El Leicester jugaba en casa ante la otra revelación de la temporada, el West Ham. El líder y el sexto clasificado se enfrentaban en el King Power Stadium con la vista fija en sus objetivos: nada menos que el título de Premier para los foxes y los puestos de Champions League para los hammers.

Primera parte made in Leicester

Hubo novedades en el 'once' inicial del West Ham. Bilic daba entrada a Emenike por Andy Carroll, solo una semana después de su espectacular hat trick al Arsenal. Además, Obiang y Moses entraban por Lanzini y Tomkins. El Leicester, con su alineación habitual que les tiene primeros en liga.

Salió enchufadísimo el West Ham que combinó con rapidez y sacó una falta en tres cuartos. La colgó Payet a la cabeza de Kouyaté, que remató en escorzo y Schmeichel se estiró al máximo para detener el gol. El balón golpeó en el palo, se paseó por la misma línea unos segundos eternos y rebotó en el otro poste. El portero danés recogió el balón, aliviado tras el susto. ¿La suerte del campeón?

Tras unos minutos en los que ambos equipos relajaron las pulsaciones después del doble poste, Okazaki provocó una falta de Ogbonna. La colgó Albrighton muy templada pero el cabezazo de Huth se marchó fuera por poco. El Leicester ya se encontraba algo más cómodo en el campo tras un disparo alto de Drinkwater.A los 18 minutos, el West Ham tuvo otra falta en posición similar a la de los primeros instantes, pero esta vez atrapó Schmeichel. El danés sacó largo iniciando la contra hacia Mahrez. El argelino tocó para Kanté, el francés llegó como un expreso y por potencia recorrió varios metros antes de asistir a Vardy. El inglés, como si fuese lo más sencillo del mundo, disparó un trallazo con la zurda para poner el 1-0 y dar otro pasito hacia el título.

Vardy culminó una contra perfecta del Leicester para abrir el marcador | Foto: Mail
Vardy culminó una contra perfecta del Leicester para abrir el marcador | Foto: Mail

Tras el gol, el Leicester siguió con su presión arriba mientras el West Ham intentaba hacer su juego y reponerse. Sin embargo, se vieron más faltas que ocasiones a la par que el partido se iba haciendo más lento y pesado. Tan solo un par de jugadas a balón parado recordaron a oportunidades de gol antes del descanso. Elevada exigencia en el plano físico, que se estaba imponiendo al espectáculo.

La locura se apoderó de la segunda mitad

Bilic movió ficha en el descanso para desbloquear el partido: delantero por medio defensivo; Carroll por Obiang, quien había estado testimonial. Los primeros diez minutos mostraron que ambos equipos seguían donde lo habían dejado: máxima itnensidad y lucha. Ranieri metió piernas frescas con Schlupp por Albrighton en el 54.

Como en todos los grandes partidos, hubo polémica. En esta ocasión, implicó al goleador del partido vary. El inglés luchaba con Ogbonna tras un balón largo y al pisar el área, el máximo goleador de los foxes cayó al suelo y pidió penalti. Moss fue con las cosas claras: Vardy había hecho un "piscinazo" y mostró la segunda amarilla en el minuto 56 al delantero para indignación de la grada. La repetición mostró el contacto que pedía Vardy, aunque quizá demasiado para la caída posterior. La polémica estaba servida.

Vardy se marchó antes de tiempo al túnel de vestuarios | Foto: Independent
Vardy se marchó antes de tiempo al túnel de vestuarios | Foto: Independent

Bilic vio la oportunidad y no tardó en sacar del campo a Noble para meter a Lanzini: el croata iba a por todas. El West ham comenzó a empujar y en un córner, Reid remató de espuela pero el balón se estrelló en la madera por tercera vez en el partido. Bilic seguía añadiendo leña al fuego, dando entrada a Enner Valencia por un flojo Moses. El Leicester, jaleado por su gran hinchada, no se derrumbó y trató de mantener el bloque unido.

El Leicester, que no solo sabe anotar a la contra y en ataque directo sino también cerrarse cuando debe, aguantó bien los intentos del West ham, que no dispuso de muchas ocasiones claras. A cada minuto, los foxes iban sufriendo más puesto que el West Ham atacaba cada vez con más ganas. El West ham sacó otro de sus numerosos saques de esquina. Moss ya había avisado a Huth y Reid por sus agarrones, cuando Payet la colgó Reid entró como una moto y lo siguiente que se vio es al neozelandés en el suelo. Moss de nuevo no dudó y señaló el punto de penalti. Los foxes se querían comer al árbitro, mientras la repetición mostraba que Morgan abrazó a Reid y el defensa hammer acabó en el suelo. Más madera para la polémica.

Carroll tomó carrerilla y transformó con calidad el penalti para empatar en el minuto 84. Pero tal como demostró Bilic con sus cambios con 1-0, el West Ham no se iba a conformar. En una jugada por banda, un centro de Antonio llegó al segundo palo tras no tocarlo nadie. Pero alguien estaba esperando el cuero como agua de mayo: Aaron Cresswell. El lateral izquierdo paró con el pecho y se sacó un trallazo ante el que nada pudo hacer Schmeichel.

Cresswell celebra su golazo que daba la vuelta al marcador | Foto: Premier League
Cresswell celebra su golazo que daba la vuelta al marcador | Foto: Premier League

Jarro de agua fría para el líder de la Premier. En los últimos minutos, se volcaron con lo que tenían y llegó el tercer capítulo de la polémica. Huth esperaba un centro al área cuando Ogbonna rodeó al gigantón con su brazo, impidiendo saltar. Al igual que Reid, el central acabó en el suelo pero esta vez Moss no señaló nada mientras la afición reclamaba (seguramente con razón) pena máxima.

Para acabar, un final estilo Premier. Con los foxes volcados, Schlupp recibió en la frontal y se escoró a la izquierda. Quiso penetrar en el área con Carroll delante, fue al choque contra el inglés y al suelo. Moss, al contrario que solo dos minutos atrás, pitó penalti. La repetición, ese juez imparcial, mostró que no había penalti por ningún sitio: al notar el contacto con alguien más fuerte como Carroll, Schlupp fue al suelo. De cualquier manera, Ulloa no falló y puso el definitivo 2-2 en el marcador que de poco sirve a los dos equipos.