La sorpresa de la UEFA Europa League visitaba la magnífica ciudad francesa de Marsella para medirse al OM en las semifinales de la competición europea. Ambos cuadros disputaban por primera vez esta ronda desde que el torneo tiene esta denominación. El conjunto local buscaba clasificarse para conseguir el único título al que tiene alcance esta temporada, por otro lado, el Red Bull Salzburgo de Marco Rose puede conseguir un triplete histórico (Bundesliga Austriaca, Copa de Austria y Europa League). 

Thauvin siempre presente

Comenzaban los primeros 45 minutos del encuentro y las ganas quedaban plasmadas en el verde que relucía en la noche europea. Ambos cuadros salían a dejar el corazón en el juego por lo que ninguno comenzaba dominando, la posesión quedaba repartida. El juego austriaco era completamente distinto al que estaba realizando el Marsella. El Salzburgo buscaba balones largos y, si no buscar la velocidad en banda de Lainer y Ulmer. Por su parte, los locales pasaban y pasaban intentando llegar lentamente al arco defendido por Walke.

La afición alentaba con rabia a sus jugadores y el Marsella acechaba cada vez más el área rival. Ya en el minuto quince, Ocampos provocó una falta lateral pegada a la portería del Salzburgo y Payet iba a ser el elegido para botarla. Fue ahí cuando el listo del equipo, Florian Thauvin, se dirigió hacia el segundo palo para rematar de cabeza el magnífico regalo que le dejaba su compañero Dimitri Payet. El máximo goleador del OM no perdonó y adelantó a los suyos en el marcador.Los locales crecerían de manera descomunal a raíz del gol y serían una apisonadora para sus rivales. Walke hacía horas extras.

Ocasiones por todas partes llegaron desde los 20 primeros minutos hasta el término de los primeros 45 minutos. Nadie dominaba, quizá algo más el Marsella pero timidamente, sin embargo era quien iba ganando.  

A los austriacos les faltó el gol

De manera distinta comenzaba la segunda mitad. El Salzburgo salía con otros bríos y reclamaban un posible penalti en los instantes iniciales de la segunda mitad. Tuvo mala fortuna Ocampos, quien tuvo que ser sustituido ya que le dio un tirón muscular, le tomó el relevo Anguissa. Continuaba la noche de fútbol europeo en el Vélodrome y cuando parecía que el Salzburgo daba la sensación de tener más presencia en campo contrario, Rudi Garcia decidió apostar por un cambio mágico: Clinton N´jie salía al terreno de juego. Poco tiempo después de que el camerunés saliera consiguió encajar el dos a cero. Cazaba un balón en la zona central del verde, controlaba de espaldas y la dejaba en profundidad para Payet. El francés buscaba profundidad y pasaba de nuevo al recién incorporado para que rematase con calidad. André Ramalho fallaba y el delantero marsellés batía al meta alemán consiguiendo aumentar la distancia.

El Salzburgo no tiraba la toalla y trataba de meter un gol que le diera vida para la vuelta en su casa. Los austriacos consiguieron que el balón llegará a la portería de Pelé, pero en esta ocasión se fue al palo. Mala fortuna para los de Marco Rose.

Al final, se le resistió el gol a los austriacos y el Olympique de Marsella conseguía un resultado muy favorable de cara a la vuelta. El OM está a 90 minutos de conseguir llegar a una nueva final europea después de 14 años. El Salzburgo no se lo pondrá nada fácil a los de Rudi Garcia y tratarán de superar en el global a los franceses para colarse en la gran final. Un partido de vuelta que invita a pensar a que nada está cerrado y menos aún con el antecedente de cuartos en la mano, donde el equipo austriaco remontó a la Lazio para dejar a los italianos sin en el ansiado premio.