Cuando se juega con fuego las posibilidades de quemarse son elevadas y es lo que le pasó a la anfitriona, como también le podía haber ocurrido a Paraguay. Y es que el partido entre ambas selecciones será tristemente recordado por ser el primero en la historia de los mundiales que finaliza 0-0 después del tiempo extra. Para que tal hazaña de dudoso honor se produjera, confluyó sobre la pista el más exacerbado conservadurismo por parte de ambas selecciones.

Sin chispa, sin asumir riesgos y esperando a que un milagro se produjera. Así jugaron los dos equipos latinoamericanos para desesperación de su jubilosa hinchada, que asistía impávida a un espectáculo no digno de un evento de esta categoría. El partido fue prolífico en pases horizontales y posesiones largas e insulsas, que desafiaron los nervios de todo amante de este deporte.

Colombia intentó atacar en los compases iniciales, o al menos parece que lo hacía, pero siempre con un ojo mirando a su zaga. Paraguay esperó alguna genial de su mejor jugador, Emmanuel Ayala, y a punto estuvo de encontrarla al final del primer tiempo cuando éste mandó la pelota al travesaño. Las escaramuzas de ambos equipos eran muy puntuales, siendo Juan Salas el jugador que más inquietó en la portería colombiana bien defendida por Ñáñez aunque Toro envió un balón al poste a tan solo 30 segundos para el final.

En los penaltis, Carlos Espínola fue el cancerbero paraguayo y se erigió en héroe al parar dos lanzamientos y otorgar a Paraguay un puesto en cuartos de final, donde espera al ganador del duelo entre Brasil e Irán. Un duelo que se antoja complicado para los paraguayos, sobre todo si Brasil cumple los pronósticos o obtiene la clasificación, pero en el que batallarán con todas las armas de las que disponen.

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Sobre el autor
Diego Jiménez Rubio
Fui Coordinador General de Más Deportes y Viajes, y miembro del Consejo de Dirección de VAVEL España. Me encanta comunicar mi pasión por el turismo y el deporte, y hacerlo con responsabilidad y profesionalidad.