Triunfo canario en un partido que, sorprendentemente, nunca terminó de cerrarse

En una bonita tarde-noche de fútbol, la UDLP acabó con la brillante racha a domicilio del Villarreal en un duelo intenso y con alternativas.

Triunfo canario en un partido que, sorprendentemente, nunca terminó de cerrarse
El conjunto canario ganó con menos superioridad de la esperada viendo las circunstancias. Foto: La Liga
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Por Manrique Barbero

Victoria ajustada de los hombres de Quique Setién ante su feudo en un partido que se antojaba realmente igualado a priori, aunque acabó siendo menos holgada de lo que parecía que iba a deparar el transcurso. Triunfo completamente merecido en el ámbito de la legalidad, puesto que no se han sucedido jugadas excesivamente controvertidas para el colegiado; sin ir más lejos, la cartulina roja a Víctor Ruíz es de las más claras que se pueden mostrar en el mundo del balompié. No obstante, la superioridad numérica de la que gozaron los locales durante gran parte del choque lleva a pensar que quizá debieron ser capaces de cerrar el mismo, pero un gran esfuerzo físico de los visitantes les permitió tener oportunidades hasta el último suspiro.

Los inicios del choque no decepcionaron, y fueron tan igualados como se esperaba; todo cambió a partir del gol de Boateng y, principalmente, a raíz de la inferioridad castellonense. El sacrificio del mediapunta que Escribà se vio obligado a realizar dejó a los suyos en una situación límite, entre la espada y la pared. La zaga visitante consiguió llegar al descanso con un 1-0, después de sucesivas ocasiones de los locales que no tuvieron premio, resultado que le daba opciones serias de llevarse algo positivo de su viaje a la isla, y Las Palmas lamentaba no haber reflejado en el electrónico su superioridad numérica y en el juego.

Por fortuna para el espectador neutral, el conjunto de La Plana reaccionó tras el descanso, y la alta presión que ejercían sus hombres más ofensivos les acercó en numerosas ocasiones al gol, pero sin terminar de encontrarlo. El Villarreal parecía incluso haberse ´beneficiado´ de su expulsión, en detrimento de un equipo que se veía frustado una y otra vez por no poder superar las dos férreas líneas de cuatro hombres que cercaban la meta de Andrés. Parecían estar jugando 11 contra 11 gracias al ímprovo esfuerzo físico de los visitantes, que incluso fueron superiores en ciertas partes del embate, pero cuya falta de puntería les lastró tanto o más que a los locales, que finalizaron llevándose el gato al agua. Setién recupera confianza tras su segunda victoria consecutiva en casa mientras que Escribà podrá sentirse orgulloso de los suyos pese a una derrota que al final no fue tan dolorosa como pudo resultar.