Sin duda alguna, 2016 para el Levante ha sido como tocar el infierno y el cielo a la vez. De lo peor que le puede pasar a un equipo, el descenso de categoría, a ser líder destacado sin prácticamente ningún rival que le sople en la nuca. Toda una montaña rusa de sensaciones en la que está claro que a nadie le gusta descender de categoría, pero que tras varios años al filo del precipicio y después de haber caído, sus aficionados, por fin, tienen motivos para estar contentos con su equipo.

Mercado de invierno: demasiado ruido y pocas nueces

El popurrí de altas y bajas tan característico de los equipos pequeños tuvo su especial protagonismo en el caso del Levante en el mercado invernal. Con el equipo granota en la última posición, Quico Catalán y Manolo Salvador decidieron tomar cartas en el asunto para realizar un desembolso importante que les permitiera dar un paso adelante en la lucha por la salvación. De esa manera, llevaron a cabo una revolución en la plantilla, con el previo cambio de entrenador en favor de Rubi, que se había quedado sin equipo tras dirigir al Valladolid. Se invirtió mucho más que en el mercado estival.

Imagen: Levante UD
Imagen: Levante UD

Sin duda, la contratación estelar de Giuseppe Rossi levantó los ánimos de la hinchada. El italiano llegó cedido a Valencia tras varias temporadas en la Fiorentina con más pena que gloria. A pesar de sus goles y su buen juego, no ha podido dejar al Levante en Primera División. Del club violeta también llegó el catalán Verdú, sin coste alguno.

Cuero se convirtió en el fichaje más caro de la historia del Levante

El otro gran fichaje fue el de Mauricio Cuero. El colombiano, procedente de Banfield, es a día de hoy el fichaje más caro de la historia del Levante, con 3,5 millones de euros. Otro jugador de América, el argentino Lucas Orbán, llegó cedido del Valencia. Sin cambiar de ciudad pero sí de acera en la ciudad del Turia, no hizo tampoco mucho ruido y con varias lesiones que le han impedido jugar más minutos, acabó su cesión con más pena que gloria. Por último, Medjani llegó libre del Trabzonspor turco. El argelino ha sido el jefe de la zaga granota. Jesús Fernández se marchó al Granada, mientras que Roger y Nikos se fueron al Valladolid, el primero en calidad de cedido para más tarde encabezar el proyecto en Segunda División
.

Mauricio Cuero en su presentación. | Foto: Levante UD
Mauricio Cuero en su presentación. | Foto: Levante UD

Mucha defensa sin nada de ataque

El año comenzó con la derrota frente al Atlético, pero continuó con un anhelo de esperanza tras cuatro derrotas consecutivas. En plena regeneración del equipo debido al mercado invernal, donde el Levante se veía obligado a fichar y sumar refuerzos al recién llegado Cuero, el conjunto azulgrana vivía su primera gran final en la segunda semana de enero, en la jornada 19. El choque frente al Rayo Vallecano era directo en la lucha por la permanencia. El Levante no defraudó y al buen juego sumó acierto para acabar venciendo 2-1. Victoria clara con un gol rayista en las postrimerías que únicamente pudo poner un poco de emoción al tramo final.

Se llegaba al último tramo de la temporada sin abandonar la última posición, pero con la esperanza de poder continuar en la élite con toda una segunda vuelta por jugar. Con el impulso y la confianza de esa victoria, se viajó a Vigo para jugar frente al Celta. Partido abierto y muy dinámico frente a un equipo en puestos de competición europea, donde, una vez más, no se sumó ningún punto, a pesar de que se marcaron tres goles. El 4-3 final fue doloroso, pues lo que faltó jornadas atrás fue acierto y cuando llegó la eficacia goleadora fue insuficiente. Siempre es difícil marcar tres goles fuera de casa, como difícil es marcar tres goles y acabar perdiendo.

Una de cal y una de arena

El Levante ya estaba situado colista cuando se inició la vigésimo primera jornada del campeonato. Con mucho camino que recorrer, el Levante no se dio por vencido en ningún momento e intentó fallidamente lograr la permanencia. Tras un tramo complicado contra rivales muy difíciles se vio completamente descolgado en la clasificación, pero siguió luchando por mantener su sueño con vida, por mantener la categoría una temporada más.

