Tarde veraniega de octubre, con más de 25º pasadas las cinco de la tarde, y con un cartel de lujo en el Camino del Molino: el Fuenla contra el invicto del grupo. No hacían falta más argumentos para llenar el estadio y disfrutar de una buena tarde de fútbol. Y como la parroquia fuenlabreña parece que se está acostumbrando al balompié del bueno, decidió que no había un lugar mejor donde pasar la tarde dominical. El Torres se puso guapo y registró una buena entrada en el que fue el último encuentro en casa antes de recibir al vigente Campeón de Europa en Copa, en una cita histórica que tendrá lugar el próximo día 26.

Precisamente ese era el ‘run run’ que corría en la grada. No se hablaba de otra cosa. Los aficionados se acercaban a las taquillas y oficinas del club preguntando por las entradas para el histórico choque, nadie se lo quiere perder. La respuesta, siempre la misma: a partir del lunes. No debía de haber nada que distrajera de lo que tocaba hoy: partido de Liga contra el segundo clasificado. Un duelo importantísimo, con nada más y nada menos que esa misma plaza en juego.

Y la 2ª plaza se la quedó el Fuenla

Pero afortunadamente, los hombres de Calderón sí tenían la cabeza en lo importante, y por ahí, el filial vigués no pudo hacer daño a los madrileños, que salieron con las ideas claras desde el principio y cuajaron un partido soberbio. 

Serios y fuertes en defensa, enseguida se dieron cuenta que su rival también juega igual de bien a esto de la pelota. Un par de córneres y contras, y de ese arranque impetuoso se pasó a un primer cuarto de hora lleno de respeto mutuo, sin ocasiones claras por parte de ninguno.

El primer contratiempo vino en forma de lesión. En el minuto ocho, Cristóbal siente algo en su muslo izquierdo, y antes de arriesgar -con todo lo que se viene-, decide levantar la mano y pedir el cambio. Matheus entraba en su lugar. Calderón acababa de quemar un cambio en el que se preveía que iba a ser un choque físico e igualado.

Primeras ocasiones para el Fuenlabrada

A los veinte minutos Antonio Calderón ya había visto el punto débil de la defensa gallega. Insistía una y otra vez a sus jugadores en que volcasen el juego por la izquierda, y atacaran al lateral derecho Kevin. Dicho y hecho, Fran García, que se marcó un partidazo, y Hugo Fraile fueron una pesadilla para el ‘2’ vigués.

Por ahí empezaron a sucederse las ocasiones de peligro del equipo madrileño. Una y otra vez el lateral desbordaba y alcanzaba la línea de fondo con facilidad. La primera, un pase de la muerte que no engancha Yaw y que Iribas desde la frontal mandaba fuera del Torres. Más tarde, un calco con igual suerte. Pero tras un réplica del equipo gallego -que puso el susto en el cuerpo a más de uno- llegó el gol de Matheus, que se estrenaba como goleador azulón (hoy de blanco por la decisión del colegiado Santos Pargaña, de que el azul y el celeste se confundían). De nuevo internada del ‘Expresso de Villarreal’ que dejó atrás a varios defensores y ponía otro pase de la muerte para que el brasileño sintiese en carnes propias como ruge el Fernando Torres cuando se marca un gol.

Un nuevo partido

El gol descolocó a un Celta que empezó a perder el control de las entradas que cometía. Su dureza se saldaban con faltas y tarjetas, bien por la intensidad (Iago), por la impotencia (Ros antes del descanso agarrando en el medio del campo a un Dioni que se marchaba solo), o bien por la vehemencia de las protestas, (Dejan) que sentían los gallegos al escuchar el silbato del colegiado en cada entrada que hacían. 

Sabían que no era justo estar por detrás en el marcador, pero les costó más de lo normal reaccionar y volver a su fútbol de elaboración. Milla tuvo una muy clara que erró por poco, y Codina salvó a los locales del empate a diez minutos del descanso arrojándose a los pies de Agus y blocándole un disparo que se encontraba saliendo de sus botas.

El árbitro señalaba el camino de los vestuarios tras un centro chut del donostiarra Iribas, y un principio de pájara del Fuenla que no era capaz de enlazar con los de arriba. No se puede decir que estuviera siendo un partido plácido, pero el Celta, que incluso con el gol en contra no renunció a su estilo de toque y control, tan solo inquietaba a Codina con disparos de Dejan y desde lejos. 

Cambio de chip tras la reanudación

Tras el paso por la caseta, el Fuenlabrada volvió a sacar la ambición del comienzo y salió bastante más enchufado. El Celta por su parte movía el banquillo, y Rubén Albés, que también se percató de lo que estaba sufriendo Kevin en el lateral derecho, decidió reemplazarlo por Molina en el entretiempo.

