft de 2013, Boston y Brooklyn llegaban a un acuerdo por el traspaso de Kevin Garnett, Paul Pierce y Jason Terry. Los Nets, a golpe de talonario, originaban una plantilla aspirante a todo.

Kevin Garnett aterrizó en Brooklyn en 2013 junto a su amigo Paul Pierce. (Fotografía: Joe Camporeale)

Sin embargo, la falta de química en el vestuario y, una vez más el dominio de Miami en la conferencia este, impidió que la andadura de Garnett en Brooklyn fuera exitosa. Al margen de dos años, "The Big Ticket", ya con 38 años a sus espaldas, fue traspasado a Minnesota por Thaddeus Young. El hijo pródigo volvía a casa. Flip Saunders y Garnett se reencontraban una última vez.

Maestro de una prometedora generación

"No importa dónde hayas estado, solo hay un hogar". Con esta frase recibió el Target Center el pasado mes de febrero al líder de la franquicia en puntos, rebotes, asistencias, tapones, robos y partidos disputados. Los Wolves, que apenas comenzaban su proceso de reconstrucción, se encomendaban al mejor jugador de su historia para guiar a sus jóvenes talentos. Ahora, unos meses después y tras el varapalo recibido con la repentina defunción de Saunders, todo parece indicar que los nórdicos van en buen camino.

Garnett es historia, ídolo y ejemplo de una generación. No contento con eso, desde hace escasos días forma también parte de uno de los grupos más selectos de los anales de la NBA. Sus acompañantes: Kareem Abdul-Jabbar, Karl Malone, Jason Kidd y Elvin Hayes son los de los únicos jugadores capaces de superar la barrera de los 50.000 minutos en los casi 70 años de existencia de la liga. Todo un hito.