La Liga del partido a partido

El Atlético de Madrid se proclamó campeón del campeonato liguero 2013-2014, rompiendo así un duopolio de Madrid y Barcelona que duraba ya diez años. De la mano de Simeone y su peculiar filosofía, los atléticos tiñeron la Liga de rojiblanco 18 años después.

La Liga del partido a partido
Celebración del título de Liga 2013-2014 en el Camp Nou Foto: David Muñoz - VAVEL
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Por Cristina De La Hoz

No hace mucho tiempo, clasificarse para competiciones europeas era el objetivo marcado por el Atlético de Madrid al inicio de cada temporada. Intentar colocarse en puestos de Europa League y después, si los resultados acompañaban, soñar con entrar en la previa de Champions League. A ningún colchonero se le pasaba por la cabeza la opción de pelear por ganar la Liga. Bueno, a ningún colchonero ni a ningún aficionado de cualquier equipo que no fuera Madrid o Barcelona. El título de campeón liguero parecía estar reservado para los dos ‘grandes’. Pero eso era antes. Antes de que el Simeone llegara a España con esa filosofía que revolucionó el futbol español. Antes de que el ‘partido a partido’ convirtiera al Atlético en merecido campeón de Liga.

Un nuevo candidato entra en juego

Simeone llegó a la entidad rojiblanca en diciembre de 2011 con una misión clara: sacar al Atlético del pozo en que se encontraba. Pocos podían imaginar entonces lo que significaría su llegada para el club. De haberlo sabido, probablemente le habrían parado a tiempo. Y es que fue llegar y besar el santo: campeón de Europa League en su primer curso y campeón de Supercopa europea y Copa del Rey en el segundo. Revolución total. Sin embargo, aunque los rojiblancos recibieran infinidad de halagos, todavía no eran considerados una amenaza para los ‘grandes’. Y eso que el todopoderoso Real Madrid sucumbió ante los del ‘Cholo’ en la final de Copa de 2013. Sin embargo, no parecía ser suficiente. El Atlético debía dar un golpe sobre la mesa en el torneo de la regularidad, donde se vería si era o no un rival a temer. Y así lo hizo.

El Atlético concluyó tercero en Liga y campeón de Copa del Rey en la temporada 2012-2013 

El conjunto de Simeone ya se convirtió en un equipo incómodo en la temporada 2012-2013. Empezó a molestar a los de arriba. Pero el desgaste pudo con un equipo poco acostumbrado a mantener el alto nivel hasta el final, por lo que un trabajador y valiente Atlético tuvo que conformarse con la tercera plaza. ‘Conformarse’, un término que no deja de sonar curioso si se analizan los resultados de campañas anteriores. El ‘Cholo’ lo estaba logrando. El primer susto se había dado.

Una temporada de ensueño

Comenzaba la campaña 2013-2014 con un objetivo claro, igualar lo conseguido el curso pasado. Para Simeone, la aspiración del Atlético no debía ser ganar la Liga, sino volver a ocupar la tercera plaza. El técnico creía que ese era el lugar que correspondía al conjunto rojiblanco, por presupuesto y por peso mediático. Al menos ese era su discurso de puertas para fuera: “Nuestro objetivo es ser terceros”.

Sin embargo, el Atlético empezó la Liga como un tiro y las palabras de Simeone no ya colaban. Ganó con solvencia las ocho primeras jornadas ligueras, derbi incluido. Se asentó en la primera plaza y se acostumbró a tener que mirar hacia abajo para encontrar a sus rivales. Las jornadas pasaban y pasaban, mientras que el Atlético seguía en la pelea, lo que provocaba ya la impaciencia de los periodistas por tildarle de candidato al título. Y era una urgencia comprensible, ya que los aficionados al fútbol necesitaban romper con el cada vez más falto de interés duopolio Madrid-Barcelona en Liga. Porque por aquel 2014, hacía ya 10 años que no ganaba un equipo diferente a éstos, teniendo que remontarse a la Liga 2003-2004 para encontrar dicha situación, cuando fue el Valencia el campeón liguero.

El Atlético ganó la Liga después de 10 años de hegemonía Madrid-Barcelona

“¿Es este Atlético candidato a la Liga?”, era la pregunta más repetida en la sala de prensa de Calderón. “Nosotros pensamos en el próximo encuentro, no vamos más allá, partido a partido”, era la respuesta más repetida por Simeone. El discurso estaba claro y era asimilado por todos los jugadores, a los que tampoco se les quitaba de la cabeza la premisa clara de su técnico: “vamos partido a partido”. Pero ese lema tenía fecha de caducidad, marcada por el mismo entrenador: “Hablaré de la Liga cuando queden cinco jornadas”. Pues eso, hasta que no se llegó a la jornada 33 el Atlético no se salió de la filosofía del partido a partido. A partir de ahí, aunque fuera tímidamente, Simeone dejó soñar a la hinchada colchonera.

Una final para premiar la regularidad

La efectividad a balón parado, la fortaleza defensiva, la intensidad, la imbatibilidad en el calderón, la magia de Arda, la letal dupla Costa-Villa, las asistencias de Koke o las estiradas de Courtois hicieron que el Atlético se plantara en una jornada 38 de Liga reconvertida una final. Una final a la que se había llegado sin pensar en ella. Ciñéndose a preparar duelo por duelo. Al partido a partido. Por eso, en el Atlético no hicieron demasiado caso al caprichoso calendario liguero cuando les citó con el Barcelona en la última jornada del campeonato. No importaba eso en agosto, importaba el duelo ante el Sevilla de la primera jornada. Lo que probablemente no imaginaban es que 37 jornadas después sería un choque transcendental. Y es que atléticos y blaugranas se disputarían el título liguero a un solo partido, después de haber luchado durante 37 jornadas.

Barcelona y Atlético se jugaban el campeonato en la última jornada: los blaugranas necesitaban ganar, a los rojiblancos les valía con puntuar

Un Camp Nou a rebosar recibió al Atlético aquel 17 de mayo. Un equipo que venía de perder dos oportunidades de oro para proclamarse campeón en las jornadas anteriores y se veía obligado a jugársela a una carta después de una temporada tan brillante. Sin embargo, los rojiblancos pisaron el césped del feudo culé confiados, con la idea clara de que puntuar les valía para ser campeones. Esta vez eran ellos quienes tenían la sartén por el mango.

Alexis adelantó al Barcelona, pero Godín igualó el partido para darle el campeonato al Atlético

Pero el partido no se pudo poner más cuesta arriba para los rojiblancos. Alexis adelantó a los azulgrana, Costa se lesionó, Arda también, las ocasiones no entraban… un cuadro. Pero a diferencia de lo que habría ocurrido en etapas anteriores, el Atlético no perdió los nervios y tiró de coraje y corazón para igualar el partido y llevarse el título. El goleador, ya lo conocen todos, Godín. El logro, de todo el equipo, del cuerpo técnico y del partido a partido, jugada a jugada, minuto a minuto.

Décima Liga rojiblanca

El Atlético consiguió su décima Liga. Se volvía a proclamar campeón del campeonato nacional 18 años después. Con trabajo, con sufrimiento, dejando sin opciones al eterno rival, como mejor sabe un éxito deportivo. Un título que fue celebrado por los colchoneros, pero también por muchos aficionados de otros equipos y del fútbol en general. La liga española necesitaba que se rompiera con la hegemonía de barcelonistas y madridistas. Y todo eso fue posible gracias a al partido a partido implantado por Simeone. Una filosofía que ya forma parte de la historia del Atlético de Madrid. O como reza la camiseta conmemorativa de aquel título liguero: “la historia se escribe latido a latido”.