La situación que viven a día de hoy en el Villarreal Alfred N’Diaye y Rafael Santos Borré está lejos de ser la ideal para cualquier futbolista. Su participación está muy por debajo de lo esperado cuando llegaron a Vila-real este verano, sobre todo en el caso del mediocentro, que fue de los primeros fichajes de cara a la nueva temporada y se habían puesto muchas expectativas en él. Pero la confianza del técnico actual en un once tipo bastante claro, y el bajo rendimiento mostrado por ambos en sus participaciones les han dejado sin muchas opciones de cara a jugar de forma habitual.
Sobre el caso concreto de N’Diaye, hay que diferenciar su situación al llegar al Villarreal y cuando llegó Fran Escribá. El centrocampista fue una de las apuestas fuertes para preparar la siguiente campaña que estaba a punto de iniciarse con la preparación veraniega, y fue petición expresa del anterior técnico amarillo, Marcelino García Toral. Puede que ésta sea la clave para comprender todo lo que ha sucedido posteriormente con el jugador, porque llegó a Vila-real por deseo del asturiano, y el desembolso económico que llevó a cabo el Villarreal fue bastante importante, como el que se realiza por alguien que va a ser pieza clave en el equipo. Pero N’Diaye nunca terminó de adaptarse al sistema amarillo, entre otras cosas, porque Marcelino siempre le situaba de central, posición en la que había jugado anteriormente pero nunca lo hacía con regularidad. Ante la falta de efectivos, Marcelino le usaba como central, y cuando llegó Escribá para afrontar la previa de Champions, tuvo que recurrir a él como única alternativa, y el resultado no fue muy positivo.
Con la llegada del valenciano al banquillo de El Madrigal, quiso dejar clara una cosa desde el primer momento: la posición de N’Diaye era la de centrocampista, no la de central, por lo que la participación del “4” amarillo en el núcleo de la defensa iba a disminuir notablemente. Pero, por si fuera poco, tampoco en el doble pivote ha tenido relevancia hasta el momento. Tras 14 partidos, solo ha jugado 106 minutos, y únicamente en el primero de ellos (en el debut liguero en Granada) inició el encuentro como titular; en los cuatro siguientes fue suplente. Desde septiembre no juega en la competición doméstica. En Europa League ha jugado un poco más, pero tampoco mucho más. En los cinco encuentros jugados hasta el momento en la fase de grupos por parte del Villarreal ha disputado tres partidos, acumulando 262 minutos de juego, y ha anotado un gol. Ha pasado al ostracismo absoluto, ya que ni siquiera es convocado para los partidos, y no tuvo minutos en Copa frente al Toledo, lo cual revela la situación tan mala que atraviesa el jugador, y no tiene pinta de que vaya a mejorar en el futuro cercano.
El ariete colombiano llegó al Villarreal tras la lesión de Soldado y para apuntalar la delantera en la previa de Champions, para tener jugadores profesionales en el once titular ante el Mónaco. No obstante, no había tenido ningún tipo de preparación con el equipo, y eso se notó en su rendimiento en la eliminatoria, aunque el del Villarreal en conjunto tampoco fue el deseado. Solía ser habitual en las alineaciones en Europa League, jugando hasta 276 minutos en los cuatro encuentros que disputó, y anotó un gol frente al Steaua. En Copa fue titular contra el Toledo, y en Liga ha jugado 180 minutos, repartidos en ocho encuentros, en los cuales solo en uno (la tercera jornada contra el Málaga) partió como titular. En esas dos competiciones todavía no ha visto puerta.
Los dos futbolistas no tienen ahora mismo la confianza del técnico amarillo, y su situación parece que no va a mejorar en un futuro salvo causa de fuerza mayor, como lesión grave de alguno de los titulares principales en las posiciones en las que juegan. N’Diaye y Santos Borré están lejos de ser piezas importantes en el engranaje del Submarino, y puede que no tarden en abandonar la nave.