Los granotas recibían a Las Palmas para cerrar la jornada 21. El Levante inició el encuentro siendo superior a su rival, algo que consiguió plasmar en el marcador antes de concluir la primera media hora de partido. Morales abrió la lata para los suyos, encarrilando un partido que se antojaba muy importante en la lucha por la salvación. Por ese motivo, el Levante quería más y, al inicio de la segunda mitad, Deyverson anotó y amplió la distancia existente en el marcador. Un gol que provocó la relajación en el cuadro valenciano, permitiendo que los canarios se metieran en el partido gracias al gol de Willian José. Los granotas no querían dejar escapar los tres puntos y Morales volvió a hacer méritos para anotar su segundo tanto y sentenciar el partido a falta de escasos minutos. Las Palmas no se rindió y Willian José volvió a recortar distancias, pero no habría tiempo para más.

Lance del partido ante el Sevilla. | Raúl Pajares (VAVEL)

Una victoria que no hacía prever que el Levante estaba a punto de evidenciar sus dificultades lejos del Ciutat de València. La actuación del equipo de Rubi presentaba dos versiones muy diferenciadas dependiendo de dónde disputara sus enfrentamientos. En la siguiente jornada, visitó el Sánchez Pizjuán y el Sevilla aprovechó el factor campo para poner en evidencia las carencias del conjunto granota cuando se alejaba de Orriols. Gameiro en el primer minuto y el exlevantinista Iborra en el 47, adelantaron a los de Emery aprovechando el mal arranque de los visitantes. En el peor momento del Levante, Rossi consiguió meter a su equipo en el partido, recortando distancias con algo de fortuna, pero Konoplyanka apareció unos instantes después para acabar con la esperanza granota (3-1).

Un mazazo duro que podía prolongarse una semana más, ya que su siguiente encuentro le deparaba un cruce con el líder de liga: el Barcelona. Pese a todas las expectativas, los de Rubi fueron muy superiores, llevando a cabo un planteamiento tan atrevido como inesperado. El técnico catalán confeccionó un esquema táctico en el que sólo defendía con ocho jugadores, dejando a Morales, Deyverson y Rossi descolgados para hacer daño a la contra. Un planteamiento que permitió anular a un Barcelona que se sintió incómodo durante todo el partido, pero que no fue suficiente para contrarrestar la suerte del campeón. Los culés se adelantaron con un gol en propia meta de David Navarro y sentenció el partido en los últimos minutos con un tanto a la contra de Luis Suárez. Un partido exquisito del Levante que finalizaba sin premio para los granotas: cero puntos.

Con esa sensación agridulce tras ser conscientes de que podían haberle metido mano a los líderes de la Liga BBVA, el Levante volvía a afrontar su tarea pendiente, las visitas a domicilio. El conjunto granota viajó al norte de España para afrontar el duelo contra el Eibar en Ipurúa, un partido fundamental para el que la directiva levantinista financió los autobuses para que acudieran los máximos aficionados a apoyar a los suyos. Pese a ello, el Levante volvió a caer derrotado en un encuentro en el que protagonizó una imagen bochornosa.

Imagen: Levante UD.
Lance de la sufrida derrota en Eibar. | Imagen: Levante UD.

La jornada 25 deparaba la visita del Getafe al templo granota. Un partido en el que el Levante volvió a puntuar tras tres jornadas consecutivas sin hacerlo. Abrió la jornada en el Ciutat de València para imponerse por 3-0 en un muy buen encuentro en el que el levantinismo volvía a presenciar una gran actuación de los suyos. La versión del equipo en Orriols volvía a dar sus frutos gracias a los goles de Morales, Rossi y Verdú.

Una de cal y otra de arena, ese era el lema del Levante durante la segunda vuelta de la temporada. La victoria frente al Getafe no tardaría en desvanecerse, ya que los de Rubi afrontaban un nuevo partido lejos del Ciutat de València. El Madrigal sería testigo de cómo el Villarreal se imponía en el derbi de la Comunidad Valenciana con un contundente 3-0 que encendió a la afición levantinista tras contemplar el pésimo partido de los jugadores granotas.

