No ha sido un año para enmarcar, pero al menos hubo quien sí pudo sacar algo de la última jornada liguera. El Racing de Ferrol certificó este pasado domingo en Aranda su clasificación para la Copa del Rey y cerró el segundo periplo de la Arandina en Segunda B después de dos años de fútbol de bronce en 'El Montecillo'. Fue a través de una severa goleada (1-4) que no hizo más que refrendar una temporada para el olvido y en la que, por enésima vez, la entrega y profesionalidad de algún jugador local dejó mucho que desear.

Pronto se puso de cara el partido para el cuadro visitante. Los de Tena se adelantaron en el marcador a los siete minutos gracias a un zurdazo de Dani Benítez desde fuera del área. La suerte y las ocasiones eran para un entregado Racing de Ferrol que ya tenía en su mano el premio de consolación. Pero por si las moscas, ya se encargó Joselu de anotar el 0-2, empujando el balón a placer en las mallas de un resignado Montiel.

La Arandina quiso reaccionar y logró recortar distancias gracias al tanto de Edgar, que anduvo listo y supo aprovecharse de un error defensivo departamental para establecer el 1-2 en el electrónico. Un electrónico que todavía acogería otro gol más -y nuevamente de Joselu- al filo del descanso. El ariete verde no falló y sumó su decimoctava aportación particular en lo que va de temporada a la entidad gallega.

El segundo periodo no varió en exceso. Pablo Rey, al que Tena había dado descanso por precaución, ingresó en el terreno de juego y fue el encargado de amarrar el 1-4 desde el punto de penalti. Todavía restaban 35 minutos por delante, aunque con un resultado tan abultado, la intensidad se rebajó en pos de un final más relajado. Con todo ello, y de nuevo desde los once metros, el propio Pablo Rey pudo haber aumentado la distancia, pero en esta ocasión Montiel sí supo atajar el disparo.

El colegiado no quiso alargar en exceso la agonía de la Arandina y decretó el final del choque. El cuadro blanquiazul abandona con más pena que gloria la categoría tras un año desastroso y en el que los principales responsables y culpables del descalabro no permanencerán en el cargo. Ahora, la directiva ribereña seguirá movilizándose para desarrollar un proyecto de futuro en el que el regreso inminente a Segunda B sea la idea angular.

Mientras, el Racing de Ferrol se despide a su vez de una compleja temporada donde tampoco se ha logrado el objetivo principal, pero donde al menos sí supo salvar la dignidad de un club que, a diferencia de su rival este último domingo, sí continuará en la categoría de bronce del fútbol español.