Dídac Cuevas (1’78, 19 años) milita actualmente en la plantilla del CB Melilla, conjunto que pertenece a la LEB Oro.

Tras pasar por las categorías inferiores del Joventut de Badalona, pasó tanto por LEB Plata como por LEB Oro durante la misma campaña, la 2018-19. Tras ella, llegó a su actual destino. En sus participaciones como internacional español ha logrado reunir tres medallas: una de oro en el Europeo sub16 en Polonia (2016) y dos platas, en el Europeo sub18 de Bratislava (2017) y en el Europeo sub20 en Israel (2019).

Se declara muy seguidor del Zalgiris, apreciando la estrategia y la forma de entender el baloncesto de Sarunas Jasikevicius. Considera fundamental botar, pasar y tirar, y admira el estilo griego. Cuando es preguntado por Giannis Antetokounmpo, dice lo siguiente: “Es griego, pero su estilo de juego es americano, y solo queda disfrutarlo”.

Jugando en el puesto de base, es consciente de sus limitaciones pero nunca ha permitido que estas le definan, sino todo lo contrario; motivado por quienes no apostaban por él, es un jugador decidido a trabajar duro para demostrar su calidad y sus grandes cualidades dentro de la cancha.

Dídac durante un partido con las categorías inferiores de Joventut
Dídac durante un partido con las categorías inferiores de Joventut

Pregunta: Un base de algo menos de 1,80 con mucha garra y que nunca se da por vencido. Podría decirse que cumple con el prototipo de jugadores de la talla de Nate Robinson, Isaiah Thomas, Facundo Campazzo… ¿Su ejemplo le ha ayudado a no rendirse y ver que es posible?

Respuesta: Sí, son jugadores que siempre he seguido. Cuando Isaiah Thomas estaba en la élite y Nate Robinson también jugaba yo era algo más pequeño, pero uno de los referentes más cercanos siempre ha sido Campazzo, con el que he coincido más en el tiempo. Es un jugador de mi estatura que tiene un cuerpo mucho más trabajado y es capaz de dominar, por no decir el mundo, Europa. Es un referente, siendo de los mejores bases de Europa. Me fijo en las cosas que hace, cómo domina las situaciones y cómo inconscientemente deja de lado el tema físico (su estatura) y se pone a jugar al baloncesto sin miedo a nada… es un honor verlo jugar y es como tener un profesor delante: si él puede, ¿por qué no iba a poder yo?

P: ¿Ha podido ver jugar a Campazzo en directo alguna vez?

R: Solo he podido ver jugar a Campazzo una vez, cuando jugaba en el Murcia. Fui al Palau Blaulgrana con unos amigos; íbamos a ver a varios jugadores, ellos eran fans de Antelo (excapitán del Murcia) y a mí me gustaba mucho Campazzo, así que decidimos ir al partido.

P: ¿Hubo algún jugador que marcara sus primeros años en el mundo de la canasta?

R: Cuando era pequeño (mi padre era muy baloncestista y yo siempre iba detrás de él), poníamos Teledeporte cuando emitían los partidos de ACB y desde entonces soy muy fan de Gianluca Basile. Era un jugador al que creo que me parezco; yo ahora me estoy decantando hacia el puesto de base aunque naturalmente siempre he sido un ‘killer’, siendo ese 1-2 de mirar al aro y lanzar cuando tuviera la oportunidad. Me veo reflejado en él por eso; él tenía ese estilo y cuando tenía algo de hueco se levantaba sin problemas. Cuando lo veía siempre quería que encestara y me ha marcado bastante, la verdad.

P: Pasó un par de años en la cantera del Joventut, ¿Qué es lo que recuerda con más cariño de esa etapa?

R: Salí de un club de barrio, el Sese, donde me enseñaron a disfrutar del baloncesto y luego la Penya me dio la oportunidad de jugar con ellos desde infantil hasta junior, si no me equivoco. Allí, aparte de formarme como persona, que creo que es un club donde los valores humanos están por encima de todo, he tenido la suerte de contar con profesionales y entrenadores que han estado pendientes de mí cada día para poder mejorar técnicamente.

