El Valencia llevaba jugando a la ruleta rusa con las opciones europeas durante los últimos meses y ayer el club ché debía gastar su última bala si lo que quería era clasificarse a Europa League. Los de Voro llegaron al Sánchez Pizjuán con las ideas claras, pero las acciones en el campo no decían lo mismo y un 1-0 por parte del Sevilla dejó al equipo fuera de cualquier competición continental. Una temporada convulsa termina para un equipo que no ha conseguido el objetivo de clasificarse para Champions League y que lo más cerca que ha estado de ella ha sido escuchando el himno.

Una defensa bien posicionada acaba rompiéndose por imprecisiones

Imagen vía: La Liga
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Voro salió ayer con una idea de juego clara: defender bien y atacar al contraataque. Sin embargo, aunque el equipo de Mestalla estuvo toda la primera parte con el bloque defensivo muy bajo y siendo muy rocoso, las jugadas ofensivas no existieron. Durante la primera mitad, el Valencia solo obtuvo un 26% de la posesión total y le costaba dolor y gloria armar una jugada de ataque con un Parejo obligado a sacar el balón casi como de tercer central.

La segunda parte comenzó igual que terminó la primera, pero una imprecisión defensiva hizo que Reguilón se metiese en el área y soltase un zapatazo imparable para Jaume Domènech. Con el 1-0 en el marcador era necesario un cambio y pese a recuperar la posesión del esférico, el club de la capital del Turia no consiguió ni intimidar a la defensa sevillana: cero tiros a puerta en toda la segunda parte. Los problemas de peligro volvieron a asomar y ni la necesidad de darle la vuelta al marcador hizo que el Valencia diese algún susto en la portería defendida por Bono. Jugando así, el partido ya estaba decidido. 

La entrada de Kang In Lee alegró el encuentro

Con tan poca incidencia ofensiva y con un control sevillista casi absoluto poco podía hacerse para intentar que el espectador ché no se durmiese delante del televisor, pero la entrada de Kang In Lee dio un soplo de aire fresco al juego valencianista y al encuentro. 

El coreano volvió a entrar algo tarde en juego (minuto 71), pero lo primero que hizo cuando salió al césped fue disparar. Los veinticinco minutos que estuvo sobre el verde se vio a un Lee que no paraba de pedirla y de moverse, intentando conectar con Parejo y buscando continuamente peligro en centros laterales. En el minuto 80, el canterano ché empezó a tomar las riendas del equipo y a capitanear casi todas las jugadas ofensivas. En diez minutos, el Valencia tuvo más peligro que en todo el partido. Increíble y triste a partes iguales. 

Acaba la temporada, pero siguen los problemas

El partido del Pizjuán fue el último encuentro de la temporada 2019/2020 para el Valencia. Un año que podía haber sido el que te catapultase con el Atlético de Madrid se convirtió en un año polémico y desastroso que acababa con una novena posición. Todo ello bajo la dirección de Meriton Holdings. 

Con esta situación, el seguidor ché esperaba con ansías que la temporada acabara, pero la realidad es que los problemas en casa siguen como siempre. El Valencia continúa con un proyecto que no existe y con unos jugadores que están más fuera que dentro. ¿Podrá Peter Lim devolver la ilusión al valencianismo o seguirá sin escuchar a los que apoyan al club que preside? Como diría Francisco Céspedes, "todo es un misterio".