Divertido. Emocionante. Frenético. De esta forma solían ser los mejores clásicos, vividos sobretodo en la época que reinaban Pep Guardiola y José Mourinho, con Leo Messi y Cristiano Ronaldo como principales escuderos. Años más tarde, con solo uno de los actores presente sobre el verde, habiendo cambiado muchísimas cosas alrededor del mundo y de los futbolistas hay algo inmutable; un clásico repleto de emoción.

· Un inicio fulgurante

Tan solo 5 minutos bastaron de encuentro para ver el talento que los 22 futbolistas titulares iba a salir a relucir. Un gran desmarque entre líneas de Benzema, que atrajo la presión de los dos centrales azulgranas sirvió para que, después de poner un balón suavemente adelantado hacia el "pajarito" Valverde, que sólo tuvo que finalizar la faena cruzando el balón sobre la portería de Neto.

Poco tardó en reaccionar el conjunto local, que tras un gran -y típico- desmarque de Jordi Alba a la espalda del lateral madridista, puso un balón raso dirigido hacia las botas de Ansu Fati, que solo tuvo que empujar el balón hacia el fondo de las mallas y establecer el empate en la contienda.

· Sergio y Nacho, señalados

Los constantes movimientos a las espaldas de Sergio Busquets de Karim Benzema, Toni Kroos y Fede Valverde, han propiciado que el futbolista de Badia llegara tarde a las coberturas y propiciara superioridades en ataque por parte del Real Madrid, que cuando encontraba los espacios necesarios, era como una máquina de triturar bien engrasada. De ésta forma llegó el primero de los goles madridistas.

Por el otro costado, Nacho sufrió en sus propias carnes los movimientos de arrastre de Phillipe Coutinho, que dejaba un espacio en la banda izquierda por la que atacaba constantemente Jordi Alba, un puñal que nunca supo frenar el futbolista blanco. Ya de primeras vio la tarjeta amarilla, y -por desgracia o fortuna- fue sustituido antes del descanso por una lesión muscular.

· Un segundo tiempo marcado por el VAR

Tras un inicio en el que ambos conjuntos empezaron a mostrar sus armas en cuentagotas, hubo una acción que lo acabó decidiendo prácticamente todo. Un centro lateral -sin aparente peligro- en el que Lenglet agarró de la camiseta al capitán madridista Sergio Ramos. La acción quedó en nada, hasta que llamaron por el pinganillo a Munuera. Tras revisarlo en la pantalla del VAR, señaló la pena máxima. El especialista en penaltis no iba a faltar a su habitual cita con los 11 metros y puso al Real Madrid por delante en el marcador.

Tras el gol visitante, el Barcelona fue un náufrago sobre el césped del Camp Nou. Pasaron los últimos 30 minutos sin claridad de ideas, haciendo imposible la continuidad en el juego que venían proponiendo durante la última hora de partido. Todas las estrellas desaparecieron del ataque (Messi, Ansu y Coutinho), el doble pivote se desincronizó y permitió al Real Madrid obtener los espacios necesarios para matar el partido en cualquier contraataque. Éste no llegó hasta prácticamente el minuto 90 de juego, cuando Luka Modric aprovechó un rebote en una salida de Neto, a quien dribló y ejecutó con el exterior del pie, un movimiento marca de la casa.

· Cambio de sensaciones

Tras el partido de hoy, Zidane afronta con otro efecto los partidos venideros, sobre todo en la fase de grupos de la Champions League y volviendo a las posiciones delanteras de la Liga. Parece ser que los fantasmas y las críticas sobre la línea defensiva del Real Madrid desaparecen y el grupo sale reforzado del Camp Nou.

Por otro lado, si bien es cierto que la propuesta de juego de Ronald Koeman es atractiva y saca brillo de la mayoría de sus futbolistas, la falta de pegada y algunos errores defensivos deciden partidos -en este caso, en contra-. Espera la Juventus en Turín dentro de unos días, que, con la ausencia de Cristiano Ronaldo, el conjunto azulgrana tendrá la oportunidad de resarcirse y cambiar la dinámica negativa de los últimos partidos.