El Levante volvía a plantar cara en su estadio ante un Real Madrid que estaba empeñado en recortar la distancia que le separaba del Barcelona. Sin embargo, la efectividad de los blancos fue determinante y se impusieron al Levante por 1-3 tras 90 minutos en los que los merengues sufrieron de lo lindo, recordando las viejas pesadillas blancas en el feudo levantinista. El Levante consiguió mantenerse con vida hasta el final del encuentro con un 1-2 pero, finalmente, Isco sentenció el partido sobre la bocina.

En el siguiente enfrentamiento de la competición doméstica, el Levante volvía a puntuar. La novedad era que lo conseguía hacer fuera de casa, en Anoeta. El equipo sabía dónde se metía y lo difícil que es puntuar en el estadio vasco, algo que le dio fuerzas para luchar hasta el final. De hecho, los fantasmas que acechaban a los pupilos de Rubi lejos del Ciutat volvieron a aparecer. Diego Reyes adelantó a los suyos en los primeros minutos, pero Deyverson consiguió la igualada en la primera mitad. El Levante se tuvo que dejar la piel hasta el último minuto para conservar la renta obtenida y mantener un empate que les permitía sumar un punto que sabía a gloria.

Imagen: Levante UD
Imagen: Levante UD

La distancia del equipo granota respecto a la salvación era inmensa, lo que hacía que los puntos adquirieran cada vez una mayor importancia. Con este panorama, el Levante afrontaba un partido más que trascendental del último tramo, el derbi valenciano. El Levante recibió a un Valencia que estaba atravesando una racha complicada y supo aprovecharlo. La situación de los azulgranas tampoco era muy buena, pero hicieron gala de sus buenas actuaciones en el Ciutat de València y dominaron un encuentro en el que Giuseppe Rossi anotó el gol de la victoria. Tres puntos ante su máximo rival que se convertían en una inyección de moral determinante.

El Levante volvía a marcharse fuera de casa para disputar la trigésima jornada en Riazor, pero esta vez las sensaciones eran diferentes. Esto se debía a que el Deportivo de La Coruña estaba protagonizando una racha muy longeva sin conseguir la victoria, una situación complicada para los de Víctor Sánchez del Amo, que llevaban 14 partidos consecutivos sin sumar los tres puntos. Sin embargo, no había mejor momento para romper esa racha negativa que contra el segundo peor equipo de la Liga a domicilio. Prácticamente la totalidad del partido se desarrolló con el 1-1 en el marcador, pero cinco minutos antes del final, Mariño encajó un autogol tras un disparo a la madera de Lucas Pérez que sentenciaba a los suyos y daba la victoria al Dépor. El Levante se hundía, aún más.

En abril, aguas mil

Abril comenzó con aguas mil, pero con cero goles en el importantísimo encuentro pasado por agua ante el Sporting en el feudo de Orriols. Aunque el Levante contó con varias ocasiones claras, la falta de puntería condenó al equipo a no poder llevarse el preciado botín de los tres puntos ante un rival directo.

Lance del partido ante el Betis. | Foto: Juan Ignacio Lechuga (VAVEL)
Lance del partido ante el Betis. | Foto: Juan Ignacio Lechuga (VAVEL)

Lejos del Ciutat, el Levante continuó pareciendo un equipo completamente distinto al que juega como local. De nuevo, esta vez en el Benito Villamarín ante el Betis, no se ofreció apenas resistencia para que los verdiblancos fuesen un niño jugando con una rana de juguete. Un partido que dejaba muy tocada a la hinchada levantinista y a tres jugadores que fueron pillados de fiesta tras la dolorosa derrota: Deyverson, Simao y Feddal.

