El hombre que se lleva los honores, la fama y las portadas. O, más sencillo, el que las mete. Sí, señores, hablamos del delantero centro. Figura clave en todo equipo que se precie, bien sean sus pretensiones de ascenso o de salvación.

El Racing de Santander ha tenido cientos de arietes a lo largo de su historia. Muchos son recordardos como grandes goleadores, y a eso aspira el actual estilete del conjunto cántabro: Dani Aquino. El ‘Torito’ ha firmado esta semana el mejor arranque de un killer verdiblanco desde el de Salva Ballesta, que a la postre se convirtió en el único pichichi del Racing en Primera División.

Todo buen racinguista ha celebrado un gol de…

Hombres de honor. Nombres clásicos del racinguismo, que recuerdan a olor a césped, bocadillo de tortilla y celebración de goles. Muchos goles. Desde los efímeros Santilla, Fernando Correa o Quique Estebaranz –pichichi de Segunda División con 23 goles- hasta los más actuales Javi Guerrero, los rusos Radchenko -y su mítico gol en San Mamés- y  el impronunciable Beschastnykh, Benito Ballent o el ya mencionado Salva Ballesta. Todos ellos con el gol ‘tatuado’ en las botas.

Salva Ballesta es el único pichichi de la historia del Racing

Grandes goleadores de la historia reciente cántabra, como Giovanni Dos Santos, Tchité  o Nikola Zigic, cuyos tantos han valido salvaciones, pases en copa e incluso la clasificación para la UEFA. Javi Guerrero, otro obrero del gol que pasó por la capital cántabra a principios de siglo con el Racing asentado en Primera División. Tan diferentes, pero con el gol como 'postre' favorito.

El Racing ha tenido épocas mejores y peores en lo que a atacantes se refiere. Quizás no tan laureados y que dejó menos huella, pero que también marcaron goles, son Markus Rosenberg, un exquisito jugador en la posición del nueve pero con alma de diez y 'esfuerzo' de marqués. O Christian Stuani, que marcó trece dianas en 36 partidos como racinguista.

Llegando a la actualidad –y al declive en cuanto a categoría están el costamarfileño Mamadou Koné, que anotó 17 goles en la temporada del ascenso a Segunda División y Dioni, que marcó doce, la misma cantidad que Aquino en diecisiete jornadas. El repertorio de delanteros con gol es amplio y diverso en cuanto a perfiles de jugador, y por eso el 'Torito' aspira a completar tan variopinto estrato.

El 'Aquiller' del momento

Dani Aquino es el hombre de moda para la parroquia verdiblanca, cuyos goles sustentan a un equipo escaso de eficacia. Doce goles le sirven para ser el pichichi del Grupo 1 junto a Benja -de la Cultural Leones- y para mantener al Racing en segunda posición. Los tantos de Aquino han supuesto 17 puntos para el Racing, más de la mitad de todos los que acumula. Unas cifras espectaculares, que han igualado el arranque de Salva Ballesta, o más cercano, los doce tantos que anotó Dioni en la temporada pasada. Normal que se acaben los adjetivos para mentar al goleador.

Aquino ha igualado la cifra total de goles de Dioni

¿Pero qué tiene Aquino que le diferencia del resto de delanteros? Pues bien, es una pregunta trampa. De hecho, no es ni un delantero centro al uso. Aquino engloba todo lo que tienen la mayoría de jugadores de ataque, pero bien repartido. Es más completo que una hamburguesa. Un atacante técnico y con desborde. Sus mejores cualidades se ven con el balón en los pies, pero tiene mucho más. Quizás no posea el testarazo de Santillana o Zigic, pero ha demostrado ser un buen rematador de cabeza, aunque el palo le haya impedido ampliar su.

Por otro lado, es un jugador que, si bien es cierto que a veces peca de individualista, también tiene visión de juego y tranquilidad para asistir, como este fin de semana a Héber, aunque el gallego se la devolviera para rematar a la red.

Muchas cualidades, además de trabajo y, por fin, concentración en el juego. Característica que le ha faltado en algunos equipos, pero que en Santander ha encontrado su punto álgido, así como de madurez. Dani 'Aquiller' está escribiendo su historia, de momento va por buen camino para sellar su nombre en el olimpo del gol racinguista.