El encuentro de balompié que acontecía la isla situada cerca del continente africano se saldó con una ajustada victoria de los locales, quienes se reafirman en la zona placentera de la clasificación, pero aun distanciados de puestos europeos. Por otra parte, los hombres de Escribà llegaban a Gran Canaria con una gran racha lejos de Vila-Real; no obstante, el tempranero gol de Boateng y la expulsión de Víctor Ruíz se antojaron letales para los castellonenses. No obstante, consiguieron finalmente tener opciones de empatar el choque hasta su conclusión y los isleños sufrieron más de lo esperado en las circunstancias acontecidas.
Primer tiempo de color ´canarión´
Los primeros compases del duelo resultaban igualados, donde se veía a dos equipos que intentaban llevar la manija del encuentro, pero no encontraban el modo de hacerlo. Sansone y Jonathan Dos Santos realizaban combinaciones de pases ciertamente peligrosas cerca del área rival, ayudados de un inspirado Manu Trigueros y de un impetuoso Bruno. Por su parte, la Unión Deportiva no lograba salir con claridad con las rápidas transiciones que le caracterizan, debido principalmente a la buena organización del 4-2-3-1 propuesto por los de La Plana; sin embargo, obtuvieron el máximo premio en su primera tentativa peligrosa. Roque Mesa efectuó un brillante cambio de juego hacia el lateral izquierdo, Dani Castellano, quien dribló a su oponente y ejecutó un centro medido entre el central y laterales izquierdos de los groguets; Kevin Prince Boateng lo envió a las redes de la portería de Andrés con un remate tan poco ortodoxo como contundente, pero servía para adelantar a los suyos.
Con el gol, el conjunto de Quique Setién cogió una confianza tremenda, y apabulló a su contrincante durante unos minutos, en que los ´pio-pio´ se dedicaban a realizar pases, tanto en zona defensiva como combinando con los atacantes, ante los que poco hacían los hoy vestidos de negro. Apenas 10 minutos después del primer gol, tuvo lugar una jugada clave, incluso más que el tanto, en el transcurso del partido. Musacchio controló mal el esférico en medio campo, Viera se lo arrebató y envió un pase hacia Boateng, que le dejaba en situación de encarar la portería del Villarreal. Víctor Ruíz se vio obligado a derribarle fuera del área para evitar un gol casi seguro, con la correspondiente expulsión.
Este hecho ponía el partido realmente cuesta arriba para los de Castellón, y Lemos se quedó cerca de haber anotado el segundo tanto de libre directo, que habría hundido definitivamente a los visitantes. durante los 25 minutos que restaban hasta el descanso, la pelota sólo pasaba por las botas de los isleños, quienes gozaron de oportunidades para ampliar su ventaja. Álvaro sustituyó a Castillejo para recomponer la zaga y el equipo pasó a tener un 4-4-1. También cabe destacar un más que posible penalti de Bigas sobre Sansone en una de las escasísimas jugadas ofensivas del Villarreal en el primer tiempo desde la tarjeta roja, pero Garrido no vio nada punible, el Villarreal llegaba vivo al descanso.
Inesperada reacción de los castellonenses
Tras la reanudación, las tornas de la contienda cambiaron notablemente. Quizá alguna charla del técnico visitante en el descanso le diese la oportunidad de reorganizar su esquema en el segundo tiempo, y eso se plasmó sobre el césped. Lejos de permanecer con 8 hombres en su campo prácticamente todo el tiempo, comenzaron a ejecutar una presión alta que provocó varios fallos de la defensa local, pero que acababan siempre solventando de uno u otro modo. El choque entró en una dinámica alocada, en la que se sucedían ocasiones para ambos, respondidas con incisivos contraataques. La entrada de Momo dio un plus de pausa a los canarios, mientras que Borré dio aire fresco a su equipo, al sustituir a un Sansone que se dedicó a ´pelear contra el mundo´ durante casi una hora.
Helenio Herrera dijo una vez que en ocasiones se juega mejor con 10 que con 11, y el Villarreal pareció aplicarlo. Ante la imposibilidad de jugadas combinativas, debido a la falta de atacantes, decidieron apostar por rápidos contraataques y pases largos que ocasionaban peligro para el área de Lizoain. Jesé y Halilovic entraron para contrarrestar esta tendencia del submarino, y durante los últimos 15 minutos se vivió una emocionante batalla en la que pudo pasar de todo, pero no sucedió nada más. La UD Las Palmas se impuso en un duelo que pudo ser más desequilibrado tras la expulsión, pero que no careció de emoción en ningún momento.