Para mí ha sido un privilegio, y además del nivel técnico, que es increíble, me llevo muchos amigos y mucha gente con la que he compartido muchos años, muchas horas; y cuando estás en un club así pasas muchas horas en un pabellón, en este caso el Olímpico, y ahora que me pongo a pensar me vienen todos los recuerdos de estar cada día allí con la misma gente entrenando. La verdad es que es algo que se lleva dentro y por lo que siempre estaré muy agradecido a la Penya aunque mi etapa allí ya finalizó, pero siempre está en mi cabeza y no dejo de agradecerles.

P: Se aprecian en su juego rasgos de tirador que recuerdan a un clásico como Ray Allen o a Jaycee Carroll… ¿Ha encontrado inspiración en alguno de ellos?

R: Has nombrado jugadores de otra galaxia, la verdad. Tanto Jaycee como Allen son jugadores ‘top’, pero sí es verdad que tengo esa ambición cuando juego un bloqueo indirecto o un bloqueo directo, siempre busco tener la opción de levantarme para tirar. Al final soy un jugador que tiene esa virtud con el tiro de tres y si la puedo aprovechar, lo haré. Aun así, el hecho de ser base y no tener la estatura que tienen ellos y además el jugar de 1 puro me ha hecho madurar y jugar los bloqueos también para el equipo; es lo que estoy aprendiendo poco a poco para conseguir el sueño que es llegar a la ACB.

No puedo jugar todos los bloqueos pensando en tirar, a veces hay que hacer circular la pelota y si hay una jugada diseñada para el ‘4’, aunque yo tenga el tiro hay que pasarle la bola. Es un poco una cuestión de equilibrio; sin perder mi esencia quiero madurar y mejorar en esas situaciones.

P: En lo referente a ese aspecto del juego, a menudo usa jugadas de bloqueos para disponer de tiros liberados; ¿Cuánta importancia tiene la confianza del entrenador en usted para ejecutar esas jugadas? ¿Y la química entre el tirador y los bloqueadores?

R: En esas situaciones soy muy partidario de que si la bola entra, nadie te va a decir nada. Al fin y al cabo todos somos resultadistas, ¿no? Si un jugador la falla es más probable que pueda recibir una queja. Yo tengo mucha confianza en mí mismo, sigo las pautas y juego para el equipo, pero que el entrenador te dé confianza siempre es un plus; yo nunca he tenido un entrenador que me haya dicho: “No tires”.

Es más, los entrenadores que he tenido siempre me han dado confianza para ejecutar esos tiros, pero conforme he ido avanzando entiendo que hay situaciones en las que no se debe tomar el tiro aunque se pueda, para aprovechar alguna ventaja física o buscar a un compañero en racha. Creo que estoy empezando a leer esas situaciones mucho mejor, pero con 19 años tengo muchas que mejorar y aunque tuviera 30 también tendría cosas que aprender.

P: Además, los ‘scoutings’ también le describen como un base con buena visión de juego y activo en defensa, siendo agresivo en las líneas de pase y colaborando también en el rebote; ¿Cuál es la clave para tener esa presencia en la cancha?

R: En infantil teniendo la misma estatura que todo el mundo ya quería robar la pelota siempre y atrapar los rebotes, creo que desde pequeño lo he llevado un poquito dentro. Con el paso de los años y jugando en otras categorías en físico siempre me van a ganar, pero intento adelantarme con inteligencia; intento anticiparme al bote o los pases.

Antes era mucho más alocado, ahora me noto más maduro e intento regularlo y no querer robar siempre o ir a por un rebote si tengo que hacer balance. Sí que es algo que llevo dentro, que si veo el bote voy a ir a picar la pelota, porque tengo esa intuición natural de querer anticiparme siempre a las cosas.

P: Quizás le ponga en un aprieto, pero… ¿cuál es la jugada favorita de su carrera?

