En tan sólo un partido pudieron apreciarse numerosos aspectos novedosos en el planteamiento del Levante. El cambio de sistema no repercutió en la seriedad defensiva, que fue notable durante amplios tramos del partido en Mestalla. Rubi apostó por la pareja de centrales más experimentada (Navarro y Juanfran), escoltados por un doble pivote físico que si se asienta puede dar muchas alegrías en el Ciutat de València. Simao y Lerma son jugadores de perfil similar, pero también pueden compenetrarse bien y compartir escenario con hombres como Camarasa o Morales más dedicados a la parcela creativa. Sin perfiles de banda, Rubi recuperó a Xumetra, condenado al ostracismo durante la era Alcaraz. El extremo fue el tercer cambio y disfrutó de los primeros minutos oficiales en esta temporada. Se antoja un hombre clave, junto a Rubén García, en el esquema ofensivo de Rubi, quién también confió en la versatilidad de Roger por encima de la experiencia de Casadesús y la potencia de Ghilas. El nuevo sistema con sólo un punta complica aun más la comepetencia en un puesto donde el Levante anda sobrado de efectivos. Con la vuelta de Deyversson tras la sanción, Rubi tendrá que decidir quién es su delantero de confianza para un equipo que necesitará mayor olfato goleador que el mostrado hasta ahora para alcanzar la permanencia.

La maldición de las primeras partes

En diez jornadas el Levante no ha conseguido marcar ningún gol durante las primeras mitades de los partidos. Ayer en Mestalla, Morales tuvo la opción más clara para acabar con la sequía, pero ni en la noche de Halloween finalizó una maldición que empieza a pesar como una losa en la espalda del colista de primera.

Ya son 900 minutos si celebrar un gol antes del descanso. El Levante se ha retirado al vestuario en las diez jornadas de Liga igual que empezó, desaprovechando la opción de encarrilar a su favor algún partido. La falta de efectividad en el inicio de los partidos ha privado al conjunto granota de la iniciativa necesaria para conseguir algún punto más de los que escasean en su casillero. Tras haberse medido a más de la mitad de rivales de la categoría, no se puede hablar de casualidad ni mala suerte para analizar una estadística tan adversa.

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Sobre el autor
César Ponce Becerril
Periodismo. Nacido y residente en Alicante. Trabajo en el periódico Costa Comunicaciones. Coordinador de VAVEL en la sección dedicada al Levante UD.