Engrasando

El Real Madrid no pudo pasar del empate a uno con el Tottenham, aunque hubo ocasiones suficientes como para ver más goles

Engrasando
El Real Madrid no pudo pasar del empate ante el Tottenham | Imagen: Daniel Nieto (VAVEL)
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Por Gorka Grande Carral

Regresaba la Champions League al Bernabéu y eso no puede suponer otra cosa que alegría y entusiasmo. Alegría por volver a ver al Real Madrid con el parche de la competición, entusiasmo por escuchar de nuevo la sintonía mágica que prácticamente se ha convertido en el segundo himno del club. Si ni siquiera Cristiano se puede contener a cantarla, cómo íba a poder el resto del público.

Así arrancó el partido. Todavía con la musiquilla resonando en la cabeza, Cristiano Ronaldo cerca estuvo de pasar de cantante a director de orquesta: Achraf colgó el balón a duras penas y el luso se encarga de cabecearlo, pero su remate pegó directamente en el palo. De la madera el balón salió rechazado a los pies de Karim Benzema, pero ese ya es otro tema. El tema de siempre. El mismo que se lleva repitiendo lo que va de año. 

El dominio posicional blanco controlaba la pelota de lado a lado, buscando la manera de resolver con éxito el laberinto de piernas que había inventado Mauricio Pochettino. Isco era un trasgo vigilando cada posible error en la maquinaria defensiva londinense para poder encauzar su proyección ofensiva en esa dirección, y acompañado por Luka se convirtió en una pesadilla para cada jugador visitante que veía al malageño acercarse con malas intenciones. De esta forma y con la oportunidad de Ronaldo como prueba material, el Real Madrid mantenía el peso del partido en sus botas aunque cada salida al contraataque del Tottenham llevaba impregnada el miedo de un nuevo revés en el Bernabéu. Y así fue.

De arriba a abajo y de abajo a arriba

Keylor Navas podía y pudo con todo durante el encuentro. Harry Kane gozó de una antes y otra después del gol inglés, pero en ambas se encontró con un gato costarricense que actuó de la misma manera cuando se vio cara a cara con Eriksen. Cada lanzamiento visitante con peligro fue anestesiado por Keylor, pero contra uno mismo no se puede luchar. Raphael Varane aprovechó lo que el ariete británico no fue capaz de aprovechar e introdujo en la meta blanca un centro lateral de Aurier para establecer el 0-1 en el marcador. Cosas de la vida, los blancos ya estaban por debajo. Y en casa. Y en Champions.

El gol pesó como una losa en la mente madridista durante los posteriores minutos y desconcertó al graderío mientras el rendimiento del equipo empezaba a marcar una clara 'V' en la primera parte: bien al principio, bien al final. Bien combinando, señalan penal. Isco-Modric-Benzema-Kroos, en ese orden, intervinieron en la jugada hasta que Aurier se lanzó al suelo desequilibrando al alemán. 1-1, igualó Ronaldo al filo del descanso para que minutos más tarde Szymon Marciniak señalara el camino de los vestuarios.

En una, en otra y en ninguna

La segunda mitad trajo consigo más espacios y velocidad en el desarrollo del juego, lo que se transformó en claras ocasiones para los dos equipos aunque el resultado permaneciera intacto. Primero Benzema, rematando un centro de cirujano de Casemiro directamente al centro de la portería que saca milagrosamente Lloris con las piernas. Después Ronaldo por partida doble, con un duro disparo por alto que de nuevo consigue despejar el meta francés y con una carrera inverosímil dejando atrás a cada uno de los defensores que se atreven a intentar frenarlo. En líneas generales, Cristiano volvió a ser el jugador con más peligro y más intimidante del equipo, aunque solo haya marcado desde el punto fatídico.

Por su parte y luego de las oportunidades blancas, el Tottenham comenzó su turno pero el ya comentado Keylor evitó palabras mayores. De nuevo y como en la primera parte el Madrid bajó el nivel con el paso de los minutos y lo recuperó al ver el reloj tan cerca del final. Pero no fue suficiente, otro empate en casa. Empate que deja el liderato igualado a puntos con la primera vuelta ya rematada, y que deja las sensaciones de que el Madrid es un lamborghini que todavía no acaba de engrasar, pero es temible hasta a 20km/hora.