R: Uf (risas) no me lo habían preguntado nunca. Es verdad que he vivido situaciones bonitas en mi carrera; he tenido el privilegio de jugar campeonatos de Europa y también campeonatos de España.

Una de las jugadas que sí tengo en la memoria es en un campeonato de España en mi segundo año como junior, si no recuerdo mal. Íbamos 5 abajo contra el Real Madrid y quedaban 12 segundos; yo cogí la pelota y me planté a unos 9 metros y dije: “Me la tiro porque no queda tiempo”. La lancé y la clavé para ponernos a dos y acabó ganando el Madrid esa final, pero esos segundos se lucharon hasta el final. Creo que es una de las obligaciones que tenemos todos los equipos, la de pelear hasta el último segundo.

P: De alguna manera es un instante que define su carácter como jugador; probablemente no cualquiera se habría atrevido a hacer eso.

R: Sí que es verdad que a veces tengo pensamientos de jugador especial, pero es algo que me sale de dentro. Cuando se está en la cancha al final cada uno es como es, aunque se vayan puliendo detalles. Tengo ese arrojo, el  no tenerle miedo a nada o a nadie y querer lucharlo todo hasta cuando mi cuerpo y mi cabeza me dejen. Creo que es algo que me caracteriza, no he nacido ni con un grandísimo talento ni con un gran físico, pero tengo ese carisma y esa ambición para luchar por las cosas y estar dispuesto a romper barreras; es algo que lleva conmigo desde mi etapa de formación y estará conmigo en el futuro para seguir rompiendo esos techos que pone la gente.

Está claro que siendo un jugador de 1’77 o 1’78 como soy yo pues siempre lo más fácil es que la gente diga: “Este chico no va a llegar, es imposible”. Afortunadamente tengo esa mentalidad de querer demostrar lo contrario y gracias a ello estoy donde estoy y me permite soñar para llegar lo más arriba que se pueda.

P: Ha sido seleccionado en varias ocasiones con la selección nacional para disputar europeos, coincidiendo con jugadores como Usman Garuba, Carlos Alocén, Sergi Martínez… ¿Qué supone compartir cancha con ellos?

R: Es un privilegio, al fin y al cabo ir convocado con una selección nacional aunque no sea la absoluta pues ya indica que son jugadores con futuro; estamos ahí para dejar nuestra huella y poder llegar arriba, y que haya jugadores ya que en categoría sub20 o sub18 ya estén en el primer nivel como puede ser la ACB pues es un honor. Además que sean amigos y poder compartir el día a día con ellos y mantener una relación es aún mejor. Compartir pista con estos jugadores es un lujo porque inconscientemente te están haciendo mejor, al estar en cancha con ellos es mucho más fácil jugar y aprender de su nivel, es más natural.

P: ¿Qué significó ese Oro en el Europeo sub16 en Polonia? ¿Lo considera como el principio de algo grande, un mero empujón para seguir trabajando…?

R: El campeonato de Polonia se me quedará en la cabeza, fue mi primer campeonato de Europa y tenía 15 o 16 años. Fue mi primera experiencia europea y la compartí con gente con la que sigo jugando, como Alocén, Adams Sola, Joel Parra, Parrado… fue una selección especial. En el campeonato partíamos como selección favorita y fuimos capaces de imponernos en cada partido. En la final contra Lituania ganamos con un triple de “Charly” (Carlos Unanue) a falta de 3 segundos. Es un momento especial y siempre podré decir que soy campeón de Europa aunque fuera sub16 y es un recuerdo que se va a quedar.

Alocén estaba por delante y era el primer año que fui convocado; no tenía nada asegurado. Ser el segundo base y conseguir el Oro siendo un jugador importante como creo que lo fui en la selección me empujó a trabajar duro cuando entré de base suplente en el junior de la Penya. Aunque suelo estar en la segunda línea soy muy trabajador y busco ir rompiendo esos techos.

