Era el Día del Niño en la ribera del Manzanares, y la jornada, soleada y primaveral, se antojaba festiva. Los más pequeños -los que más disfrutaron este sábado- no lo recordarán, pero no hace tanto estas celebraciones eran mal augurio para los rojiblancos, y las fiestas en la grada solían terminar en tragedia en el verde.


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Pero desde que el Cholo Simeone comanda la nave atlética, los indios están más que cómodos con las celebraciones y en esta jornada festiva, los pequeños se acercaron al Vicente Calderón ataviados con casacas rojiblancas a pintarse la cara, decir adiós (algunos quizás hola y adiós) y a disfrutar de una abultada victoria que pudo serlo más de no ser por un gran Sirigu que atajó dos penas máximas en apenas dos minutos, y evitaron que Osasuna se marchara de la capital con una manita como exceso de equipaje.

Hermanos, primos, amigos…la familia rojiblanca tiene asegurado el futuro con la ilusión que derrocharon los niños. Si hace unas semanas, con motivo del Día del Padre, el F/A mostraba una pancarta en la que se se leía "De padres a hijos", el sábado fue el día de demostrar que esos padres están haciendo una buena labor para la causa.

Los más pequeños portaban orgullosos banderas y camisetas a rayas. Los adultos, más orgullosos aún, les contaban historias de cuando ellos acudían al Manzanares con sus abuelos.

Al Cholo le gustan poco las bromas, y para él cada partido es igual de importante. Con el pase a las semifinales de la máxima competición continental en juego el próximo martes, hizo rotaciones, sí, pero no se reservó mucho, había tres puntos en juego y los quería para seguir poniendo tierra de por medio frente al cuarto clasificado. Carrasco, Oblak o el propio Niño serían de la partida ante el colista.

El goleador rojiblanco -con 15 tantos en el campeonato nacional- no perdía la sonrisa pese a verse suplente.

El preparador físico, Profe Ortega, desde el propio calentamiento hacía hincapié en la importancia de estar concentrados y meter la pierna fuerta.

Pese a los no habituales que estarían en el once, las miradas giraban en torno hacia el banquillo, donde regresaba, cuatro meses después, uno de los pesos pesados del vestuario rojiblanco, el portugués Tiago, que desde que solicitara él mismo el cambio en Villarreal, no había vuelto a ninguna convocatoria con sus compañeros.

Tambien importante era la presencia de Cerci, quien a punto estuvo de "debutar" la jornada pasada en el Santiago Bernabéu. A última hora, a apenas seis minutos para el final del encuentro, cuando ya estaba al lado del cuarto árbitro para hacer el ingreso, un tanto de Griezzman hizo cambiar de parecer al técnico argentino, que llamó al medio italiano y le hizo volver a sentarse. Su lugar lo ocupó un Gimenez que también iba a nutrir en esta jornada de músculo al centro del campo rojiblanco.

Precisamente el delantero francés acompañaría al italiano y al portugués en el banquillo. Menos acostumbrado a ver el partido desde esa posición, el bueno de Antoine no encontraba la postura.

Algunos privilegiados pudieron posar en la foto del once inicial del partido y acompañaron a sus estrellas en esta genial instantánea.


Tras un emocionante himno a capela, los once guerreros del Cholo para la jornada 32 ya estaban listos.

Simeone esperó en la bocana de vestuarios a su homólogo serbio para saludarle y seguramente desearle suerte, pero tras su paso por el Calderón.

Ante la ausencia de Gabi en la convocatoria, el central uruguayo Diego Godín ejerció de líder, portando con orgullo el brazalete de capitán rojiblanco.

El Fondo Sur rugía desde el minuto uno, y las gargantas de los aficionados atléticos no pararon de cantar, involucrando a los más pequeños en sus cánticos y llevando al equipo en volandas durante los noventa minutos.

Los jugadores rojiblancos entraron al encuentro serios, concentrados y con la presión asfixiante que les ha llevado tan lejos.

Carrasco tomó pronto el protagonismo, se mostró muy activo y participativo y suyas fueron la mayoría de las ocasiones.