En el regreso a casa, y ya con un pie en el infierno, el club se reveló y volvió a aferrarse a un clavo ardiendo, como el que sabe que va a morir, pero trata de retrasarlo cada semana con la máxima agonía. El Levante venció por 2-1 al Espanyol y el “sí se puede” resonaba por las gradas azules y granas del coliseo de Orriols. Si hay algo que no se pierde, es la esperanza. Y con ella, con la ilusión del que persigue lo imposible, más de 700 personas viajaron con el club de su vida a Granada, tratando de conquistar tierras nazaríes, de poner una rana en el Patio de los Leones. Pero de nuevo, el equipo ofreció una imagen de conjunto sin alma, de no saber qué representa el escudo que llevan en el pecho. La escuadra de Rubi fue aplastada por 5-1, y su sentencia de muerte estaba firmada. Solo faltaba una estocada final.

Cuando cualquier boxeador hubiese arrojado la toalla, la afición granota no lo hizo. Recibía al Athletic Club en casa y debía ganar para coger ese último tren que le permitiese soñar. No obstante, el sueño, el “sí se puede”, la esperanza, duró 89 minutos. El Levante, que se puso 2-0 en el marcador, dejó escapar la victoria al encajar una diana en el minuto 87 y otra en el 90. El estadio se paralizó. El árbitro señaló el final, pero nadie se movió de su asiento. Parecía que, al acabar, se celebraba un funeral. De hecho, se celebraba en todos los corazones que sabían que, salvo milagro inédito, acababan de ver a su equipo competir por quedarse en Primera por última vez.

Una eutanasia esperada

Mayo solo hizo que acabar con la agonía del enfermo que sufre. El Levante visitó La Rosaleda aquel fatídico día 2 con el objetivo de dar una sorpresa y coger aire para lo que quedaba. Sabía que debía ganar para que su pesadilla no pasase a ser ya, oficialmente, una realidad. E hizo méritos para ello. El Levante hizo uno de los mejores (o menos malos) partidos fuera de casa de toda la temporada y, yendo empate, llegó a anotar un gol que le revivía, que le hacía volver a latir el corazón.

El Levante UD celebra un gol I Fuente: EFE
El Levante UD celebra un gol I Fuente: EFE

Pero entonces, el banderín del árbitro asistente se elevó y, tras hablar detenidamente Vicandi Garrido con él, decidió anular el tanto visitante en un terrible error arbitral. Esta decisión desencadenó el enfado de los jugadores, pero lo cierto es que si se hubiesen hecho las cosas como se debía desde el principio, no se habría tenido que depender de una decisión arbitral para descender o no en la antepenúltima jornada. El Levante UD se convirtió, matemáticamente, en equipo de Segunda División. El árbitro no hizo más que aplicar una eutanasia esperada a un enfermo que no hacía más que agonizar.

La semana siguiente, el descendido equipo recibió al finalista de la UEFA Champions League, el Atlético de Madrid, que llegaba al partido con opciones todavía de alzarse como campeón de Liga. Los granotas, que ya no se jugaban nada, arruinaron la fiesta a los colchoneros tras vencer por 2-1, lo que provocó que los rojiblancos desistiesen finalmente en su empeño por salir campeones.

Juanfran se lesionó en su último partido como profesional. Aplaudió Vallecas al veterano jugador

Por último, en el poco trascendente último partido de la temporada, Juanfran, el legendario capitán del Levante, no pudo disputar su último partido al completo con el equipo de su vida y tuvo que ser sustituido por lesión, entre los aplausos del público de Vallecas que pudo ver como su Rayo venció 3-1 a una plantilla defenestrada, pero que no logró tampoco salvarse del descenso.

El forzado adiós de Juanfran sobre el verde. | Dani Mullor (VAVEL)

En este mes se hizo oficial también la destitución de Manolo Salvador, el director deportivo del Levante, el hombre que diseñó la plantilla del histórico EuroLevante y que ahora era el señalado como máximo responsable del fracaso deportivo. Una nueva era debía comenzar.

