El Real Madrid le ha cogido el gusto a la Champions League. Tras años y años suspirando por la Décima, y una continua sensación de fracaso a final de temporada tras no conseguirla, el año pasado Carlo Ancelotti dio con la fórmula. Lisboa fue testigo de ello: el minuto 93, fatítdico para los aficionados del Atlético de Madrid, es ya un número fetiche para los blancos. Fue entonces cuando rompieron la ansiedad que les perseguía y se proclamaron reyes de Europa.
En el camino hacia Lisboa, solo un equipo consiguió arrebatarle la victoria. Fue el Borussia Dortmund, con un marcador de 2-0 que hubiera sido suficiente para vencer a quien se acabaría proclamando campeón, si no hubiera sido por el 3-0 que el Real Madrid consiguió en el Santiago Bernabéu anteriormente. Eran cuartos de final, y tras este tropiezo vendría el huracán contra el Bayern de Munich y la citada final de derbi.
Este año parece que el Real Madrid intenta repetir la ecuación que tanto éxito le trajo la pasada campaña. De momento, ha agotado ya el cupo de derrotas para poder repetir la gesta. Si bien el año pasado cayeron ante el Borussia, este año ha sido otro equipo alemán el único capaz de vencerle en la fase de grupos. Fue el Schalke en esta ocasión quien asaltó el feudo madridista y se llevo la victoria a domicilio en un partido en el que los jugadores del Real Madrid abandonaron el césped entre pitidos de su afición (3-4).
El resto de partidos no han supuesto un problema para el conjunto merengue, que ha resulto los encuentros de manera bastante holgada. Consiguió un 5-1 ante el Basilea, un 0-3 ante el Liverpool, un 4-0 ante el Ludogorets, y la clasificación para octavos de final por la vía rápida. Tras ello, victoria por 0-2 en Alemania y la derrota ante el Schalke.
Ahorllega el Atlético de Madrid en cuartos de final, un equipo que ni mucho menos le regaló el partido en la final de Lisboa, y contra quien ha sido incapaz de ganar en los últimos enfrentamientos. Pero la Champions es distinta, Europa es otro mundo, y el Real Madrid parece haberle cogido el gusto a esta competición. Si gana, volverá a salvar un escollo complicadísimo; si pierde, volverá a la ansiedad y la sensación de fracaso. Y el Atlético, mientras, quiere la revancha.