En la actualidad, sin entrenador formal sin desprestigiar a Paquito Ortiz, en una crisis deportiva como colistas de la Primera División, y en una situación convulsa entre afición y equipo, siempre es bueno recordar que no siempre las cosas van bien, y cuando esto es así, es imprescindible recordar el camino para llegar a donde se ha llegado, para poder así con el apoyo de unos y la entrega y sacrificio de otros, revertir una situación crítica. Demostrar, al fin y al cabo, que la UD Las Palmas y su afición, son partícipes de la mejor liga de fútbol del mundo.

Todo llegó con la guagua

Que levante la mano quién no sonríe al recordar el recibimiento al equipo en Fondos de Segura. Que levante la mano quién no sonríe al recordar a un estadio a reventar durante un calentamiento, alentando a los suyos. Que levante la mano quién no sonríe al recordar como retumbó el Gran Canaria con el "amarillo es mi color", el gol de Roque Mesa y esa indescriptible sensación al celebrar el gol de Sergio Araujo que devolvía al club a su casa, a la élite del fútbol nacional. Quién no se alegró de ver a Asdrúbal Padrón llorar de felicidad.

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Los mejores días 

Es obvio que muchas de las cosas que se están haciendo actualmente en la entidad no son para agradecer. Pero no hay que olvidar el disfrute que ha brindado la plantilla a la afición.

Nadie se imaginó nunca que la UD Las Palmas estuviera las primera semanas de un campeonato liguero en las primeras posiciones. Ni que se le pudiera empatar 3-3 y 2-2 a todo un Real Madrid de Cristiano Ronaldo, Bale, Benzema, Marcelo, Ramos y compañía. Ni ganar con solvencia a equipos como Villarreal, Atlético de Madrid en Copa del Rey, Betis, Málaga, y un largo etcétera.

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Fichajes inimaginables

Muchos de los enfados por parte de la hinchada amarilla están derivados de una mala gestión por parte de la comisión deportiva. Indiscutible. Pero de todo hay que sacar el lado positivo. Que levante la mano quién no presumió de que en su equipo hubiera un jugador como Jonathan Viera. Que levante la mano quién no presumió de que en su equipo hubiera un jugador como Kevin Prince Boateng. Que levante la mano quién no presumió de que en su equipo hubiera un jugador como Jesé. Que levante la mano quién no presumió de que en su equipo hubiera un jugador campeón del mundo como Alberto Aquilani. Que levante la mano quién no presumió de que en su equipo hubiera un jugador como Vitolo. 

Cuando todo va bien, es fácil, sencillo y todo viene de la mano. Cuando las cosas no lo van tanto, hay que subir cuanta más gente al barco, alzar velas, y tirar con fuerza. Vale más ser motor y ayudar, que remolque y no hacerlo. 

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