Final de temporada, inicio de nuevo ciclo

Después de una decepcionante temporada que se finiquitó con el descenso a Segunda División en Málaga, el Levante UD afrontó uno de los veranos más movidos de los últimos años, con la necesidad de una remodelación profunda, no solo de la plantilla, sino también del cuerpo técnico y la dirección deportiva. Tras diecinueve años al servicio del club, Manolo Salvador anunció su intención de no seguir como director deportivo, y reunido de urgencia el Consejo de Administración, se decidió no ofrecerle renovación, ya que, como dijo el propio Quico Catalán “había dejado de ser Manolo Salvador”. En ese momento, se inició una búsqueda minuciosa por contratar al que debería ser el arquitecto del nuevo proyecto, con el ascenso como única meta. A finales de mayo el club anunció el nombre del nuevo director deportivo, Vicente Blanco “Tito” –el que fuese jugador “granota” desde 2003 hasta 2005-, así como del nuevo secretario técnico, Carmelo del Pozo, que llegaba al club desde el Real Oviedo para ayudar al nuevo director deportivo. En ese momento empezó una ronda de llamadas a todos los miembros de la plantilla para constatar la situación de cada jugador.

Juanfran, en su despedida. | Foto: Levante UD

La configuración de la nueva plantilla fue relativamente lenta, y llevaba como principal meta competir en el primer partido de la temporada, en Soria y ante el Numancia, como repitió “Tito” en cada una de las presentaciones de los nuevos refuerzos. Como siempre, para que unos lleguen, otros deben salir. Al final del mercado, un total de 17 jugadores abandonaron la plantilla, junto con el entrenador, Joan Francesc Ferrer “Rubi”. Los casos más sonados fueron los de Juanfran, quien dejó el club siendo el jugador con más partidos disputados, después de que éste no le ofreciese la renovación de su contrato; Mauricio Cuero, que se marchó a Méjico seis meses después de llegar y sin poder demostrar la inversión dedicada a su fichaje –convirtiéndolo en el traspaso más caro de la historia de la entidad-; y el de Víctor Camarasa. El centrocampista de Meliana protagonizó los momentos más crispantes del verano, hasta el punto de abandonar la concentración de pretemporada para forzar su salida.

Presentación de Muñiz I Fuente: Levante UD
Presentación de Muñiz I Fuente: Levante UD

En el apartado de llegadas, el primer hombre en llegar fue Juan Ramón López Muñiz. El ex del Alcorcón fue el elegido para dirigir el equipo después de que “Tito” dedicase más de dos semanas a realizar entrevistas con los candidatos al puesto. Los fichajes de jugadores se hicieron de rogar hasta el 30 de junio. El primer fichaje de la era “Tito” fue un jugador que cumplía con el perfil definido por el nuevo director deportivo en su presentación: jugador experimentado en la categoría, de consenso con el entrenador y que no suponía ningún coste para el club. Natxo Insa se convirtió así en el primer refuerzo para el nuevo Levante UD, un hombre de la confianza del entrenador. Una vez abierta la veda, fueron sucediéndose los fichajes durante las semanas siguientes, hasta completar un total de 11 incorporaciones, a las que habría que sumar a Roger, Jason y Rafael, que estuvieron cedidos el curso anterior. La plantilla para la temporada 2016-2017 se cerró con 22 jugadores, dos por puesto, como exigió Muñiz.

El cuerpo técnico del Levante prepara la pretemporada I Fuente:Levante UD
El cuerpo técnico del Levante prepara la pretemporada I Fuente:Levante UD

El otro aspecto más destacado del verano en el Levante UD fue la pretemporada. Esta vez se optó por volver a los orígenes y dejar las concentraciones en Holanda, con el fin de fomentar de nuevo la unión en el vestuario que tantos éxitos le dieron al club desde aquel verano de 2009. El equipo empezó a un gran nivel la pretemporada –con victorias ante el Villarreal B, el Lorca, UCAM Murcia y el Real Murcia- , pero fue a menos a lo largo de la misma, con dos empates, ante el Almería y un combinado de jugadores de los Emiratos Árabes, y dos derrotas, ante el Huesca y el Hércules.

El Levante estaba preparado para afrontar la temporada con garantías pese a los últimos tropiezos en el tramo final de uan pretemporada que, en términos generales, llenó de esperanzas a una afición que ansia el retorno de su equipo, el decano de la Comunidad Valenciana, a la máxima categoría del fútbol español.

