Llego el momento de la final de la antigua Copa Davis, el partido entre el francés Jeremy Chardy y el croata Borna Coric, abría en la arcilla de Pierre Mauroy de Lille la serie.
Chardy fue elegido por Yannick Noah (Capitan de Francia) para jugar el primer punto a cuentas de Lucas Pouille, una apuesta que no le salió bien al líder del equipo francés, ya que Coric lo desbordó por completo, consiguiendo con extrema comodidad el primer punto de la serie.
Coric se aprovechó de las facilidades que le brindó el jugador galo, quien no estuvo a la altura de la circunstancias, no le funcionó el servicio y su revés fue constantemente presionado por su rival.
El primer juego del partido, ya marcó tendencia, porque Coric aprovechó una doble falta del francés, para empezar a generar presión sobre el servicio de Jeremy. Por ello tras dos puntos de quiebre salvados por el jugador galo, fue en el tercero donde con un revés cruzado el croata logró romper el saque de su rival.
La administración de Coric luego estuvo a la altura de las circunstancias, Borna armó el parcial en base a sus necesidades, apoyado por otro desastroso juego de saque de Chardy quien con dos dobles faltas, le entregó nuevamente el saque a su rival. Gracias a ello el croata solo tuvo que ganar sus juegos de saque para quedarse con la primera manga.
La segunda manga fue más trabajada, estuvo más metido en el partido e intento jugarle de igual a igual a Coric, pero su servicio seguía sin funcionar, era una copa de cristal que ante el primer movimiento podía romperse. Y fue así que el croata luego de tener posibilidades de quiebre en el tercer y en el séptimo juego, logró quebrar en el undécimo para posteriormente cerrar con su servicio.
Chardy tras perder el segundo parcial, psicológicamente se desplomó, y eso lo aprovechó a la perfección Coric, quien quebró rápidamente en el tercer juego para luego con solo sostener su servicio, quedarse con el set y el partido.
Mala la elección de Noah de mandar a la cancha en el primer juego a Chardy. Al jugador galo le faltó personalidad, algo que aprovechó el croata a la perfección, manteniendo su intensidad y desbordándolo por todos lados durante el transcurso del partido.