Visitaba la SD Ponferradina al Real Zaragoza con muchas ganas de conseguir un buen resultado fuera de casa para asentarse en la zona noble de la tabla. El rival era propicio pues una victoria ejercería un efecto doble, por un lado mantendría al equipo de El Bierzo en la cuarta plaza  y por otro alejaría a los aragoneses a una distancia de cinco puntos.

En la memoria, el 2-2 de la temporada pasada en el mismo escenario y el triste final de la Deportiva llorando en el césped de El Toralín. Habían rozado por tercera temporada consecutiva los PlayOffs y una vez más se quedaban a las puertas, todo lo contrario que un Real Zaragoza que lograría la machada frente al Girona con un épico 0-4 en Montilivi. 

El 11 de Manolo Díaz iba por esa dirección. No se guardaba nada el míster y salía con todo en busca de los tres puntos. Con Yuri en punta a pesar de las polémicas declaraciones del míster en sala de presa. Hoy no era día para reservar nada. Y pese a todo, el Real Zaragoza dominó con solvencia la primera parte. 

Dos despistes y 2-0 al descanso

Comenzó la Deportiva con la idea de llevar el peso del partido y controlar el balón. Pero Diamanká no estaba por la labor. El mediocentro defensivo maño contuvo las acometidas de la Ponferradina y se hizo dueño y señor del centro del campo. Ortuña, un quebradero de cabeza para los cuatro miembros de la zaga albizul durante todo el partido, avisaba primero de cabeza y después con un certero remate que se fue por poco de lo que iba a venir poco después.

A la salida de un córner y tras varios rechaces, el balón le cayó a Diamanka en la frontal del área y con un derechazo amenazaba la portería de Santamaría. El disparo en sí no suponía ningún riesgo, pero rebotó en Ortuño en una posición más que dudosa y el rechace favoreció a un Pedro Sánchez que marcó a placer ante la pasividad de una defensa que estaba saliendo de la cueva en busca del fuera de juego. El extremo batío por el palo corto a Santamaría y ponía el 1-0 en el marcador que hacía justicia a tenor de lo visto en el campo.

Corría el minuto 23 en La Romareda y se adelantaba el Real Zaragoza, que tendría el 2-0 en una jugada que cortó Casado in extremis.  Apenas creaba juego la Ponferradina y es que shock era total. Melero, inoperante durante toda la primera parte, perdía el balón en el círculo central con un inocente pase horizontal y montaba la contra de un conjunto maño lanzado a por el segundo. Solo la veteranía de Roberto o la falta de acierto de Ortuña, según se vea, privó a los maños de ese segundo tanto que llegaría justo antes del descanso.

Sería precisamente Ortuño quien enviaría a la red una buena jugada del omnipresente Diamanká esta vez en banda derecha. Caño a Casado y ante la ayuda de Lolo Pavón pase de la muerte al delantero murciano que no sin fortuna (el remate sale mordido y toca el larguero) conseguía batir por segunda vez en la tarde a Santamaría. Con este tanto se convierte en el máximo artillero del Zaragoza con 4, justo la mitad de los 8 que lleva Yuri, Pichichi en solitario de la Ponferradina y de la categoría.  

Exhibición estéril de la Ponferradina en la segunda parte

El partido necesitaba un revulsivo, pues pasaba el tiempo y la Ponferradina no convertía en goles sus acercamientos a la portería de un Bono cada vez más nervioso. Manolo Díaz buscó en el banquillo y dio entrada al "talismán" Luka Djordjevic que le había dado dos goles y cuatro puntos en sus últimos partidos.

Esta vez no funciónó, y eso que rozó el gol nada más entrar en el campo pero Bono estuvo rápido de reflejos y sacó una mano salvadora para su equipo en un uno contra uno mortal de necesidad para el Zaragoza. Picó demasiado la vaselina el montenegrino que llama con fuerza a las puertas de la titularidad. 2-0 al descanso y partido resuelto para el Zaragoza, o eso pensaba Ranko Popovich hasta que segundos después de que el árbitro pitara el comienzo de la segunda parte, Diamanka caía lesionado.

Manolo Díaz metió a Luka Djordjevic, pero esta vez no funcionó el "talismán" 

El mejor jugador del conjunto local en la primera parte dejaba su sitio a Sergio Gil y la Ponferradina, henchida de orgullo, podía al fin tocar con comodidad en el centro del campo. Álvaro Antón había llevado hasta entonces todo el peligro de la Ponferradina gracias al balón parado, y a partir de estas nuevas jugadas de toque de la Deportiva, llegarían las ocasiones. Primero sería Berrocal quien remataría en escorzo un buen centro de Acorán y después sería Yuri quien metería gol en posición ilegal, bien anulada por el colegiado del encuentro que esta vez si tuvo tino para pitarlo. 

Se cumplía el primer cuarto de hora de la segunda parte y la Ponferradina no materializaba sus ocasiones, dando vida a un Zaragoza que achicaba balones pero que tenía pólvora arriba. Entre Ortuño y Ángel apunto estuvieron de fabricar el tercero, pero Casado repelía la volera del delantero tinerfeño y mantenía la esperanza. Díaz agotaba los cambios a falta de veinte minutos dando entrada a David Caiado en lugar de un exhausto Álvaro Antón y a Vullnet Basha, que fue especialmente aclamado por una afición que conserva gratos recuerdos del suizo. 

Vullnet Basha, con pasado maño, recibió la ovación de La Romareda

La tendría Acorán en un doble fallo de Bono a la hora de blocar un centro desde la banda de Casado, pero su disparo se marcharía por el lateral de la red. El partido estaba loco, de ida y vuelta, y si no es por la flexibilidad de Alan Baró o Adán Gurdiel la Ponferradina se habría ido con dos goles más en la saca. A pesar de los cambios la Deportiva no conseguía acercarse en el marcador y el partido moriría en los pies de Acorán en un nuevo fallo del portero marroquí.

Ni siquiera con el balón muerto dentro del área acertaría el habilidoso extremo de la Deportiva a filtrar el pase de la muerte a un Yuri neutralizado por la pareja Vallejo-Cabrera. Y es que la Ponferradina chocó con un muro, tropezó con un pilar.