Goleada para disipar las dudas

La Arandina volvió a sacar la sonrisa a su afición, y no es para menos. El cuadro ribereño maniató a su rival, tuvo pegada, no erró en defensa y supo materializar las ocasiones que dispuso. Justa goleada ante un gris Coruxo que hace bueno el punto del pasado fin se semana, permite volver a los blanquiazules a la senda de la victoria y, ya de paso, certifica la vuelta a una zona más 'tranquila' en la tabla.

El inicio del encuentro dejó entrever las intenciones de los locales, que fueron los dueños del esférico ante una escuadra rival más activa en lo defensivo. Del no querer arriesgar se pasó en unos instantes al todo o nada, o más bien fue lo que pretendió la Arandina. Mauri puso a prueba en el minuto ocho al cancerbero visitante con un disparo desde la parte izquierda del área que despejaba a córner Alberto.

No tardaría así en llegar el primer tanto del choque. En el 16', un cambio de orientación permitía a Mauri afrontar con cierta libertad la subida del esférico por banda izquierda. El canario se deshacía de su homólogo gallego y con suma facilidad se introducía en el área para servir a Jefté un pase raso que empujaba a placer el nueve blanquiazul.

La única reacción gallega en todo el partido se daría un minuto después. Pablo probaba suerte con un centro envenenado que Zabal despejaba a córner. Esta acción sería el preámbulo de una parte más sosgada y sin tanta tensión de por medio, hasta que la Arandina, fruto de su empuje, consiguió hacer el 2-0.

Y fue gracias a la jugada previa. Rubén Arroyo dejaba a Jefté frente al meta verde tras un gran pase, pero el delantero canario no estuvo acertado ante Alberto. Sin embargo sí lo estaría en la siguiente acción. Recuperación en tres cuartos de la parte ofensiva ribereña tras una mala salida de balón viguesa; Edu Payá habilitaba un servicio raso al nueve, y esta vez el ariete cedido por la UD Las Palmas no fallaba.

A partir de ese preciso instante no hubo más noticias del Coruxo, que se desdibujó por completo dejando a la Arandina controlar con suma facilidad el partido. No quisieron los de Ferreras hacer más sangre al herido, aunque sí rondaron de nuevo el área verde. Así se ponía final a los primeros 45 minutos.

La expulsión que nada cambió

En la segunda parte no cambiaron las tornas, aunque sí se vio un inicio más relajado con dos equipos pugnando por el esférico y el control del centro del campo. Pero la sorpresa llegó en el 58'. Rubén Arroyo, muy activo durante todo el encuentro, consiguió llevar a cabo una contra en compañía de dos defensores verdes. El ex del Toledo se deshizo de ellos y se plantó solo ante Alberto, pero en el último suspiro Campillo metió tarde la pierna en una acción desesperada por evitar la sentencia y su gesto le costó la roja. 

Así, el propio Rubén Arroyo lograba en el minuto 69 el 3-0 al rematar de cabeza un gran centro servido desde la banda derecha por Carlos Portero. Un Carlos Portero que no solo hizo de asistente; también de goleador. En el 73' el de Esquivias cerraba el electrónico al aprovecharse de una jugada mal ensayada ejecutada por el Coruxo en la divisoria. El siete ribereño cabalgó solo y, con sangre fría, batió al guardameta visitante para establecer el definitivo 4-0.

Un resultado que demostraba la gran superioridad vista sobre el terreno de juego, pero que incluso pudo ser superior si no fuera por Alberto o el poste. Este último evitó en el 81' el quinto, tras un remate de Javi López de cabeza. En el rechace de esta misma jugada, Edu Payá lo intentaba, pero su disparo se marchaba alto.

El meta gallego sin embargo intervino en el 88' y en el 90', negando el 5-0 a Manquillo y Ruba, que cerca estuvieron de redondear el marcador. A pesar de todo, triunfo cómodo, seguro y con efectividad de cara a portería. Mimbres idóneos para afrontar una importante parte del calendario y mantenerse en la senda de la victoria.

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