La Luna y la Enfermedad
La Luna y la Enfermedad | Google

Un pensamiento habitual entre los médicos es pensar que las noches de luna llena conducen a situaciones relacionadas con la enfermedad y el comportamiento en individuos especialmente sensibles.

En las maternidades se cree que los partos prematuros, los partos de embarazos de riesgo y el volumen de partos es mayor en las noches de luna llena, las más temidas para estar de guardia.

Las explicaciones que se han tratado de dar están en relación con la Luna y sus efectos gravitatorios, la más conocida es la teoría de las mareas.

La Luna afecta al movimiento de los océanos, que constituyen el 70% de la superficie del planeta, si el cuerpo humano está formado por agua en un 70%, las fases de la luna  podrían producir sintomatología, favoreciendo por ejemplo la rotura de la bolsa de líquido amniótico, desencadenando el parto.

Existen estudios médicos, como el llevado a cabo por el Hospital de Cruces de Bilbao en diciembre del año 2003, el cual, tras analizar 79.830 nacimientos a lo largo de 15 años, concluye que la luna llena no aumenta el número de partos ni la prematuridad, influyendo más factores hormonales y fisiológicos que factores culturales.

Respecto a las enfermedades mentales, psicólogos de la Université Laval en Canadá, indicaron que la supuesta teoría de que la luna llena y las otras fases afectan el estado mental de las personas era falsa. Expertos en Psicología estudiaron durante tres años, 2005 al 2008, a más de 770 pacientes que visitaron los hospitales Sacré-Cour en Montreal, y el Hotel-Dieu de Lévis durante cada uno de los ciclos Lunares. Se analizaron los pacientes con síntomas de dolor en el pecho sin causa médica determinando que la mayoría sufría ataques de pánico, trastornos de ansiedad y conductas suicidas, no pudiéndose establecer un vínculo con las fases Lunares, contradiciendo la creencia popular de que la luna llena causa comportamientos extraños en las personas.

La conducta va a depender en parte de las creencias, si se cree que hay algo mágico en la Luna y que su hechizo puede influir, existirá una alteración de la conducta o una somatización de la enfermedad.

La mentalidad popular, desde el Neolítico y las poblaciones prerromanas, dota a la Luna de un gran poder mágico, sobre la fertilidad y el ciclo menstrual, ciertas enfermedades e incluso la muerte.

Determinados calendarios agrícolas siguen los ciclos lunares y también se le atribuye un poder astrológico sobre la importancia de nacer en una determinada fase y el futuro.

Se conoce como alunamiento al influjo maléfico de la Luna sobre la persona que “es cogida por ella”. Los síntomas coinciden con el mal de ojo, malestar general, sin causa desencadenante, trastornos digestivos, erupciones cutáneas, tristeza, el individuo pasa entonces a estar alunado, en la Luna o como en la tradición medieval, a ser un lunático.

Como refieren el Dr. Antonio Castillo de Lucas (1958) e Ingrid Kuschick (1995) para diagnosticarlo se recurre al especialista tradicional (habitualmente una mujer) sobre todo en el ámbito rural.

El mal se elimina a través del conjuro y la protección con amuletos. El conjuro lo lleva a cabo el terapeuta o curandero dirigiéndose a la Luna con respeto, incluye invocaciones a los santos, la Virgen y Jesucristo, oraciones cristianas y también un sincretismo arcaico de tradiciones paganas.

Hoy día, en el siglo XXI en nuestro país todas estas creencias tienen un importante arraigo, formando parte de nuestra realidad cotidiana y tradición. El hombre continuará mirando a la Luna con respeto, temiendo, por mucha ciencia que se desarrolle, captar su atención.

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