Después de un largo parón veraniego, es el turno del Gran Premio de Bélgica en el histórico circuito de Spa-Francorchamps famoso por sus curvas míticas como Eau Rouge, Radillon, Blanchimont… Además, este finde tenía pinta de ser espectacular debido a la previsión de lluvia para todo el fin de semana.
Antes de la carrera, hubo la primera sorpresa con el accidente de Sergio Pérez en las curvas ‘Les Combes’. Afortunadamente, fue un golpe muy flojo, lo malo fue que rompió la suspensión delantera, impidiéndole disputar el Gran Premio.
Debido a las condiciones meteorológicas adversas, la salida fue retrasada hasta media hora. Una vez salieron, la vuelta de formación arrancó detrás del coche de seguridad. Tras un par de vueltas de formación, dirección de carrera optó por sacar la bandera roja y suspender la carrera debido a la falta de visibilidad. Una vez se sacó la bandera roja, hubo varios momentos de incertidumbre (y de comedia). El primer momento de incertidumbre vino cuando a Red Bull le dio tiempo a arreglar el coche de Pérez, pero no estaba claro si podía competir porque nadie sabía si la carrera había empezado o no.
Otro momento de incertidumbre llegó cuando a las cuatro de la tarde se puso en marcha el cronómetro que dicta la duración máxima de una carrera (dos horas) se puso en marcha. Pero una hora mas tarde, se detuvo en una hora.
El momento más cómico llegó cuando salió un mensaje que decía que a las cinco menos cuarto se daría una actualización del tiempo. Fue un momento cómico porque cuando llegó la hora indicada, la actualización se pospuso cuatro veces hasta que decidieron que se reanudaría la carrera.
Cuando se reanudó la carrera, se puso en marcha la cuenta atrás de una hora y dieron tan solo dos vueltas detrás del coche de seguridad para cubrir la distancia mínima para repartir puntos. Finalmente, se terminó la cuenta atrás de una hora y la carrera no se reanudó.
Para finalizar, señalar que decisión la FIA de no reanudar la carrera fue la más correcta, ya que todos los pilotos estaban de acuerdo en que no se podía correr. La polémica reside en el reparto de puntos tras haber dado un par de vueltas detrás del coche de seguridad y declarar válida la carrera.