Comienza la competición

El retorno del Levante a la categoría de plata fue de la mejor manera posible. En uno de los campo más difíciles de la Segunda División, Los Pajaritos, el Levante venció 0-1 con un solitario, aunque muy celebrado en bloque, gol de Jason después de un sensacional disparo cruzado. Era el primer partido, pero el conjunto azulgrana ya ponía sus cartas sobre la mesa. Y bocarriba, para que se vean bien.

Celebración de un gol ante el Alcorcón
Celebración de un gol ante el Alcorcón

Acto seguido, recibía la visita del Alcorcón, equipo que el año pasado jugó las eliminatorias de ascenso a Primera División, y del que Tito se ha reforzado (Campaña, Natxo Insa, Chema y el entrenador Muñiz formaban parte de la entidad madrileña la pasada temporada). 2-0 fue el marcador final de un partido en el que el conjunto azulgrana dominó claramente, pudiendo ser incluso mayor la cuenta en algunos lances del partido.

Ya en septiembre y ante otro conjunto que estuvo muy cerca de ocupar el puesto que el Levante dejó en Primera División, el Nàstic de Tarragona, se cosechó un nuevo punto, lejos de Orriols. El empate a un tanto dejó un sabor agridulce en el paladar de los aficionados azulgrana: el gol de Chema en el 64 parecía no tener réplica pero Juan Muñiz, con el pitido final a punto de cobrar protagonismo, dejó sin pleno de puntos en las tres primeras jornadas a los valencianos.

La Copa: un viaje de ida y sin vuelta

En pleno mes de septiembre y con el Levante clasificado en la parte alta aunque con tan solo tres jornadas disputadas, la Copa del Rey tomó protagonismo en la temporada. Es evidente que el objetivo principal es el ascenso, pero a nadie le amarga un dulce y la competición copera podía suponer medir tus fuerzas frente a rivales de mayor calibre. Aquellos frente a los que meses atrás te enfrentabas cara a cara. 

Los de Orriols hace tiempo que no se medían en esta competición en un partido a solo ida, y jugar ante un histórico como el Cádiz, recién ascendido a Segunda División, posiblemente no fuera la mejor manera de hacer frente a esta novatada.

El Cádiz, único rival en Copa del Rey

Fue un momento para demostrar que este equipo tenía fondo de armario, madera de líder para una competición larga y muy competitiva. Pero los menos habituales no dieron la talla en este partido, y nuevamente lejos de Valencia, el Levante salió derrotada, no sin suspense.

El encuentro, flojo en todo momento para los azulgrana, se torció en la primera parte al encajar un gol merecido por los amarillos, obra del trotamundos Güiza, y se igualó entrando en la segunda parte, gracias a la entrada de Roger (autor del 1-1 con el que se llegó al final), Espinosa y Campaña, titulares habituales en la competición liguera.

Después de los noventa minutos siguió una prórroga donde el Levante lo intentó todo, pero el gol no llegó. Finalmente, en la lotería de los penaltis, el héroe de la noche fue el exazulgrana Jesús Fernández, al detener tres penas máximas y sellar así el pase a la siguiente ronda de su equipo. Se despedía el Levante de la Copa del Rey a las primeras de cambio.

Un líder indiscutible

La liga no daba respiro, y tan solo unos días más tarde de la eliminación en Copa del Rey, llegaba uno de los partidos de la temporada: Levante - Zaragoza. Sin duda alguna, un partido muy importante entre dos aspirantes al ascenso directo, y que además, peleaban en ese momento por encabezar la liga. Jason abrió el marcador en el minuto 3, pero en el 11, Lanzarote igualó la contienda. Antes del descanso, Roger y Campaña ponían tierra de por medio, con un 3-1 que pudo ser mayor ante un Zaragoza especialmente flojo en defensa. Ya en la segunda parte, Roger ponía el 4-1 desde los once metros y Lanzarote de nuevo establecía el definitivo 4-2. Nacía un nuevo e indiscutible líder de Segunda División: el Levante UD

Celebración de un gol ante el Zaragoza. | Foto: Levante UD
Celebración de un gol ante el Zaragoza. | Foto: Levante UD

La primera derrota de la temporada se demoró hasta la cuarta jornada. Fue frente a otro candidato al ascenso, el Córdoba, y en tierras andaluzas. El 1-0 no hizo justicia a las ocasiones generadas por los de Muñiz, pero si algo quedaba claro en la Categoría de Plata es que lo único justo, son los goles a favor, que es lo único que permite optar a la victoria. Y en este partido, no hubo ninguno a favor del Levante.