Juanfran Torres impartió otro clínic desde el lateral, y fue un puñal por el costado derecho. Todo un dolor de cabeza para el serbio Vasiljevic, que se desgallitaba en la banda para corregir la posición de los suyos con el objetivo de que frenaran las internadas del de Crevillente.

Cuando la defensa de Osasuna conseguía cerrar las subidas de Juanfran, era el brasileño Filipe Luis el calco en la banda contraría. El era el encargado de doblar a sus compañeros y a veces llegar a línea de fondo y centrar y otras veces animarse el mismo con disparos desde fuera.

Gaitán sorprendió en el once titular tras unas semanas lesionado. Pese a no tener un gran día, derrocho entrega y lucha, y con cuentagotas mostró la calidad que le hizo aterrizar en Madrid.

Su compatriota Ángel Correa también salió de inicio, y aunque un poco escorado en la derecha, fue muy participativo. Hasta reclamó un penalti en el primer tiempo tras ser derribado dentro del área por el central navarro David García.


 

 

El medio del campo lo formaron una pareja inédita ante la ausencia de Koke, por sanción, y Gabi, por decisión técnica. Thomas Partey se encargó de la distribución y José María Giménez volvió a actuar en la parcela ancha del campo con una notable actuación.

Tras el mediocampista ghanés siempre estaba la voz de un veterano como Diego Godín, aconsejándole la mejor opción.
Por su parte, tal fue el ímpetu con el que jugaba el charrúa en su nueva posición, que mediado el primer tiempo el colegiado Melero López le amonestó con cartulina amarilla.

De hecho fue el propio jugador uruguayo el que, al rematar un córner botado por Gaitán, chocó con la cabeza del defensa Fuentes, que requirió la entrada de las asistencias.

Fernando Torres, concienciado con lo que le pasó en Coruña, se acercó a ver cómo se encontraba su rival.

Y entonces apareció la estrella. Lo había intentado en varias ocasiones desde fuera del área, y rozando la media hora de juego, tanto empeño tuvo su recompensa. Fortísimo derechazo desde la frontal de Carrasco que entró violentamente raseando junta a cepa derecha del arco defendido por el meta Sirigu.

Era el 1-0 y el tanto de la tranquilidad para seguir con la fiesta. Todos los jugadores se abrazaron como una piña demostrando una vez más la unión y lo convencidos que están con este proyecto.

Los más pequeños, en la grada, disfrutaban del partido de los suyos. Muchos de ellos cantaron en directo su primer "gol" en el Calderón.

Era el día del niño en la grada, pero no estaba siendo el de 'El Niño' en el verde. Le costaba entrar en conexión con el juego y sus disparos apenas causaban peligro.


Poco a poco el partido volvió a los origenes, con el Atlético como dueño y señor del partido, con posesiones que llegaron a alcanzar el 80% y con un Osasuna que no inquietó la portería defendida por Oblak.

Y salvo con alguna ocasión de Correa, alguna internada de Juanfran por la derecha -con Simeone al fondo siempre encima y atento-, y un polémico derribo a Filipe Luis dentro del área se llegó al descanso.

Era tiempo entonces para la merienda de los más pequeños, que debían digerir también toda la emoción de la tarde.

El juego se reanudó tras el paso por vestuarios sin cambios en ninguno de los dos equipos. Y con parte de la afición volviendo a sus butacas, llegó el segundo del partido, obra de nuevo de Yannick Carrasco, esta vez de un soberbio cabezazo a la escuadra, tras un centro medido desde la derecha de Nico Gaitán.

Quien seguía buscando su gol era Fernando Torres, que no encontraba el espacio necesario para perforar la portería rival.

También tenía ganas de marcar Filipe, quien en las últimas dos jornadas había mojado, marcando goles importantes en Málaga y en el Calderón ante la Real Sociedad, tanto que dio la victoria y alejó aún más a un posible rival directo por plaza en Champions.

La hinchada seguía de fiesta, y aclamaron al Cholo quien respondío con aplausos a su cántico.