Dídac siendo recibido en cancha por sus compañeros de la Selección
Dídac siendo recibido en cancha por sus compañeros de la Selección

P: Durante el Europeo sub18 en Letonia, España cayó eliminada de la fase final en octavos por Montenegro pero a pesar de ello se rehizo para lograr el 9º puesto; ¿Cómo ajusta un jugador la mentalidad para seguir compitiendo en esas circunstancias, y qué mensaje da el entrenador?

R: Puedo decirte que es una de las peores situaciones deportivas que he vivido. Era un Europeo en el que nos jugábamos la clasificación para el Mundial y no logramos ir a Grecia. Es una de las peores derrotas que he tenido como jugador, pero es lo que tiene el baloncesto: aunque partas como favorito tienes que jugar los 40 minutos. Salimos pensando que íbamos a dominar y al final del tercer cuarto nos encontramos 6 abajo o así.

Cuando perdimos, no nos lo creíamos; era para muchos la única oportunidad de jugar un Mundial, ya que luego con la absoluta es muy difícil. Es un golpe que ayuda a valorar otras cosas pero que te hace pasarlo mal.

El trabajo del ‘staff’ hizo posible que acabáramos con la sensación de jugar bien los últimos partidos, acabamos con un balance de 8-1 y el que quedó 4º acabó con peor balance de nosotros. Los tres entrenadores (Joaquín Prado, Berni Álvarez y Xavi  Albert) nos hicieron ver que teníamos que seguir trabajando, que el hecho de derrumbarnos nos iba a perjudicar; el baloncesto iba a seguir y esta experiencia tenía que hacernos más fuertes.

P: En ese último partido de la competición para lograr la 9ª plaza logró hacer ante Italia saliendo desde el banquillo 16 puntos, 6 asistencias, 3 rebotes y 3 robos; ¿Ayudó en cierta medida a compensar la eliminación?

R: Qué va, hice un buen torneo individual pero la oportunidad perdida pesa más. Llegué a casa y las malas sensaciones me duraron una o dos semanas. No era capaz de asimilarlo, habíamos sido campeones sub16 y no fuimos capaces de pasar de octavos, esa espinita nada me la va a quitar. No me considero un jugador egoísta, apenas he tenido esa sensación de “prefiero meter 20 puntos y me da igual lo que pase”.

Si tengo que estar 23 minutos en cancha y tirar 12 tiros y no meter ni uno pero haber hecho cuatro defensas para que el jugador bueno del equipo contrario no entre en el partido y así asegurar el partido, soy el primero en entrar al vestuario y celebrarlo. Unos días anotará un compañero más que otro, pero lo importante es tener una ventaja cuando llega el final del partido. No niego que me guste jugar bien y anotar puntos, pero no es mi primer objetivo cuando salto a la cancha.

P: En la campaña 2018-19 jugó para dos equipos, uno en LEB Plata (CB Clavijo) y otro en LEB Oro (CB Prat); ¿Cómo describiría esa temporada?

R: Siéndote sincero fue una temporada muy difícil. Formaba parte del Joventut de Badalona y me fui cedido a Logroño (CB Clavijo) en LEB Plata. Allí no estuve mal del todo, hice buenos partidos pero tampoco encontré mucha comodidad. Noté que el salto de ser junior a senior era bastante grande.

Dio la casualidad de que el base que tenía el filial del Joventut en LEB Oro se lesionó y la Penya me dio la oportunidad de volver a jugar allí. Dejé a Logroño “algo tirado” y  es algo que creo que no hice bien. Fue mi primera etapa como profesional tras ser jugador de formación, y creo que fue una decisión algo precipitada. En Prat (el filial del Joventut) no tuve un rol importante, no fue un buen año deportivo. Tuve que sacrificar familia, amigos, estudiosal final de año me planteé bastantes cosas. Acabé con la conclusión de que no me podía rendir tan pronto.