Tres victorias consecutivas marcaron el asentamiento en el primer puesto de la clasificación. Sevilla Atlético (1-0), Elche (0-1) y Valladolid (3-2) fueron las víctimas de un Levante tocado en su orgullo con la derrota en Córdoba y la eliminación en Copa del Rey, no conformándose con los tres puntos cosechados ante el Zaragoza. Otra visita a tierras andaluzas, esta vez para medirse al Almería, privó al Levante de los tres puntos en lso instantes finales, siendo 2-2 el marcador final de un choque lleno de emoción. 

El Levante sabe jugar en el Ciutat de València y "meter la pierna" en Montilivi

En la siguiente jornada, la número 10, llegó un repóker de victorias en casa, remontada incluida. La víctima esta vez fue un Mallorca que comenzó ganando, pero acabó perdiendo (2-1), viéndose superado por un Levante que jornada tras jornada, amarraba con más fuerza el primer puesto. Este periodo glorioso culminó con una goleada en Montilivi: 0-3. El Mirandés era entonces el segundo clasificado, pero nada pudo hacer ante un conjunto azulgrana que se engrandeció en un campo difícil de conquistar. Tito dijo en su presentación que quería jugadores que "sepan jugar en el Ciutat y meter la pierna en Montilivi". Parece haberlo conseguido: el Levante, es líder indiscutible. Un dato que lo corrobora es ver como la distancia entre el último y el segundo clasificado era, en ese momento de diez puntos. La misma entre el líder, el Levante, y el segundo clasificado. Sencillamente abrumador.

Primer aviso: no todo iba a ser perfecto

El mes de octubre terminó de forma agridulce. El sexto partido que el Levante UD disputó en su feudo de Orriols no fue una repetición de la hasta entonces tendencia del conjunto blaugrana en casa. Si hasta la fecha, de cinco partidos, los chicos de Muñiz habían conseguido cinco victorias, el 30 de octubre llegó el primer empate, contra el Getafe, que actualmente ocupa la tercera plaza.

Los jugadores se saludan tras el empate a uno I Fuente: LaLiga
Los jugadores se saludan tras el empate I Fuente: LaLiga

En las gradas del campo se respiró una sensación de decepción. Ganar al Getafe habría significado la consolidación definitiva de un proyecto con ansias de éxito futuro. No fue el caso. Empate a goles, teniendo una vez más que remar para lograrlo. La temporada no iba a ser un paseo en un campo de rosas.

Tras este pequeño tropiezo, que no dejó de ser un singular desliz –pues el conjunto azulgrana todavía era líder y mantenía la imbatibilidad como local- llegó el viaje a Reus. Noviembre comenzó de la mejor forma posible tras lograr los tres puntos en el Municipal de Reus en un duelo inédito en la categoría de plata. Fue un solitario gol de Roger, tras un estrepitoso fallo defensivo el que supuso la victoria a domicilio del club catalán, asentando en las posiciones altas de la tabla por aquel entonces, concretamente el segundo puesto. La afición se reencontró de nuevo con las buenas sensaciones.

Remate de Roger I Fuente: LaLiga
Remate de Roger y primer gol del partido I Fuente: LaLiga

Mini crisis del Levante UD

Pero poco duraría esta alegría, porque tras esta victoria, el conjunto de Muñiz atravesaría su primer bache de la temporada. Algunos expertos, llegaron a hablar de crisis de la entidad de Orriols, pero lo cierto es que, si bien el Levante UD vio peligrar su supremacía en la tabla, no perdió su condición de líder todopoderoso.

