El Real Valladolid y el Club Atlético Osasuna disputaban el partido correspondiente a la cuarta jornada de la Liga Santander en el nuevo estadio José Zorrilla, que tras cuatro meses volvía a albergar un partido tras una reforma en la que se ha retirado el mítico foso de este estadio. 

Un empate que, a priori, no parece mal resultado para los blanquivioletas, debido a la gran cantidad de ocasiones que el conjunto rojillo no pudo transformar. Un partido complicado con mucho desgaste que deja un punto para cada equipo, dejando al Real Valladolid en la 12ª posición. 

Empezó dominando el equipo de casa, que se estrenaba en Pucela esta temporada, pero cada pérdida se tradujo en contra rojilla y poco a poco el miedo a que su propio ataque se convirtiera en su mayor debilidad empujó al Valladolid hacia su portería y los de Arrasate cogieron metros y ganas. Los primeros minutos empezaron bien para el Real Valladolid. El equipo castellano dominaba en la posesión, y en el minuto 7 una buena internada al área por parte de Waldo dejaba un balón en bandeja a Ünal, que tras controlarla la mandó por encima del larguero.

Pese a que el Valladolid continuaba tomando el control del partido, el Osasuna avisó en una doble ocasión con dos balones directos a la madera.  Tanto Brandon como el Chimmy Ávila estaban avisando a los defensas blanquivioletas. El equipo rojillo no paraba de aprovechar los contraataques ante la fragilidad de la defensa pucelana. Tanto el Chimmy como Brandon estaban siendo un quebradero de cabeza para el equipo de Sergio González. 

El partido tomó un rumbo de ida y vuelta, con ocasiones para ambos equipos, aun así, el equipo pamplonés fue el que más se acercó a la meta vallisoletana. 

La primera parte acababa con un sensación de peligro por parte del conjunto rojillo, que tuvo ocasiones claras para adelantarse en el resultado, aunque no supo aprovecharlas. 

La segunda parte echaba a andar y en el minuto 48 un centro de Enes Ünal medido a la cabeza de Guardiola que se iba por centímetros dejaba sin palabras a todos los aficionados del José Zorrilla. A partir de esa ocasión el Real Valladolid tomó el control del partido y poco a poco fue encontrándose cómodo en el terreno de juego. 

En el minuto 63 saltaría Hervías junto con Alcaraz al campo, y tan solo dos minutos después, el extremo logroñés lograría adelantar al Real Valladolid con un auténtico golazo de falta directa que volvería locos a los aficionados blanquivioletas. 

A partir de ese momento el Osasuna no se encontraba cómodo, aunque el Chimmy Ávila lo seguía intentado en cuanto tenía ocasión gracias a su gran disparo desde fuera del área con ambas piernas.

El Osasuna seguía trabajando, y en el minuto 81 llegaría el empate del equipo rojillo. Una internada en el área del Chimmy Ávila que daba el pase de la muerte a un Rober Ibáñez que entraba con todo y remataba a placer. 

El José Zorrilla se quedaba helado y Sergio González tuvo que poner toda la carne en el asador sacando a otro delantero como lo es Sandro Ramírez. El Chimmy Ávila tuvo el 1-2 en el minuto 90, pero Masip lo detuvo, dejando sin premio al delantero argentino. 

Y así acabaría el partido. Fue un partido con ocasiones para ambos, pero con más peligro generado por los pamplonicas, que no pudieron aprovechar todas las ocasiones de las que dispusieron. Dentro de lo que cabe un empate es lo justo en lo que hemos podido ver esta tarde en el José Zorrilla. El equipo debe seguir trabajando y cogiendo rodaje en estas primeras jornadas, preparando el siguiente partido contra el Villarreal.