Tras el intento abortado en el Bernabéu, la grada quería ver el "redebut" de Alessio Cerci, y le pedían al Cholo que lo sacara. El cántico llegó a oídos del delantero italiano en el banquillo, que reía al escuchar a cuarenta mil personas pedir su entrada.

Carrasco seguía llevando el peligro en cada acción, y en cada acometida sólo era parado con falta. En esta ocasión le costó la cartulina amarilla al capitán navarro Oier.

Todos los compañeros buscaban a Torres, conocedores de lo importante que es para un delantero romper con la sequía. Pero no era su día. Simeone se mostró contento después en rueda de prensa diciendo que le pone "contento ver el trabajo de Fernando". Que está satisfecho porque crea ocasiones de gol, y crear ocasiones es el preludio de marcar goles.

Filipe y Carrasco insistían por la banda izquierda que era un coladero total.

Sus centros eran rematados una y otra vez por Fernando Torres, que tenía ante sí a un gran Sirigu que lo sacaba casi todo.

Cumplida la hora de partido, el encuentro era un monólogo rojiblanco que sólo tenía réplica cada vez que el arquero italiano del equipo navarro entraba en acción.
Y en una de esas acometidas llegó el tercero, obra del lateral convertido en goleador Filipe Luis.
El balón venía de una transición desde la derecha, llega a las botas de Ángel Correa, y tras un par de quiebros ve a su compañero completamente sólo a la izquierda en el pico del área. El de Santa Catarina, con un exquisito y suave golpeo con el interior de su pie derecho, ponía con una brillante rosca el balón en el palo largo, lejos del alcance de Sirigu.

El brasileño, como viene siendo habitual en las tres últimas jornadas, corrió a celebrar el tanto con su amigo Griezmann, esta vez en el banquillo, y ambos, amantes de la NBA, imitaron el gesto que caracteriza a James Harden en los Houston Rockets, "batiendo" en el aire como él. El barbudo base angelino ya explicó que esa celebración se le ocurrió para decir que se estaba "cocinando algo importante, que estaba en racha y que era difícil pararle". Y es que no es para menos, ya que el lateral rojiblanco marcaba el que era su tercer gol en los tres últimos partidos de Liga.

Simeone demostró una vez más que no deja de pensar en ningún momento en el transurso del partido, y mientras Griezmann celebraba el tercer tanto con sus compañeros -ya sin peto y preparado para saltar al césped-, el técnico argentino se giró hacia su segundo, el mono Burgos, y le planteó la posibilidad de dar descanso al punta francés de cara al importante encuentro del martes ante el Leicester, y darle el capricho a la hinchada de ver a Cerci. Dicho y hecho, los jugadores no había terminado de celebrar el gol de Filipe cuando el Cholo le comunicaba su cambio de plan al francés, y el italiano se ponía el peto para saltar a calentar.

La grada enloquecía con el romano calentando en la banda. Lo que para cualquier otro entrenador sería un cambio de cromos para dejar correr el tiempo y dar descanso a alguna de sus figuras, para el argentino era una decisión igual de importante que cualquier otro cambio en cualquier otro partido y consultaba con Germán Burgos el papel del italiano en el esquema.

Pero antes, cambio en la defensa. Filipe dejaba su puesto a Stefan Savic, y recibía una atronadora ovación al ser sustituido. El brasileño respondió con aplausos al cariño de la hinchada rojiblanca.

Con la entrada del central montenegrino, Lucas Hernández, que hasta ese momento había acompañado a Godín en el eje de la zaga, se desplazaba al lateral izquierdo para cubrir la baja dejada por Filipe. No es una posición extraña para el francés, que se adaptó rápidamente al cambio, subiendo la banda y generando ocasiones de peligro como había estado haciendo hasta entonces el lateral brasileño.

Thomas estaba rayando a un gran nivel, y ante el poco trabajo defensivo que exigía Osasuna, comenzó a asomarse por las zonas de ataque, sorprendiendo a la floja zaga navarra con conducciones hasta prácticamente dentro del área.