El equipo valenciano no se reencontró hasta el diez de diciembre. Entre medias, más de un mes de inseguridades que comenzaron con el empate a cero ante el Cádiz. Aquel partido fue el reflejo del anterior en el Ciutat, otro empate con momentos de sufrimiento, aunque un claro dominio granota que de poco sirvió. Otra vez los andaluces, aguarían la fiesta granota, como ya lo hicieron en la Copa del Rey. Aquel partido no sirvió de revancha. No sirvió para dar alas al líder, ni tampoco para permitir a la afición respirar aliviada. Solo sirvió para mantener la imbatibilidad en casa, pero este dato comenzó a pasar desapercibido.

El viaje a Oviedo fue el punto álgido de la temporada. Patinazo en el Carlos Tartiere, titulamos en VAVEL por aquel entonces. Uno de los aspirantes al ascenso de la categoría daba la sorpresa y se situaba en puestos de Playoff al vencer por dos tantos a cero al conjunto granota. Los chicos de Muñiz no conocían la derrota desde la quinta jornada en Córdoba (1-0 el 17 de septiembre).

Entre tantas dudas, el partido siguiente en el Ciutat serviría para curar las heridas y las dudas sembradas entre los más críticos de la afición. Algunos comenzaban a augurar la necesidad de fichajes en enero: sobre todo en las posiciones ofensivas. La falta de gol ha sido, sin duda, la asignatura pendiente del líder en esta primera parte de la temporada. Y llegó el diluvio universal. Aquella noche el césped se convirtió en un terreno donde el fútbol era impracticable. Tras esperar el máximo tiempo posible, tanto jugadores como colegiados decidieron aplazar el partido que enfrentaría al Levante UD y al Rayo Vallecano. Después de la derrota en Oviedo, no habría manera de resarcirse y los granotas visitarían el estadio del segundo clasificado la jornada siguiente.

Los jugadores del Levante UD tras recibir uno de los goles I Fuente: LaLiga
Los jugadores del Levante UD tras recibir uno de los goles I Fuente: LaLiga

Dos partidos fuera de casa de manera consecutiva siempre es complicado de sacar adelante, y más si vuelves a jugar, otra vez, contra el segundo clasificado. Es así como el Levante cuajó su segunda derrota consecutiva, ante un fuerte Girona FC en Montilivi. Los chicos de Pablo Machín vencieron a un Levante UD perdido, con ambición, pero sin gol. El conjunto catalán se colocó entonces, a un punto del líder, que había dejado escapar una renta de más de dos partidos con respecto a sus perseguidores. La primera plaza no estaba todavía ganada. Recordando eso sí, que el conjunto azulgrana tenía un partido menos en su haber.

Despegue con destino Primera División

Con el panorama tenso y dudoso que se respiraba en la entidad, el conjunto de Orriols afrontaría los dos últimos partidos en el Ciutat antes de acabar el año y llegar al parón navideño. Los dos, en menos de cinco días. Dos partidos, y dos victorias que sellaron el liderazgo y resolvieron cualquier tipo de crisis. Ambas victorias vinieron por la mínima, con un solo gol, pero el Levante UD logró vencer al Tenerife jugando bien, a la par que padeciendo al final del encuentro, y al Rayo Vallecano mostrando su mejor nivel, aunque de nuevo acabando el  partido a la defensiva.

Raúl celebrando la victoria ante el Rayo I Fuente: Levante UD

Quedaría el partido en Murcia, ante uno de los peores equipos en la primera fase de la temporada, pero las condiciones climatológicas hicieron de nuevo imposible la práctica del deporte rey, con lo que el partido en La Condomina frente a la UCAM quedó aplazado para después de Navidad.

Finalmente, y gracias en parte a los pinchazos del Girona, el Levante UD se ha comido los turrones como líder destacado, con cuatro puntos de diferencia con el segundo clasificado (Girona FC), seis con respecto a las posiciones de Playoff (Getafe CF, tercero) y lo más importante: un partido menos.

El 2016 ha sido un año duro, con adversidades como el descenso, pero posteriores momentos que invitan al optimismo: toda una montaña rusa de sensaciones. El Levante UD será, a inicios de 2017, el mejor equipo de Segunda División, una referencia de líder en Europa –con el aval de sus resultados- y un club con un potencial todavía por pulir. Prepárense para el 2017, que el proyecto deportivo del Levante UD promete, y mucho. Es un cliente de lujo que viaja en turista.