Seis victorias en los últimos siete enfrentamientos es el bagaje del conjunto de Míchel, que ha revolucionado la plantilla de tal forma que va a acabar maquillando la temporada. Puesto que la décima posición es inalcanzable, si se acabara hoy la liga, el objetivo marcado una vez se consiguió la permanencia se habría conseguido.

Tiene mucho mérito lo conseguido por el técnico madrileño, sin embargo, como él mismo admite, era una cuestión más psicológica que táctica y técnica: los jugadores no creían en sí mismos y, a raíz de la victoria en El Molinón, esto cambió y empezaron a llegar las victorias en el tramo de temporada más temido por la afición malaguista, pues tocaba recibir a los cocos de la clasificación. La victoria de ayer demuestra el dulce momento que viven los jugadores, a los que solo les hizo falta seguir al nivel de los últimos partidos para llevarse los tres puntos ante un Celta centrado en la histórica semifinal pendiente de cerrarse en Old Trafford.

Defensivamente, el equipo estuvo muy sólido. Cabe destacar la figura de Luis Hernández por encima del resto, ya que es el líder en posicionamiento y capacidad física de la zaga blanquiazul, aunque su pareja Llorente parece ir mejorando su rendimiento partido tras partido. En ataque, además de nombrar al incansable Sandro, que monopolizó la mayoría de las ocasiones, el mejor fue Javier Ontiveros, que volvió a consagrar su presencia en la primera plantilla cara a la próxima temporada con una actuación soberbia. El joven marbellí lo hizo todo bien en el día de ayer comenzando con una gran jugada para abrir la lata.

Ontiveros abrió la lata

El partido comenzaba bastante igualado por ambas partes, dominio alterno en los primeros diez minutos, aunque el peligro era local. La novedad fue la presencia de Miguel Torres, que sustituía a Luis Muñoz. Sandro comenzaba a carburar, pero se encontró con el obstáculo de Sergio Álvarez -el guardameta celtiña fue el mejor de los suyos y en los primeros 20 minutos de juego realizó dos paradas de mucho nivel-. El gol se veía venir y llegó en una jugada individual de Ontiveros al driblar a Pape Cheikh y batir a Sergio de un zurdazo pegado al poste. La posesión de los gallegos era amplia, pero inoperante, sin llegar apenas a la meta de Carlos Kameni. Se llegaba al descanso con ventaja local.

Tras la reanudación, 'Chelo' Díaz dispuso de la mejor ocasión del conjunto celeste al lanzar un libre directo que se topó con el poste. El Málaga seguía dando grandes señas de peligro ante la posesión estéril del rival. Pasados diez minutos de la segunda mitad, Cabral estuvo torpe y realizó un claro penalti sobre Sandro que se encargaría de transformar Recio para delirio de la afición.

Sandro suma y sigue

Ante la gran solidez defensiva y las buenas apariciones en ataque, los cambios de Míchel llegaron a falta de 15 minutos para el final. Primero entraría Juankar y, más tarde, Keko y serían ellos los encargados de fabricar el tercer tanto que acababa con remate a placer de Sandro para hacer su gol número 16. En la celebración se produjo un motivo más de alegría para la afición blanquiazul, pues el canario se dirigió a la cámara para gritar 'Te quiero, Málaga' con el escudo en la mano, lo que parece que sea una señal para su continuidad el próximo curso.

Michel ha encontrado su sistema, destacando por encima de todo ese tridente en la sala de máquinas formado por Camacho, Recio y Pablo Fornals. Finalmente, victoria plácida para llegar a los 45 puntos, y ahora con el objetivo de conservar esa undécima posición.