La selección nacional de Holanda vive sus peores días. Dos ausencias en sendas citas importantísimas en el calendario de selecciones demuestran la existencia de una crisis que queda solamente en el césped, sino que alcanza cuotas más altas. La falta de liderazgo dese el banquillo y los vaivenes de la Federación hacen que la otrora potencia futbolística quede relevada a un segundo plano.
Muchas son las preguntas y varios los factores que han llevado a la Naranja Mecánica a semejante situación. Para empezar, la falta de una cabeza visible que lidere el proyecto desde la banda. Desde el meritorio tercer puesto conseguido por Louis Van Gaal en el Mundial de Brasil 2014, cuatro son los técnicos que han ocupado tan distintivo banquillo. La apuesta por el pasado con Guus Hiddink no surgió el efecto esperado, la inexperiencia de Danny Blind pudo con él e incluso el nombramiento de Dick Advocaat fracasó aún habiendo sido emparejados en un grupo a priori asequible. El último de todos ellos, el ex técnico de Valencia y Everton entre otros, Ronald Koeman, recogerá el testigo y tratará de devolver a la Oranje al olimpo donde pertenece. Sus primeros pasos al frente de los tulipanes no han estado exentos de polémica. El adiós de Wesley Sneijder a la selección coincidiendo con la disputa de dos amistosos ante Inglaterra y Portugal, podría haber servido para que Koeman, Sneijder y toda la afición neerlandesa se dieran un baño de masas a modo de tregua y apaciguar las aguas de un rio ya revuelto per se. Su no inclusión en la lista de convocados ha levantado de nuevo los rumores, dejando entrever el mal ambiente y los aires de incertidumbre que se respiran en los Países Bajos.
Escasa relevancia internacional de jugadores formados en la Eredivisie
La devaluación de la Eredivisie como campeonato es más que evidente. Ante una Champions League cada vez más monitorizada por las grandes potencias europeas (Real Madrid, Bayern Múnich, FC Barcelona y Juventus de Turín) los equipos holandeses no han sido capaces de competir ante tal exigente nivel. El subcampeonato del Ajax en la Europa League la pasada campaña no es sino un mero espejismo en un desierto donde los conjuntos neerlandeses no han obtenido los resultados de antaño. De hecho, esta temporada Feyenoord y Vitesse han sido los únicos representantes del futbol holandés en Europa, quedando ambos colistas de grupo en Champions League y Europa League, respectivamente.
Pobres resultados para un país que ve como su primera división se deprecia año a año a medida que avanza el nuevo milenio. Una decimocuarta posición en el reciente Ranking UEFA de campeonatos domésticos es sonrojante, y más si observamos como Suiza, Ucrania, Austria o la vecina Bélgica han experimentado un crecimiento de sus correspondientes ligas, llegando a adelantar a Holanda en dicha clasificación.
Pero si hemos de situar en un punto el inicio del declive Oranje, éste sería el año 2000. Una selección exitosa y practicante de un fútbol exquisito quedó apeada en semifinales de su Eurocopa. El posterior fracaso de Van Gaal al no conseguir el billete de acceso al Mundial de Corea y Japón de 2002 y un libro, "Conditioning of Soccer" publicado por Raymond Verhaijen en 1998, revolucionan y cambian tanto la mentalidad como el hacer de la federación neerlandesa. En el mencionado libro se explica de qué manera ha de preparar un entrenador a su equipo. En él se detalla en base a conceptos matemáticos las tareas y las directrices a seguir, enfatizando el conjunto antes que la individualidad. Dicho sistema deja poco margen de pensamiento o libertad de expresión sobre el terreno de juego tanto a técnicos como a futbolistas.
La Federación Holandesa sigue rigurosamente este sistema, dejando a un lado el modelo de la Cruyff Football, que tantos éxitos y alegrías les había dado. El empleo de este sistema desde niños de temprana edad hasta el profesionalismo, junto al precio excesivo e inalcanzable para la mayoría de los cursos de entrenadores hacen que el fútbol neerlandés se aleje de sus comienzos y deje poco margen para la inventiva e improvisación tan característica de los deportistas del país.
El sistema de formación holandés, en el ojo del huracán
La falta de brillantez al frente del conjunto tulipán va acorde con la escasez de talento existente en los Países Bajos.
La carencia de jugadores nacionales de peso en las fases finales de las competiciones continentales es notoria. En la actual Champions League, sólo “sobreviven” cinco jugadores holandeses: Jasper Cillessen (FC Barcelona), Arjen Robben (Bayern de Múnich), Kevin Strootman (Roma), Virgil Van Dijk y Georginio Wijnaldum (Liverpool), siendo el primero de todos ellos, suplente en el conjunto catalán.
Los años dorados con jugadores de la magnitud de Dennis Bergkamp, Clarence Seedorf o Marc Overmars entre otros han pasado a ser un mero recuerdo, un sueño del que muchos aficionados no quisieran haberse despertado.
Por otra parte, la búsqueda de un atacante referencia, de un estilete goleador se presenta como una ardua tarea, pues el gol parece haber abandonado a una Holanda que ve difícil el relevo de hombres tan importantes para su selección como lo fueron Robin van Persie o Klaas-Jan Huntelaar.
Si bien es cierto que la aportación de la cantera del Ajax es siempre prolífica, la irrupción de jóvenes talentos como Justin Kluivert, Matthijs De Ligt o Frenkie de Jong ha ilusionado y llenado de esperanza a una parroquia local que anhela con rememorar épocas mejores. Una época que volverá, pero que sólo la paciencia y el paso del tiempo serán capaces de ubicar Holanda y su fútbol en el lugar que les corresponde.