El Oviedo, presa del miedo escénico en el Tartiere

Una segunda parte nefasta hace que el conjunto carbayón sume un punto inmerecido.

El Oviedo, presa del miedo escénico en el Tartiere
Crónica del Real Oviedo - Elche: Dos personalidades distintas tumban al Oviedo | Imagen: Real Oviedo
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Por Vavel Oviedo

A la tercera tampoco fue la vencida. El respetable de La Ería estaba ansioso por encadenar una dinámica en casa igual que la que el equipo viene siguiendo lejos del Tartiere, donde suma siete de los nueve puntos que completan su casillero.

Pero pronto se daría de bruces con una realidad dura, arisca. Cinco minutos le duró la ilusión a los 14.008 espectadores que poblaron las gradas del Nuevo Tartiere. El tiempo que tardó el equipo de Pacheta en abrir el marcador, desde la esquina.

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El córner se sacó en corto y tras el centro lateral posterior al bote del mismo, Manu Sánchez remataba completamente solo el balón e introducirlo en el fondo de la red. Se oyó un murmullo en la grada pero finalmente el Oviedo despertó.

Tras recibir el mazazo el conjunto de Juan Antonio Anquela asedió la portería de José Juan, aunque sin éxito, y fue, precisamente en una de las acciones en las que menos merecía el premio del gol, cuando este llegó.

Ocurrió tras un balón largo y una indecisión impropia de un portero de Segunda División. José Juan, el portero del Elche, ex también de Lugo o Granada, midió mal y se comió el bote de un balón que le sobrepasó y dejó sólo a Joselu Moreno para que rematara a placer y subiera el empate al marcador.

Momento en el que el meta del conjunto ilicitano, José Juan, mide mal y propicia el empate carbayón. | Imagen: Real Oviedo
Momento en el que el meta del conjunto ilicitano, José Juan, mide mal y propicia el empate carbayón. | Imagen: Real Oviedo

A partir de ahí el asedio se aplazó, aunque sí que es cierto que el Elche no gozó de ocasiones claras de gol hasta la segunda mitad. 

Fue precisamente tras el paso por vestuarios cuando el equipo de Juan Antonio Anquela se transformó en otro completamente distinto y, para desgracia de muchos, peor, mucho peor.

Ni siquiera al reloj suizo de Ramón Folch le salían las cosas. Saúl Berjón, físicamente débil, ni siquiera conseguía jugar con su cuerpo y utilizarlo para ganar los balones divididos tal y como tenía acostumbrado al respetable.

Mossa no puede evitar que la pelota atraviese la línea de banda. | Imagen: Real Oviedo
Mossa no puede evitar que la pelota atraviese la línea de banda. | Imagen: Real Oviedo

Anquela, pareció entender al revés todo lo que el equipo necesitaba para llevarse los tres puntos y regalarle la primera victoria a la afición azul, y en lugar de sacar del campo al ex del Reus, que estuvo impreciso durante todo el segundo tiempo, sustituyó al jugador cedido por el Real Madrid, Javi Muñoz.

Sin soluciones

Parecía que el miedo escénico podía con los chicos de Anquela y lo peor de todo es que en ningún momento parecía surtir efecto ningún tipo de alternativa. Con el paso de los minutos, el Elche se fue sintiendo cómodo en el terreno de juego y tuvo ocasiones más que de sobra para llevarse los tres puntos de un Carlos Tartiere que prácticamente pedía la hora.

Un palo, rechaces continuados, una expulsión de Bolaño que el colegiado andaluz, Domínguez Cervantes, no vio y por tanto, perdonó y multitud de ocasiones que los de Pacheta desperdiciaron, hicieron del partido de esta tarde un encuentro que puede que haya empezado a colmar el vaso de la paciencia azul.

Tanto se colmaba, que los pitos predominaban por encima de los aplausos de ánimo y de superación que normalmente la parroquia carbayona le regala a los suyos cuando las cosas no salen como uno desea.

¿Qué se saca de todo esto?

Después del partido, se pueden sacar muchas conclusiones en frío. Desde luego la del cambio en la portería es incuestionable. Alfonso nada pudo hacer ante el remate a bocajarro de Sánchez. La defensa es otro cantar. Sólo el mariscal se salva del despropósito defensivo que hoy por hoy supone el Real Oviedo. Mossa, que otros días rindió a un nivel aceptable, estaba descuidado en su marca de manera reincidente.

Ya en el centro del campo, quizás la joya de la corona del equipo, se puede decir que no funcionó porque los ajustes que sobre él se realizaron no fueron los correctos.

Para finalizar, nada que achacar a Joselu Moreno, un delantero que se deja la piel en cada partido y que trata de suplir su falta de envergadura en comparación con los centrales contra los que compite. El ariete además de darle un punto hoy a su equipo gracias a su fe, se vació en las labores defensivas de presión.

Desde luego, mucho queda que cambiar si se quiere ir a un campo, la semana que viene, que al Real Oviedo no se le da nada bien, Santo Domingo, en donde nunca ha ganado desde su vuelta a Segunda. El próximo domingo a las 12 horas se podrá ver si realmente ha escarmentado un equipo que, desde luego hoy, sumó un punto totalmente inmerecido.