El pasado domingo Leo Komarov anunciaba vía Twitter que dejaba la disciplina de la organización de los New York Islanders y con ello la NHL para continuar su carrera profesional en el SKA San Petersburgo de la KHL. El ala derecho de 34 años había sido cortado por los New York Islanders el pasado mes de octubre, pero no fue reclamado por ningún otro equipo de la liga, pero no llegó a incorporarse al que debería haber sido su destino, los Bridgeport Islanders de la AHL, equipo filial de los de Long Island.
Y es que el cupo de jugadores veteranos que podían inscribir en la plantilla los de Connecticut ya estaba completo, así que en estas semanas se veía a Komarov patinar por su cuenta en las instalaciones de entrenamiento de los Islanders. Pero ese periodo de ostracismo ha finalizado la KHL es su nuevo destino profesional.
Todo un personaje
Puede que Komarov no sea un jugador que en la NHL haya destacado por su anotación, (63 goles y 107 asistencias en 491 partidos) pero en lo que si ha dejado huella ha sido con su capacidad de sacar de quicio a las estrellas de los equipos rivales en el hielo y de aglutinar al equipo en el vestuario, unos valores que si bien no aparecen en forma de estadísticas y números al hacer resumen del historial de un jugador, si que cuentan a la hora de construir una plantilla por parte de un gerente general.
Y es que estas mismas cualidades son las que hicieron que Lou Lamoriello lo convirtiera en un isleño, y que a pesar de cortarlo y desplazarlo de la plantilla principal, con el jugador en el aeropuerto esperando su vuelo hacia Europa, lo llamara por teléfono pidiéndole que reconsiderara su decisión.
Así que no es de extrañar el comunicado de despedida de “Uncle Leo”, que destila respeto y cariño no solo hacia sus compañeros si no “un agradecimiento muy especial para Lou”, algo que no se espera de un jugador hacia la persona que le ha apartado del equipo en condiciones normales.
SKA San Petersburgo, un nuevo destino
Komarov renuncia a seguir en la NHL y al dinero que restaba de su cuarto y último año de contrato para recalar en uno de los gigantes de la KHL, el SKA San Petersburgo. El equipo ruso hizo pública su incorporación de manera inmediata tras conocerse su salida de los Islanders.