Para Fernando Torres, cada partido en "su" Calderón es especial. Ya dijo que vivía cada oportunidad "como si fuera el último". Esta vez 'El Niño' no pudo certificar "su día" con una diana, y mostró su cabreo consigo mismo cuando tras un disparo anulado por fuera de juego, vio su dorsal en el cartelón del cuarto árbitro. Se habían agotado sus minutos. Y protestó a Melero López que le privara de su última ocasión.

En su lugar reaparecía Tiago Mendes Cardoso, un jugador querido por la hinchada atlética, que recibió una gran ovación en el que pudo ser una de sus últimas ocasiones sobre el Vicente Calderón. Volvía tras cuatro meses de ausencia por lesión.

Entonces ya sí era momento para que reapareciera con la elástica colchonera uno de los fichajes más polémicos de la era Simeone. Esta segunda oportunidad para el italiano -lejos de mofas de la grada y polémicas buscadas por la prensa- le llega por, como diría en rueda de prensa más tarde el técnico italiano, "su buen trabajo y comportamiento".

El Cholo, quien en el pasado tuvo sus más y sus menos con el delantero transalpino, le aclara en la banda lo que quiere de él en este partido. Lo colocaría en la derecha, que es por donde quería castigar el argentino a Osasuna en los minutos finales del encuentro.

Nico Gaitán dejaba su puesto al italiano en el minuto 76. Con una asistencia, pero 14 balones perdidos, el argentino firmaba otro discreto partido a orillas del Manzanares.

La grada explotó con su ingreso y le recibió con cánticos de apoyo. A Cerci le provocaron una sonrisa en su cara, pero sabía que estaba ante la última ocasión de poder cambiar la imagen que se tiene de él en la familia rojiblanca.

Pese a todos los cambios, Carrasco seguía pidiendo la pelota y el protagonismo. El flanco izquierdo era suyo y en la banda Simeone estaba muy atento de todos sus movimientos.

Cerci había salido como revulsivo, y como tal actuaba por la banda derecha. Contagiado de la presión que ejercen los jugadores a los que dirige el Cholo Simeone, salió con la actitud que le pedía su técnico. Tras varias carreras persiguiendo a los defensas y medios navarros, llegó su ocasión más clara. Un robo de balón en el medio de la cancha le permitió encarar el área con todo a su favor.

Pero lo que nadie esperaba era que su compañero Correa se le cruzara en una diagonal y le "robara" el esférico.
No se lo podía creer Cerci, el argentino había desbaratado una oportunidad para haber reentrado por la puerta grande del Manzanares, y se lo hizo saber recriminándole la acción.

Pero para la afición colchonera la fiesta estaba siendo completa. Excelente tarde, resultado abultado y redondo, buen juego, vuelta de Tiago y reestreno de Cerci. A cinco minutos del final, la grada empezó a alentar a sus jugadores para el importante partido del martes en la Champions. Bufandas al cielo y las cuarentamil almas cantaron de nuevo el himno del equipo a capela, además de otros cánticos para animar a los suyos en su batalla inglesa.

Pero para el Cholo el partido no estaba ni mucho menos acabado y seguía exigiendo a los suyos la misma intensidad del principio. No quería relajaciones y se mostraba encima de los suyos constantemente.

Una nueva internada de Cerci por la derecha, dejándole esta vez voluntariamente la pelota a Correa, casi provoca el cuarto gol atlético y levantó a los aficionados de sus butacas. Pero de nuevo el muro de Sirigu tenía la última palabra.

Y vaya si la tuvo. Minuto 88, cuando todo el mundo pensaba que le partido no daba para más, pase en largo de Tiago que controla Correa con la rodilla, se gira y encara la portería de Osasuna. A sus pies se arroja el meta italiano, derribándole. No había dudas, tampoco para el trencilla andaluz juez del encuentro que se llevó el silbato a la boca y señaló el punto de penalti.

La grada coreó el nombre de Cerci. Querían que su vuelta fuera con gol. Pero el portugués Yannick Carrasco fue a por la bola y la sitió con personalidad en el punto de penalti. Esta siendo una de sus mejores tardes vestido de rojiblanco y quería redondear su actuación con un hat-trick.

