El Valencia estaba en una situación delicada. Problemas económicos, sociales y deportivos envolvían al club. El equipo ché debía vender cada verano para saldar cuentas. La obligación del conjunto del Turia de traspasar jugadores año tras año hizo que muchos de sus futbolistas más importantes dejasen Mestalla para emprender nuevos caminos. El caso de David Silva es uno más de la colección.

Criado en Paterna, el mediocentro canario no lo tuvo tan sencillo para debutar con el primer equipo. Tras varias cesiones a equipos como el Eibar o el Celta de Vigo, el de Arguineguín no se incorporó de manera oficial a la primera plantilla valencianista hasta la temporada 2006/2007, pero lo hizo a lo grande. Su debut con la zamarra ché no dejó indiferente a nadie: titular 41 de los 51 que jugó y marcó 9 goles. Ese año empezó a fraguarse una sociedad que el valencianismo aún no olvida y no pudo disfrutar tanto como quería. 

Mata, Villa y Silva: magia a raudales

Imagen vía: Getty Images
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Nunca se le ha puesto un nombre al junte de estos magníficos futbolistas, pero uno que se les podría asignar es 'La Santísima Trinidad'. La conexión que tenían los tres era algo casi místico y especial, jugaban de cabeza. El rival podía estar dominando el encuentro, pero si ellos se juntaban el partido se ponía patas arriba.  

Los mejores años de este gran trío se dieron en una etapa en la que el club no estaba pasando un buen momento, especialmente, la temporada 2007/2008. Durante esta sesión, el equipo de Mestalla se encontraba en plena guerra social y deportiva, pero aún así logró conquistar su séptima Copa del Rey. Además, en esta temporada tuvo lugar la irrupción del último de los socios, Juan Mata. Sin embargo, la unión de estos tres fue igual de bonita que efímera: solo duró tres años. 

Año 2010: El adiós al club que le dio un Mundial

Los problemas socioeconómicos y deportivos ya rondaban Mestalla desde hace años atrás y la venta de jugadores de gran calibre comenzó a ser algo habitual. La temporada 2009/2010 era perfecta para que el Valencia pudiese sacar la máxima tajada de algunos de sus futbolistas al tener el Mundial a la vuelta de la esquina y varios internacionales bajo sus filas. El valencianismo olía que podía romperse la Santísima Trinidad. 

La última temporada de Silva como blanquinegre no fue como tenía que ser. Varias lesiones impidieron al de Arguineguín demostrar todo su potencial en su último año en el club. Aún así, el canario cerró la campaña con 10 goles en su casillero y consiguió dejar al equipo en Liga de Campeones. 

Como vaticinaba gran parte de la afición ché, la Copa del Mundo de 2010 fue una gran ventana para sus internacionales y las salidas no tardaron en ocurrir. Durante el propio torneo, David Silva firmaba como nuevo jugador del Manchester City de Mancini dejando 33 millones en el arca valencianista y David Villa se marcha a Barcelona por 41,6 millones de euros. Se había roto la Trinidad y Mata había quedado huérfano. 

Imagen vía: @21LVA (Twitter)
Imagen vía: @21LVA (Twitter)

El Valencia le dio a Silva la oportunidad de darse a conocer al mundo y Silva le brindó al Valencia años de magia. Nunca ha ocultado su aprecio por el club y el aficionado aún tiene una espina clavada por no poderle ver tanto como hubiese querido. Este año termina contrato con el City y queda libre. Puede ser la oportunidad perfecta para volver a ver al '21' que tantas noches maravilló a Mestalla. La magia está echada.