Alexander Zverev debutó con victoria en el segundo Grand Slam del año, Roland Garros. Lo que no quita que haya tenido que batirse el cobre para no protagonizar su enésima decepción en un torneo de estas características, puesto que se ha visto obligado a llegar al quinto set ante el australiano John Millman, número 56 del ranking ATP y que ya el año pasado logró derrotar al suizo Roger Federer en la cuarta ronda del US Open. Hoy tuvo también muy cerca dar otra campanada en un cuadro masculino de Grand Slam pero al final cedió ante el alemán por 7-6(4) 6-2 3-6 6-7(5) y 6-3 en más de cuatro horas de un partido que sirvió para inaugurar la tercera jornada del torneo parisino en su pista central.


Pese a sus 73 errores no forzados y su pobre 37% en puntos ganados con segundo servicio, Zverev consiguió la victoria


Único momento de superioridad con 4-1

El contundente 4-1 de salida parecía anticipar un duelo cómodo para el quinto cabeza de serie del cuadro, pero nada más lejos de la realidad. Esos cinco juegos iniciales supusieron el único momento de plena superioridad por parte de Zverev en el día de hoy. A partir de ahí, el alemán volvió a dejar patente la notable apatía que reina en estos momentos en su juego, muy débil especialmente por el lado de la derecha. Millman, el típico jugador que no sobresale en nada pero que sí que tiene un notable en todo, comenzó a cargar el juego por el inestable drive del germano, que casi siempre llegaba tarde cuando se veía obligado a defenderse por ese lado de la pista.

Tampoco ayudaba su excesivo conservadurismo. Y es que Alexander Zverev sigue siendo un jugador que se encuentra más cómodo al contragolpe que llevando él mismo la iniciativa. Lo único que le funcionaba a medias era su primer servicio, puesto que con una doble falta, cometería más tarde varias más en momentos clave, permitió a Millman recuperar el terreno en el primer set (5-5). Un set que, no obstante, terminaría en su poder en el desempate por 7-4 y tras 68 minutos de juego. 

Tras una extenuante primera manga en la que se batalló al máximo por cada punto, la lógica indicaba que se produciría un pequeño bajón de alguno o de los dos contendientes, principalmente de Millman, que al ser el jugador con peor ranking, podía acusar más el haber perdido ese primer set. Pero el australiano continúo con máxima intensidad en sus piernas, al contrario que Zverev, que iba y venía. Aún así, al alemán le dio para llevarse también el segundo parcial por 6-3, tras verse por detrás con 2-1 y 3-2, respectivamente. El marcador podía mostrar un 2-0 favorable a Zverev, pero las sensaciones sobre la pista nada tenían que ver con eso. 

Millman fuerza el quinto pero Zverev tira de oficio para imponerse

Ni con esos dos sets de ventaja, el alemán lograba quitarse la ansiedad y los nervios de encima. Llevaba todo el encuentro jugando con fuego y, a partir de mediados del tercer parcial, comenzó a quemarse. Millman seguía luchando y, tras más de dos horas y media, encontró premio a su perseverancia. El australiano aprovechó una nueva doble falta de su rival para adelantarse por 4-2 en el tercer set, una ventaja que incrementaría dos juegos más tarde para poner el 6-2 y alargar el choque de forma merecida un set más. 

Zverev pareció salir con otra cara al comienzo de la cuarta manga, en la que se adelantó por 2-0. Sin embargo, y a tenor de lo visto en los anteriores parciales, estaba claro que un sólo 'break' no iba a ser suficiente. Millman se mantuvo a esa mínima distancia, consciente de que, tarde o temprano, los nervios volverían a aparecer en la cabeza de Zverev. Y así fue. El alemán cedía en blanco su servicio en el octavo juego (4-4) e incluso tuvo que salvar una bola de set en el décimo. Conforme se acercaba un nuevo 'tie-break', se iba intuyendo el desenlace final del set, que no fue otro que el triunfo de Millman en el desempate.

La sangría con el segundo servicio continuaba para Zverev, que intentó una remontada infructuosa tras ir 5-1 abajo en el primer cambio de lado. El alemán logró acercarse hasta el 6-5, momento en el que su revés cortado se quedó en la red, obligándolo a un esfuerzo extra en el definitivo quinto set. Como era de esperar, la frustración que llevaba consigo el teutón la pagó con su raqueta, la cual hizo añicos tras irse a la silla. 

Trabajado doblegado en el set decisivo

Tras más de tres horas y media, llegaba un nuevo momento clave en la carrera de Alexander Zverev, obligado a dejar atrás sus fantasmas para no despedirse otra vez por la puerta de atrás de un Grand Slam. Y la verdad es que, sin tampoco bordar el tenis, pero, por lo menos, con una actitud más decidida, el alemán se puso el mono de trabajo para terminar doblegando por 6-3 a Millman en el set decisivo.

Ya dijimos antes que el de Brisbane era todo pundonor pero que no disponía de un golpe definitivo que lo ayudara a ganar puntos de forma más directa. Eso fue lo que acabó inclinando la balanza hacia el lado de Zverev, que se agarró a la pista para conseguir el 'break' salvador en el octavo juego y cerrar en blanco el partido tras cuatro horas y ocho minutos de duración. 

Está por ver si esta manera tan agónica de ganar surte efecto más adelante. Hay que recordar que el año pasado, Zverev se plantó en cuartos de final tras tres remontadas consecutivas cinco sets. Lógicamente, tanto desgaste acabó por pasar factura en su posterior duelo ante Dominic Thiem, que le venció de forma clara. Su gesto tras evitar la debacle en el día de hoy no fue, ni mucho menos, de alegría.

Más bien de alivio, consciente de que acababa de pasar una dura prueba pero también de que no tiene nada que hacer en el torneo si no mejora de forma ostensible su nivel en rondas futuras. Su rival en la segunda ronda será el 'qualy' sueco Mikael Ymer, de sólo 20 años y que ocupa el puesto 148 del ránking ATP