Pero de nuevo Sirigu, en una soberbia atajada abajo a la derecha, sorprendió a todos los presentes. La afición seguía a su fiesta, y poco importaba la anécdota de que fuera el séptimo penalti fallado de doce lanzados en esta Liga.

El Atleti quería más, y sin apenas tiempo de comentar el fallo del portugués, un balón de Thomas buscando a Cerci dentro del área, rebota en el pie de Fuentes y pega involuntariamente en la mano de De Las Cuevas. Para Melero López tampoco había dudas, amonestó al alicantino y volvió a conceder pena máxima para el equipo local.

De nuevo la grada al unísono coreando el nombre del italiano, que cantó el penalti y se dirigía firme a lanzarlo.

Pero inesperadamente, y mientras la hinchada seguía reclamando que Cerci fuera el lanzador, Thomas con el balón en las manos se dirigía firme hacia el punto de los once metros. De nada sirvió la insistencia el '17' atlético, ni de los cánticos (y algunos pitos) que venían de la grada. Ni siquiera a Lucas ni al capitán Godín quiso escuchar el medio ghanés, que pensó que eso era un "yo me lo guiso, yo me lo como".

Nadie fue capaz de hacer cambiar de opinión a Thomas, y Cerci se retiró al balcón del área mirando a Correa, quien sabe si acordándose de la ocasión de la que le había privado el argentino minutos antes.

Con Thomas cogiendo carrerilla para lanzar el penalti, y Godín rezando para que no fuera otro fallo, decidió captar protagonismo de nuevo Sirigu, que detenía el segundo penalti consecutivo con una tremenda y rígida mano cambiada arriba mientras volaba a su lado derecho.

Tiago intentó animar a su compañero, al que el falló no minó su actitud en el terreno de juego hasta el final, luchando por cada balón sin importar que el partido estuviera más que acabado.

Con el pitido final, Thomas se acercó a Sirigu y Cerci. Quién sabe lo que se dirían los tres, quizás felicitó al arquero por su increíble atajada, y se disculpó con su compañero por fallarlo o incluso por no dejarle tirar ese penalti que hubiera supuesto un retorno redondo para el italiano.

Al final 3-0 y fiesta rojiblanca completa. Tres nuevos puntos para los de Simeone, que ya suman 65, y que siguen con paso firme en su defensa de la tercera plaza en la recta final del campeonato doméstico.

Para el recuerdo el último Día del Niño en el Calderón, la vuelta de Tiago, el redebut de Cerci, y que nadie lo olvide, una antológica actuación de Sirigu que evitó con sus grandes paradas la manita rojiblanca.

Más tarde pasarían por rueda de prensa los técnicos de ambos equipos. El cabreo de Vasiljevic era más que evidente, se marchaba "cabreado porque su equipo no compitió". El míster del colista echó en cara a sus jugadores que salieran "sin la intensidad necesaria" en el que posiblemente fue una de las últimas opciones de seguir soñando con el milagro de la salvación y que deja en agua de borrajas el gran triunfo del equipo el otro día ante el Leganés delante de su afición.

Por su parte el Cholo Simeone se mostró frío y ajeno a la fiesta de la grada. Prefirió "quedarse con lo positivo, las cosas buenas y el esfuerzo" en un partido que calificó como "trampa".

No quiso el técnico argentino entrar a valorar ni la efectividad de ocho de 13 en penales esta temporada, ni tampoco los cánticos y posibles mofas de la afición hacia Cerci pidíéndolo primero jugar (desde varias jornadas atrás) y después lanzar alguno de los penaltis.

Para terminar y sobre el estado de sus delanteros simplemente dijo que se alegra por el trabajo que ofrece Fernando Torres ya que "siempre tiene situaciones de gol, y cuando pasas eso es que estás bien, luego las resuelve o no, pero está claro que es el paso previo al gol". Sobre el estado de salud de Gameiro, que sigue de baja desde que se lesionara en el amistoso de Francia-España dijo un "se lo deben preguntar al doctor".