Dídac finta a su defensor, en su etapa en el CB Clavijo
Dídac finta a su defensor, en su etapa en el CB Clavijo

P: 2019, Europeo sub20 en Israel; una nueva medalla para su palmarés

R: Esa temporada (la 2018-19) no la acabé a un buen nivel deportivo pero tuve la suerte de que Joaquín Prado volvió a confiar en mí y pude ir convocado de nuevo. No disputé grandísimos minutos pero estuve en un equipo ganador, que al final es lo que a mí me gusta.

Ahí sí que me noté parte del equipo, notaba que tenía mi rol, que era pequeño pero que sabía desempeñar: si el partido estaba complicado yo era el que revolucionaba, el que tenía esa garra, esa fuerza. Gracias a ello logramos esa Plata sub20 que no se consigue cada día, y es un honor. Además esa generación fue la que consiguió la Plata sub18 en Eslovaquia y ese tipo de cosas se te quedan en la cabeza para siempre y son bonitas.

P: ¿Qué supone para usted participar en un proyecto como el del Melilla, que tiene el ascenso en el horizonte desde varios años?

R: Fue un verano difícil tras la temporada que hice el año anterior. La decisión de separar nuestros caminos fue mutua entre Joventut y yo. Fue muy difícil encontrar un equipo que confiara en mí y que apostara por mí. Acabé firmando con el Melilla en agosto y tuve claro que mi rol era de jugador número 12. Desde el momento en que firmé me planteé que quizás esta fuera mi última oportunidad profesional para ganarme un sitio. Esa mentalidad de que era mi última opción para mostrar que tengo talento para jugar en estas ligas y poder luchar por sueños hizo que trabajara muy duro cuando llegué a Melilla.

Además, se juntaron muchos factores; el base titular tardó mucho en llegar, un mes y medio o dos meses en los que el entrenador tuvo que confiar tanto en el segundo base como en el joven tercer base que era yo, y con ese trabajo diario pude ir ganándome tanto la confianza del equipo como la del entrenador.

Fui demostrando mi capacidad para jugar en esta liga y que podía ser un jugador importante, y con la llegada de Austin y su adaptación Alejandro (el entrenador) tuvo la suerte de poder contar con tres bases. Los minutos han estado muy caros durante toda la temporada, momentos mejores y peores pero he dado un paso adelante para demostrar que puedo competir a este nivel, y además los resultados del equipo han acompañado, estando siempre en la zona alta de la tabla pensando en los Playoffs y el ascenso. Eso a mí me satisface bastante, y he podido disfrutar este año en Melilla donde me han acogido genial.

Dídac aprovecha un bloqueo de su compañero Amadou Sidibé (#21)
Dídac aprovecha un bloqueo de su compañero Amadou Sidibé (#21)

P: Melilla es, con 24 partidos jugados, el 2º equipo que menos puntos encaja de la liga; ¿Es una seña de identidad del conjunto o se ha ido trabajando a lo largo de la temporada?

R: Alejandro ha insistido mucho en que el acierto en ataque viene y va, pero la importancia de la defensa es algo que nos tenía que identificar; al principio nos costaba un poco, pero una vez eso quedó claro fuimos un equipo muy serio atrás. A los rivales siempre les costaba mucho jugar contra Melilla, porque teníamos 11 jugadores que buscaban ser incómodos en defensa, incordiando al rival y siempre buscando la pelota. Alejandro ha conseguido forjar esa buena defensa y con jugadores buenos en contraataque hacíamos un equipo letal, con buenas defensas que nos permitían correr éramos y somos un equipo ‘top’, dispuesto a lucharlo todo.

P: ¿Qué supuso para usted la marcha de su compañero Ignacio Ballespín a La Roda? ¿Es una dificultad añadida que solo haya 3 jugadores nacionales en plantilla?

R: Ignacio era mi compañero de piso y me supo mal que se fuera, tenía buena relación con él y la sigo manteniendo. No acabó de encajar bien, tuvo una lesión que le apartó un mes y fue una suma de factores que le llevó a irse. En la plantilla nos quedamos tres españoles, estamos hablando todo el día inglés, es un aspecto positivo que me llevo, poder también mejorar la comunicación fuera de la pista con los compañeros. Es un equipo muy familiar, muy divertido; hemos pasado muy buenos momentos fuera de la pista y dentro de ella creo que hemos luchado todos a una.

