La braza mundial se divide en tres parcelas: la que pertenece a Ruta Meilutyte, la que es propiedad de Yuliya Efimova y la que ambas tienen a medias. La primera domina los 100m braza, la segunda los 200, y los 50 son terreno de nadie, el campo de batalla más igualado de las tres pruebas.

Los mensajes de ida y vuelta entre ambas vuelan, y nunca mejor dicho, ya que toman forma de récords del mundo y victorias en campeonatos de primer nivel. Si Ruta tiene el de los 100m y lo rebaja cada vez más, Yuliya no quiere ser menos y no deja pasar una oportunidad para proninarle un buen hachazo al de los 200, como el que ha dado en la final del Europeo de piscina corta, en el que lo ha dejado en 2:14.39, una marca inalcanzable incluso para su mayor rival en esa distancia, la danesa Rikke Moller Pedersen.

Partiendo desde atrás, como es habitual en la chica del gorro rosa chicle, Efimova recuperó distancia progresivamente y sin apenas sufrir -a tenor de lo desahogado de sus brazadas-, sobrepasando de forma relativamente fácil a Pedersen, que tuvo que ver como en la finalización le arrebataban la gloria de dar un oro a la afición local.

En esta final se produjo una buena noticia para la natación española de la mano de Jessica Vall, que disputó su primera final del Campeonato. Cumplió con creces con la expectativas, finalizando en una buena sexta posición y logrando su mejor marca personal (2:23.21). Con este tiempo se aproxima a los 2:20.57 en los que está cifrado el récord de España de Marina García.

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Sobre el autor
Edu Álvarez
Periodismo especialista en natación. Actualmente escribo para Vavel y para beticismo.net