Dioni y Milla, con dos ocasiones prácticamente seguidas, pusieron el ‘uy’ en la grada, que se contagió del arreón de los suyos y empezó a animar sin parar.

El Celta necesitaba reaccionar, Albés veía que se escapaban puntos y posiciones, y creyó conveniente retirar a un frustrado Dejan, que dejaba su puesto a Dennis. Las transiciones defensa-ataque gallegas comenzaron a ser más fluidas, y la zaga fuenlabreña tuvo que emplearse a fondo. Armando Lozano ponía la velocidad y el criterio a la hora de sacar el balón jugado desde atrás, y el Cata la contundencia. Tan fuerte fue, que vio la amarilla en el 61, esta vez quizás más por reiteración que por excesiva violencia. Poco antes la había visto Paco Candela que también estaba cuajando un gran partido en el medio del campo.

La fiesta empezó en el Torres antes de tiempo

El gran partido de los suyos, y ante la ilusión del duelo copero ante el Real Madrid, a veinte minutos del final el fondo sur comenzó a cantar y animar a los suyos. Los más de 3000 aficionados que se dieron cita en el coliseo fuenlabreño se animaron y empezaron a alentar a sus jugadores más que por el partido que ya tenían en el bolsillo, de cara al choque ante el Real Madrid.

Tras unos breves minutos de dominio ‘galego’, en el 75, Calderón sintió que el partido estaba para Portilla, y que había que dar la puntilla de nuevo atacando su banda derecha. Arengó a los suyos para que estuvieran más juntos y sorprendentemente dio entrada al extremo madrileño en lugar de un Matheus que ya había estado sentado en el banquillo hoy.

Poco después del cambio, y en uno de los inofensivos arreones célticos, llegó la peor noticia para el cuadro vigués. Las asistencias tuvieron que atender a Solis, que no podía continuar y dejaba su sitio a Aaron. Al término del partido, el jovencísimo medio centro sevillano abandonaba el Fernando Torres en muletas. Sin lugar a dudas un revés grande para el Celta, más allá de los tres puntos que se dejaban en Madrid.

'DioniGol' sentenció de nuevo

El encuentro se acababa y el Fuenlabrada agotó también sus cambios en el 80. Yaw que estuvo muy activo y participativo por la derecha se marchaba para que entrara en su lugar Dani Fernández.

Pese a la sensación de mayor posesión de los de Albés, era el Fuenla el que parecía querer dormir el partido. Las feas entradas célticas acabaron con una roja para Iago en el 82, que veía su segunda amarilla tras un aparatoso barrido a Dioni en la banda. La hinchada se encendía ante la enésima fea patada.

Contra diez el Fuenlabrada encontró los huecos que tanto ansiaba y Milla se echó el equipo a la espalda en busca de la sentencia. Los pases en largo para un fresco Portilla, y los disparos desde la frontal tras los rechaces vigueses se fueron sucediendo, hasta que en el descuento, el hombre gol decidió no faltar a su cita con el mismo. Una internada del propio Milla por la izquierda acababa con un zapatazo cruzado que repelía el guante de Sotres y que caía, mansamente, a los pies del malagueño en el vértice del área chica, desde donde es letal, y fusilaba a trallón para poner el 2-0 final.

Orden, disciplina y ambición

Esas fueron las palabras que utilizó el míster gaditano en rueda de prensa para desvelar las claves de un equipo al que no se le atisba techo. Sin techo, pero con los pies en la tierra, y partido a partido, “que cada uno es una guerra distinta” advirtió Calderón. Por eso antes de pensar en el Madrid, el técnico andaluz quiere pedirle un último esfuerzo a sus chicos para que estén concentrados esta semana en el duelo liguero ante el Rapid de Bouzas. Después sí, tocará disfrutar.

Claro candidato a estar en puestos de playoff, y aunque aún es muy pronto para intentar adivinar cómo acabará la temporada, desde hoy empieza a opositar para campeonar allá por mediados de mayo, si no antes. Elogio del entrenador rival Rubén Albés, que se rindió a la superioridad mostrada durante los noventa minutos, y quien no tuvo más remedio que reconocer que “el Fuenlabrada es mejor equipo que nosotros, y hoy lo ha demostrado”.

Las cuatro victorias a domicilio, que colocan a los fuenlabreños como mejor visitante de la categoría, empiezan a emparejarse con los resultados en el Torres, que se atragantó al principio, y del que Calderón quiere volver a convertir en el fortín que fue la temporada pasada.

Desde luego, y visto lo visto esta tarde, su equipo está en la buena senda. Ojo, no pierdan de vista al filial vigués, que también tiene mucho fútbol.

Puntuaciones VAVEL

Fran García 3
Milla 2
Armando Lozano 1