Dídac (centro) apoyando a sus compañeros durante un partido
Dídac (centro) apoyando a sus compañeros durante un partido

P: ¿Una buena canción para la motivación pre-partido?

R: Los amigos de mi barrio flipan un poco conmigo porque con esta edad lo que más gusta es el reggaetón y ese tipo de música más alocada. Yo la escucho, pero antes de los partidos soy más de escuchar a Sabina, Nena Daconte, El Canto del Loco, cosas así más tranquilas. Que la canción sea lenta me hace imaginarme el partido más tranquilamente y poder visualizar mejor las situaciones, pero cuando llego al vestuario y está el altavoz a tope solo me queda motivarme a tope y entrar a la cancha.

P: ¿Alguna rutina de calentamiento específica?

R: Solo tengo una, y es llevar los calcetines medio doblados para empezar a hacer la rueda de calentamiento.

P: ¿Cómo ha afectado al grupo y a nivel personal la suspensión de la temporada debido al Coronavirus?

R: A todos los equipos nos afecta de la misma manera, es una verdadera lástima. Ahora venía lo más bonito, lo más chulo y divertido tanto para el jugador como el espectador, y que este parón se deba a un tema tan complicado… es algo triste.

Ciertamente sabría mal quedarse con la temporada a medias, porque creo que estábamos a buen nivel y en posición para luchar por cosas grandes y pelear por el ascenso, que es lo que el club y la ciudad quieren. Melilla se merece ese ascenso, que ya consiguió pero por temas de despacho no pudo subir.

Ahora que no me importa eso tanto como lo deportivo. Creo que la ciudad se merece poder estar un año disputando la ACB. No me da rabia ni me enfado, pero me provoca tristeza ver a un país así y ver a mucha gente que está sufriendo por este virus, y que las competiciones se hayan detenido es duro.

P: ¿Qué es lo que puede hacer para no perder mucho el ritmo?

​​​​​​​R: Al vivir con mi hermana pequeña en un piso en un barrio humilde intento hacer algo de pesas, cardio… se hace lo que se puede para intentar llegar a una hora de ejercicio, aunque es más difícil llevarlo si no se tiene una gran casa, pero es lo que toca. El club nos ha pasado una serie de recomendaciones y ejercicios que sí que hago antes de jugar con mi hermana, pero estando en casa es muy complicado; no es lo mismo que tener un pabellón o una zona habilitada específicamente para trabajar.

P: Pasemos al nivel personal, ¿cómo pasa ahora el tiempo?

​​​​​​​R: Soy poco de series y películas, la verdad, pero La Casa de Papel sí que la he seguido mucho con mi chica, y también le doy mucha caña al Fortnite en la Play con los colegas. Pero además estoy aprovechando el tiempo para adelantar con los estudios; estoy en el grado de Educación Primaria y ahora que puedo estoy avanzando con eso, haciendo trabajos y llevando eso hacia delante.

P: Por último, ¿cómo le gustaría volver?

​​​​​​​R: Está claro que después de esto muchas cosas van a cambiar. No voy a entrar en temas que no domino, no sé cuándo encontrarán una vacuna, y ahora todo el mundo está con esa incertidumbre. Yo sinceramente espero y deseo que una vez que esto pase el deporte se vuelva a vivir igual, porque creo que era algo muy bonito de este país, con grandes ligas y jugadores en todos los deportes.

Disfrutar de ellos ha de volver, además de que las familias puedan tener de nuevo una vida estable y sin tener que estar sufriendo este caos. También creo que hay que ser conscientes de lo que tenemos y cuidarlo, porque de un día para otro pueden pasar cosas como esta, así que también hay que disfrutar del día a día.

Desde VAVEL.com queremos mostrar nuestro más sincero agradecimiento a Dídac, además de desearle un gran éxito tanto a nivel personal como profesional.